Diálogos Líricos

© Albert N. Wilmarth


«Cadáver esquisito»
© António Domingues, António Pedro, Fernando Azevedo, João Moniz Pereira y Vespeira, 1948.

 

Era una noche fría
Como tanta otras
En la que la lluvia caía.

Tras árboles y maleza
El viento azotaba con fuerza,
Ahuyaba como un lobo
Proclamando su presa.

El frío, tan gélido
Parecía que quemaba
Sacado de los mismo
Fuegos del averno.

Sí, fue una noche fría
Quizás la mas fría de
Toda la historia donde
La noche a la oscuridad sucumbía.

Pero tras la maleza
El fragor de la batalla se oía
Tras aquel pequeño velo de oscuridad
Que envolvía aquella noche de pesadilla.

No había tregua ni paz en el interio del bosque
Donde la oscuridad escondía algo tras el amanecer,
Después de que la luz se fuera una vez más
Él saldría para comenzar a buscar.

Día tra día salía buscar algo en el mundo imperfecto.
Con piel pálida y paso vacilante, como no muerto andante;
Deambulando bajo la fría noche quería encontrar
Su alma perdida hace años bajo la oscuridad.

 

Diálogos Líricos

 

La pasajera oscura

Y la llamaron oscuridad
Creyendo que todo iba pasar.

Y la llamaron felicidad
Creyendo que no existiría jamás.

Y dieron perdón.
Al pecador por pecar.

La llama, pasado el tiempo
Se encendió en la oscuridad
Dejando vislumbrar
La inmundicia sin final.

Y La llamaron salvación
Para no sucumbir a la
Soledad de la desesperación.

Y le llamaron dios
Para poder nombrar su nombre
Y pedir perdón.

Y la llamaron muerte, la pasajera.
Que cabizbaja y con paso seguro
Deambula tras la calles en una
Noche eterna sin luz ni salvación,
Tan solo, soledad eterna.

La Pasajera oscura

 


 

Comentarios a esta Colaboración

Lira H.P. Lovecraft