Laude, a la Primavera,
al insigne dios del Caos
en cuyas fauces las angustias inmolo,
(alumbrado de els cresols)
al socaire de ritos ancestrales,
de fuego purificador
como el largo brazo de la desesperanza
o el desangelado pretérito imperfecto.

Laude, ojos daltónicos,
Reina del Charco de la impudicia
que bailas los eléctricos acordes
del melómano Anscarius.

Laude, Pez de paz,
pan plausible de la palabra Curweniana
que pasa y sopesa los pasos impávidos
del sereno Moisés Llanferino,
desde la trinchera líquida
de tu Albufera.

Laude, Momia Dotada,
que apadrinaste al Vampiro Galo
sin formularle ni un Hee, ni un Hoo,
con la certeza épica de un Caballero
en las arenas bulliciosas
de tu campo en barbecho.

Laude, Pink animal,
hermanastro Ludwiniano
de la Bruja de la Perfidia,
(lagarto, lagarto)
en concatenada rima átona
con el príncipe Prinn.

Laude, Amarillo Extremo,
Señor del Yelmo Frío
y del páramo helado
hasta los hermanos Huesos de la médula.

Laude, Esquelético Armitage,
insigne tirano del rigor lingüístico,
Sultan de Azathoth.
El Llibret de la Falla
augura tu crepitación inminente
y tu renascencia.

Laude, Abrazo Azulverdoso,
incendio fémino y lúdico
de brazos que abrasan.
¡Incinérame en el alimón del encuentro,
en la luminaria flamígera
de la Nit del Foc!