XLIV
Joseph Curwen a cuya alma
me había fusionado, habló con Don Gonzalo y Henry
Armitage un rato, escuchaba la conversación como si hablaran
en voz baja:
- Fue una suerte que me
avisaras, Henry, cualquiera sabe lo que habría ocurrido si
ese ser del averno hubiera conseguido lo que se proponía,
afortunadamente llegué a tiempo. Veo que Don Gonzalo se ha
recuperado bastante como para salir de aquí, será
mejor que no apresuremos, no me fío de que todo haya acabado,
además esta casa me da mal fario. Será mejor que llevemos
a Gonzalo a su casa, allí estará mas seguro, les acompañaré
hasta allí y luego les dejaré, tengo una cita con
Lavinia Whateley y Mr He. Supongo que les conoce, parece ser que
un amigo del señor He llamado Marchand ha muerto en oscuras
circunstancias y me da la impresión de que tiene que ver
con el horror que acabamos de presenciar, ya le contaré con
más tiempo.
Ayudando al profesor, los
tres amigos salen del caserón y van a su casa, más
tarde Curwen coge el autobús que le lleva a Brattleboro,
allí se reúne con Hee Hoo y después con Lavinia
para enterrar el cadáver de Marchand, cuando lo veo me asombro
sonriéndome, ¡Excelente trabajo hermano Niath, ni yo
lo habría hecho mejor!
|