¡QUÉ GRANDE ERES, POEMA!

Y Otras Dedicatorias

© Abdul Alhazred

 



¡QUÉ GRANDE ERES, POEMA!

A Joseph Curwen

Apenas unas líneas,
(delgadez extrema) [1]
unas sugerencias evocadoras,
un ramillete sustantival
al aroma de adnominales
en disfusión
salpimentado al gusto.
Te apropias de los corazones
sensibles
y les transportas, con sutilezas oníricas,
a cada apetencia. [2]
Eres semilla escueta en tierra fértil,
poliédrico,
cual diamante de voces infinitas
y tonos aterciopelados,
o estridentes; [3]
apenas nada,
un simple resquicio de aire innovador
para el envenenamiento de la cotidianidad,
una ensoñación,
una quimera,
un saltimbanquis.
¡Qué grande eres, poema! [4]

 

POEMA DEL ÉXTASIS Op 54
(Alexander Scriabin)
[5]

A Lady Margaret Trevor

El concertino hace por dibujar
la desnuda silueta de la modelo.
Los violines primeros ponen acento en los trazos
mientras los tules se mecen a los sones
de la luz del encuadre.
Se suman los violines segundos; luego los chelos
matizando la gama de sombras.
El piccolo da una pincelada suelta,
un leve y estridente roce agudo
que es seguido por las flautas.
La figura ya es nítida, plenamente armónica
cuando se suma la madera:
clarinetes, fagot, y
una leve tonalidad percusionista.
Los platillos vibrantes preceden a las trompas
como primer trazo metálico
al que de inmediato se agregan
los contrabajos. El arpa picotea
cromatismos sutiles; mientras
la percusión impone su presencia rotunda.
Trompetas y trombones establecen gravedad tonal
y el colorido es toda una explosión de júbilo,
al filo del estruendo.
La paleta se agita en escorzos cálidos,
frenéticos de excitación al límite
de un extremo al otro del lienzo,
cuando de repente, como en un abandono
que antecede al éxtasis, se inunda de quietud
y cae la noche.
Sobrecogidos por el ensordecimiento
se han desvanecido los pigmentos
en una muerte súbita.
Al borde de la asfixia, cabalgando en un suspiro,
irrumpe atronador todo el espectro
y estampa la firma en un do mayor.

Incluído en el H.P. Lady's Club

 

ESTA LUZ SORDA

Al Dr. Henry Armitage

Esta luz sorda y opaca que me ciega
ha sembrado de noche mi alborada,
de tules pardos y espera aciaga
la noble ilusión que el despertar me niega.

Una sombra de dudas me desvela
mi inquieto porvenir hacia el mañana:
rompe con sutil saña el duermevela
del miedo que me aferra a la desgana.

¿Por qué vivo en penumbra y desvarío
maniatado y perdida la cordura,
abandonado en alma y cuerpo umbrío?

¿Por qué es dulce para mí la mixtura
de este ácido amargor de tono frío
que me ata para siempre ya sin cura?

 

EL MURMULLO DEL MAR

Al Barón Dogon

En el silencio madrugador del alba,
el murmullo del mar
me acerca el eco de latidos lejanos
que evocan los lazos adquiridos.

Tengo el corazón al sur,
al sur del sur,
y en la boca la melodía
de las peticiones del oyente
ocupando lugar preeminente
en la lista de la compra.

El viento se ha echado en la penumbra.
Las gaviotas pasean la playa desnuda.
Casi todo duerme. Casi todos duermen.
La campana de la torre repiquetea:

Dogón, Dogón, Dogón...

Es hora de tomar apuntes
y hacer una instantánea
para fijar el acontecimiento.

NACÍ CON DEMORA

Al Dr. Henry Armitage

Nací con demora, en los apéndices de la tercera década,
(mediante fórceps)
cuando la gravedad de la manzana invirtió su trayectoria
y clavó en mi diana un dardo poético
que incendió el velamen de mi arboladura.
Abrasado de inauguración,
comencé a deletrear vómitos líricos
al tiempo que apagaba la sed de mis secanos;
trabé amistad con los dioses de los vocablos
y mi arma se cargó de futuro, mas perdí la tutela
y la derrota me alejó de la estela del norte,
hasta vararme en el desierto agónico de la bonanza.
Ahora he retomado, de la misma mano,
el latido vital que hace por renacer de las pavesas
de aquella pira una ilusoria tea incandescente.
Nací con demora; pero, doblado el tiempo,
me afano en tallar palabras con las que agradecerte el mecenazgo
y el temple dado al acero de mi buril.

 


Glosa Enriquense

[1] Los poemas son mensajes breves (de una delgadez extrema), pero que tienen la capacidad de evocar auténticos universos de historias.

[2] Los textos son maleables, son arcilla para moldear y cada uno lo convierte en suyo, lo convierte en historia propia. La poesía señala millones de filtros. Es como un embudo al revés… Va de lo pequeño de la palabra a lo grande del contenido entendido y apropiado por el lector.

[3] Es mensaje breve (escueto) que se pudre como una semilla en la tierra y germina en un árbol, un bosque frondoso, una jungla lujuriante. Es un mensaje precioso (diamante), pero no necesariamente bello (aterciopelado o estridente)

[4] Esta forma de vida humana que es la literatura (o la poesía) nos saca de la vida gris de todos los días (envenena lo cotidiano), nos eleva, nos hace vivir historias ajenas que se convierten en historias muy nuestras.

[5] El creciente y profundo misticismo de Alexander Scriabin le condujo a combinar sonidos, palabras, luces y perfumes, para lograr una síntesis sensorial, un supremo éxtasis, que captara la esencia.




Henry Armitage

 

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Lira H.P. Lovecraft