XXXIV
Sonó mi móvil
y apareció la voz de mi colaborador He totalmente acalorada.
Me pedía que acudiese lo antes posible, había descubierto
el cadáver degollado de su viejo amigo Marchand. Algo horrible
estaba pasando. Le dije que saldría hoy mismo en el primer
avión, pero He me comentó que sería mejor que
viajara en tren. Aunque no me gustan los trenes para los viajes
largos logró convencerme y pregunté horarios de trenes.
Había uno esta misma tarde, así que hice mi maleta
lo más rápido que pude y partí a la Estación
de mi ciudad. Llegaría junto a He a la mañana siguiente,
así que tendría que pasar la noche en el tren. Llamé
a He para que me recogiera en la Estación a las ocho y cuarto
del día siguiente. Me comentó que Joseph Curwen había
llegado ya y se alojaba en su apartamento porque se sentía
perseguido. Yo también me alojaría allí, He
tenía un apartamento muy espacioso y era mejor permanecer
unidos teniendo en cuenta como estaba el patio. Mi viejo compañero
Iranon seguía sin ponerse en contacto conmigo, seguro que
estaría muy ocupado con sus cosas o igual estaba fuera de
España. No sé. Saqué el billete y busqué
mi asiento. Una pareja con un niño, una señora de
avanzada edad, unos estudiantes japoneses y un señor con
rasgos arabescos eran mis compañeros de viaje. Al menos no
estaba sola, menos mal.
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