Solsticio

Nueva Logia del Tentáculo

Algo en la floresta

 

 


mundo de sombras siniestras, sin esperanza alguna de encontrar una mano amiga a la que asirme con la firmeza de un náufrago.
Mi cuerpo caído por cada rincón de mi ocura alma es la sola extensión sin fín del pensamiento. Desvanecerse, pero nunca morir, en las entrañas hondas de esta pesadilla que es mi mutilada vida.

Estoy solo, inmensamente solo. Siempre he estado solo. La soledad es mi única compañía. La soledad y las sombras que pasean la oscuridad velan mi repugnante existencia. Todo es noche en mi vida. Oscura noche, terrible nocturnidad que persigue y agarra interminablemente mi cuerpo y mi mente. Sí, mi mente es tan negra como mi propia existencia. Soy incapaz de pensar alguna cosa que no esté sumida en la más abominable de las tinieblas, en la más deleznable presencia, en la más aborrecible realidad. A veces me pregunto, ¿realmente soy o estoy así? ¿Cuánto hay de verdad última en los tormentos que me afligen? ¿Hasta dónde es realidad? ¿Dónde, si acaso fuese así, comienza mi encarnadura fantasmagórica? ¿No será, tal vez, la concatenación de un cúmulo de dudas, de incertidumbres sobre mi propio esencia?

Siento y presiento el miedo. Lo huelo, lo palpo, lo saboreo. Mi miedo tiene forma corpórea. Me tiemblan las rodillas, cuando lo veo frente a mí, cuando lo tengo cara a cara. A veces siento sobre mis mejillas un roce húmedo, blando, pegajoso y


Sigue


 

© 2003