La Familia de H.P. Lovecraft en comics
George Kuchar dibuja H.P. Lovecraft (1890-1937), una biografía de la extraña criatura cuyas abominables fantasías continúan aterrorizando al mundo.
Mr. ¡Lovecraft... despierte! Todavía tiene esa pesadillas.
Lovecraft se despierta aterrorizado en una cama del Hospital Memorial de Jane Brown, donde morirá el 15 de marzo de 1937. Este comic intenta explicar el auténtico horror por el que tuvo que pasar el pequeño Howard con sus padres.
Todo me parecía tan real. (Espero que su mano me siga acariciando ... Mamá no lo hacía nunca)
Lovecraft le cuenta a la enfermera del hospital su infancia. Le habla de sus padres: Susan y Winfield. Es una confesión sincera (que posiblemente Lovecraft nunca hizo) que explicaría muchas de las pesadillas que tanto le aterrorizaron desde su niñez.
Mi madre se había casado con un representante de comercio en 1889. Él siempre estaba lejos de casa... Durante uno de sus viajes, los hombres de las batas blancas se lo llevaron...
¡Socorro! Me acusan de haber violado a la camarera del piso de abajo.
Murió loco, cinco años después, a los 44 años.
Una imagen demoníaca señala con el dedo al causante de las enfermedades mentales de la familia.
Estaba maldito, le había destrozado la sífilis
Iremos a vivir con el yayo
Las figuras protectoras empiezan a aparecer en la infancia del pequeño Howard, el primero es su abuelo, que le fomenta su amor por los libros. Años más tarde, sustituyendo a la madre, aparecerán sus tías y Sonia Green, la mujer con la que se casó.
Mi abuelo, Whipple Phillips, tenía una casa maravillosa en Providence... llena de libros.
(Sufre de dolores de cabeza como mamá... Yo espero no tenerlos nunca)
No mire a mi hija... digo, a mi hijo, es tan feo.
Mamá era una mujer extraña y sensible, y empeoraba cada día más.
Susan era una mujer realmente extraña. Exageraba el cuidado hacia su hijo, haciendo de él un niño enfermizo. Siempre quiso tener una hija y, sin un motivo aparente, lo consideraba tan feo que no lo sacaba a la calle para que no le miraran a la cara.
De nuevo aparece la figura diabólica que se burla de las locuras de la madre de Lovecraft y dan una interpretación de los males que acecharon su infancia y que le debieron acosar toda su vida.
Poco tiempo después, los hombres de la bata blanca volvieron a hacer una visita.
Estan en el jardín y han venido a por mí.
La enfermedad de mamá, la muerte del abuelo ... le tocó el turno a mis tías cuidar de mí.
Sé bueno y te haré una taza de chocolate
No quiero chocolate, quiero judías y helado... ¡Tengo dolor de cabeza!
He vivido casi siempre allí, pero la verdadera fuerza de mi cuerpo y de mi alma era mi querida Providence.
Otras Ilustraciones de George Kuchar
Copyright © 2004