Solsticio

Nueva Logia del Tentáculo

Algo en el fuego

 

 

 


¡Sí! ¡Quiero salir de este nebuloso túnel en el que transcurre mi existencia! ¡Quiero abandonar esta pesadilla de muerte que argumenta mi vida! ¡Quiero sentir algo más que nauseabundos aromas que tornan denso el aire que respiro y que permanentes tinieblas que me impiden ver más allá que el reflejo de mi propia sombra! ¡Quiero vivir! No pido tanto. No debe ser tan imposible mi deseo ni tan grande mi demanda. ¡Necesito vivir!

¡Debo huir de este aislamiento absoluto! Por que no hay peor tormento en el mundo que la soledad que lleva al ser a replegarse en sí mismo y que hace del monólogo su única conversación. Este monólogo me ha conducido a desenterrar angustias olvidadas y a revivir viejos miedos reprimidos; pero peor aún, me ha llevado a tomar verdadera consciencia de mi soledad... desde ese día mis miedos se han vuelto fobias y mi universo cotidiano se ha vuelto aborrecible. Por las noches ya no duermo, pues el viento me susurra amenazas y cuando sopla con fuerza, sus ráfagas suenan como carcajadas sarcásticas. Los árboles dudosos que siempre me rodearon son ahora como pútridos guardianes que me acorralan para condenarme ad vita aeternam a esta miserable existencia.

Y, de pronto, abro los ojos y contemplo una inmensa oscuridad, sin matices, sin bultos extraños, sin formas. Y, de pronto, me llena los ojos un fogonazo. Poco a poco se va estrechando

 

Sigue


 

© 2003