LXX
El
avión va a aterrizar, cuando sucede algo inesperado; unos
individuos vestidos de milicos aparecen vociferando palabras que
no llego a captar claramente, salvo una: Djihad. Ocurre luego,
en medio del tumulto, un corto altercado tras lo cual los individuos
desaparecen así: ¡Pluf!. Comprendo entonces
que Kryshul y sus secuaces volvieron a hacer de las suyas. Pero
confieso que por una vez, estoy contento que se trate de él
y no de otros, ya que cuando oí Djihad imaginé
mi avión estrellándose contra la embajada americana
del Cairo o contra la gran pirámide de Kheops... Pasada la
conmoción general, veo que la gente se amontana alrededor
de alguien que está inmóvil. Me acerco y veo que es
Curwen... quisiera asistir a mi amigo, pero es mejor que nadie sepa
que nos conocemos. Afortunadamente un equipo de primeros auxilios
ya se está ocupando de él, así que la conciencia
tranquila, lo dejo en buenas manos. Apenas aterriza el avión,
la policía llega y empieza a interrogar a todo el mundo.
He de zafarme de los interrogatorios, así que saco del bolsillo
de mi chaqueta un falso pasaporte diplomático británico.
Apenas dos minutos después, estoy llamando a un taxi a la
salida del aeropuerto. Cojo entonces mi celular para llamar a Iranon
e informarle sobre lo que sé ahora del Pozo de las Amarguras.
Sin duda, halló ya una ingeniosa artimaña para escapar
a los interrogatorios de la policía y estoy ansioso por saber
cuál.
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