H.P. Lovecraft, Relatos de horror. Ediciones Libertador. Buenos Aires, 2004, pp.11-12.
© DOGON [*]
Testigos del abismoLa mayoría de los textos de H. P. Lovecraft - narrador norteamericano nacido en 1890 en Providence, cuya obra es objeto de un culto incesante - cifra el impacto de horror en la utilización de la primera persona narrativa. Los cuentos, urdidos a partir de la propia voz de la víctima, adquieren un rasgo de pánico indeleble que parece estar tiñendo de sangre cada palabra.
Borrada la distancia entre el narrador y el héroe, toda experiencia macabra se vuelve más nítida, y los balbuceos desesperados del protagonista concitan balbuceos de pánico en el lector. No obstante, existe otra perspectiva narrativa elegida por Lovecraft: fábulas que el narrador ha oído y repite, haciéndolas circular como leyendas. En estos textos, la primacía del sentimiento pavoroso es sustituida por una extraña placidez: el halo legendario estimula el anhelo de fantasías y lo sacia con un relato de donde incluso puede inferirse una moraleja.
En "La llamada de Cthulhu" el narrador hereda de su tío abuelo, no sólo sus bienes sino un laberinto de papeles que lo llevará a la investigación más riesgosa de su vida y al conocimiento de un culto escalofriante. Su curiosidad es la que lo lleva a vislumbrar ese abismo, en cuya comprobación lo había precedido su tío. En "Herbert West, reanimador", el narrador entra en contacto con un compañero universitario que tiene - a la manera de Victor Frankestein - la voluntad de devolverle la vida a los muertos. Es testigo y respaldo del afán de su amigo, pero es presumible que, por no ser la mano ejecutora, llega a salvarse.
"Lo innombrable" presenta un narrador que no sólo es víctima de una verdad intolerable, sino que quiere horadar la incredulidad de su amigo, haciéndole partícipe de su ignoto terror. En "El horror secreto" el narrador realiza una investigación frenética, en la que sus compañeros van siendo aniquilados y únicamente él sobrevive. De acuerdo con cada nueva manifestación de esa instancia macabra inexplicable, el narrador siente agigantar su pánico, las preguntas se multiplican y la tensión alcanza un punto supremo. Desde una perspectiva distante, el narrador de "Los otros dioses" refiere una leyenda que clarifica un eclipse prodigioso y alerta sobre el peligro de desafiar a los dioses. En "El color que cayó del espacio", el narrador cuenta una historia que le fue referida, y de la que, sin embargo, uno siente que extrañamente partícipe.
De este modo, los narradores de Lovecraft oscilan entre el propio pánico padecido y el sosegado desarrollo de una leyenda. Si bien en el conjunto de su obra son más abundantes los protagonistas del frenesí y el horror, las fábulas legendarias experimentadas por otros delatan la inclinación de Lovecraft a todas las instancias de lo antiguo: las viejas maldiciones que resucitan y la pátina deliciosa de célebres personajes remotos.
[*] © 2004, Jorge R. Ogdon (a) Dogon. Queda hecho el depósito que marca la Ley N° 11.723 de Registro de la Propiedad Intelectual de la República Argentina. Es propiedad. Derechos reservados. N.B.: Los derechos de los textos transcriptos y de las ilustraciones de tapa reproducidos en esta nota pertenecen a sus respectivos autores, y se presentan únicamente como material didáctico y de estudio para los visitantes ocasionales de Nueva Logia del Tentáculo.
© 2004