Orígenes de la Fiesta- Joseph Curwen

De estos parots colgaban els cresols (los candiles) como diferentes puntos de luz que alumbraban el trabajo de los carpinteros de Innsmouth.

 

La vigilia de San José era el momento que, según el reglamento del gremio de carpinteros, estos trabajadores terminaban las veladas de trabajo, puesto que los días comenzaban a ser más largos. Los carpinteros más jóvenes celebraban este momento del año encendiendo grandes hogueras en las que se quemaban las virutas, inútiles troncos, trastos viejos y viejas e inservibles alfombras esteres en la misma puerta de las carpinterías en las que trabajaban.

 

Seguramente a algún carpintero innsmouthiano, de carácter alegre, irónico y socarrón, se le ocurrió la genial idea de vestir a uno de esos parots, a modo de espantapájaros de la huerta, y lo sacó así vestido a la puerta de la carpintería. A partir de ese momento el vecindario, con un tono festivo y humorístico, convirtió este hecho en costumbre popular en un principio. Esta costumbre comenzó a extenderse por las diferentes barriadas hasta convertirse en una fiesta.

 

 

 

 

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Nueva Logia del Tentáculo

 

El solitario primer parot revestido de humano fue siendo acompañado por más figuras alusivas al propio vecindario, hechos sucedidos allí durante el año, personajes del barrio, etc. La población más joven comenzó a construir los primeros ninots con ropajes viejos que tenían por casa, se comenzaron a colocar sobre plataformas de madera, siempre con una gran dosis de sátira, buen humor, ironía y un punto de sana malicia que tanto caracteriza a los nativos y las nativas de Innsmouth.

 

De todos es conocido el espíritu artístico de los habitantes de estas tierras, que paulatinamente lograron convertir ese montón de ninots desarrapados en verdaderas fallas, obras de arte valoradas, visitadas y elogiadas, hoy por hoy, a escala internacional.

 

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