En
el Amor la esperanza y la ilusión envuelven de blanca seda
a la emoción y en el Desamor la desesperanza y la desilusión
la envuelven de negro lienzo.
Nos
habla de corazones que vuelan lejos, que abandonan el paraíso
donde la esperanza se remansa en una laguna de ilusiones y enigmas.
Y de corazones que disconformes siguen raudos el vuelo de los que
abandonan ese cielo de anhelos y quimeras. Vuelo inalcanzable, aleteo
incomprensible a la lógica más razonada y analizada
por una psique encapotada por nubes de seca tormenta.
El
edén queda destruído tras alzar el vuelo ese corazón
que ha decidido su abandono por conquistar nuevas glorias que, aunque
desconocidas, ofrecen la incertidumbre que refleja lo inédito,
lo vírgen. El corazón no quiere mirar aquello que
deja y con sus alas de transparente terciopelo oculta sus iris de
sangre y lágrimas.
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