No
sabía si contestarle o no, pero presentía que podía
necesitar ayuda o al menos mi apoyo.
¿Sí? Hola ¿Bien
y tú? En un taxi, no puedo hablar mucho. Tú dirás.
¿¿¿A El Cairo???
¿Tú estás loco colega? ¡Estoy agotando
mis vacaciones en este embrollo en que me has metido! En verano
me veo aquí pasando calor.
¿¿¿Qué???
¿¿¿Mañana??? ¿¿¿Joseph
Curwen??? ¿¿¿Iranon??? ¿¿¿Marchand???
He ese nombre me escalofrío y ya sabes a qué me refiero.
No puedo hablar más claro. Te repito que voy en un taxi hacia
casa de mi madrina, es su cumpleaños. ¡El mío
no! ¡el suyo! Sí, el de mi madrina. ¡¡¡Sííí!!!
la que me puso Lavinia, esa misma.
No sé, He, este asunto me está
inquietando mucho. No duermo por las noches sin la ayuda de píldoras
de esas de abuela. ¡¡¡Nooo!!! ¡¡¡de
mi abuela no!!! Ella duerme perfectamente. Píldoras de abuela,
¡¡¡de esas para dormiiiirrrrr!!! ¡Que no
te enteras, hijo!.
¿La cobertura? ¿A ver?
La tengo a medias, ¿Y la tuya? ¿Qué va a ser?
Tu cobertura. Mira, He, yo no estoy para bromitas. Este asunto me
preocupa mucho, mucho.
¡¡¡Heeee!!! ¿¿¿Estás
ahí???
Vaya, ahora se corta, lo que faltaba.
Voy a ponerle un mensajito. Lla-ma-me-es-ta-no-che.
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