XXXV
A través de una
ventana del piso de arriba, observo llegar al señor Armitage,
como esperaba, se abstiene de llamar a la puerta y entra por el
sótano. Es hora de actuar, envuelto en bruma desciendo al
sótano, allí encuentro a Henry Armitage soltando a
Don Gonzalo y tratando de reanimarle, consiguiéndolo tras
unos segundos. A la velocidad del rayo subo a la biblioteca y sentándome
en un sillón vuelvo a ser humano, de paso convierto la lóbrega
estancia en una acogedora biblioteca de estilo victoriano con un
hechizo. Tranquilamente alzo la voz para llamar a mis invitados:
- ¡Profesor, señor
Armitage!, suban por favor, estoy esperándoles - oigo como
suben la escalera y les veo entrar un poco asustados, - bienvenidos,
pónganse cómodos, ¿Quieren beber algo?... ya
veo que no -, me sirvo un brandy y los observo detenidamente, -
bien Henry, ¿puedo llamarle así verdad?, tiene algo
que es mío y su amigo esta con usted, sea un caballero y
cumpla su parte del trato, entrégueme por las buenas la reliquia
de Al-Cuhuir y podrán irse en paz, no pretendo hacerles ningún
daño. Estoy al tanto de que el profesor sabe cuanto interés
tengo en conseguir esa reliquia que usted guarda, es vital para
mi y mis antecesores recuperarla, no desearía tener que actuar
de forma mas persuasiva, no dude en que no vacilaré ni un
ápice si me obliga a quitarle a Al-Cuhuir por la fuerza,
usted elige.
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