y
aparece como un foco de luz en el fondo, el fondo de no sé qué habitación.
Parece una puerta abierta de par en par, de donde sale la luz a raudales y un
frío de cuchillo afilado, que abre la piel. Después de un gran esfuerzo,
traspaso el umbral y mis ojos se vuelven a cegar por fogonazos alternativos de
luz y oscuridad. Y, entre unos y otros, pude contemplar una Caja de Música. La
miro, se deja. El color no es color; es tan sólo una pequeña lámina
de tenue transparencia, su perfil se desdibuja con los últimos fríos
del día. Me aproximo a ella para comenzar con el ritual aciago de lo que
se espera. Imágenes sin nombre, cruzan por mi mente, cuerpos muertos, castigo
del sacrificio, y mi mano se alza firme hasta llegar a posarse sobre la puerta,
reptante la entreabre. La caja de música ha parido mi perdón.
... Escondido tras la puerta. Rodeado por las sombras
de la tenue vela. Observando el paso lento de la comitiva asesina. Lloraba por
todo aquello que podía haber tenido. Nunca debí dejar que la
tentación por su búsqueda me convenciera, pero las ganas por lo
extraño y desconocido pudo con mi voluntad. Una musica lejana... con
sonidos agradables salían de la Caja de Música allí
posada sobre la mesa de la cocina, junto al frutero con "naranjas"pútridas.
La comitiva seguia su inexorable paso por las estancias, buscando al intruso
que osaba mancillar la sede de la vieja Logia Templaria. |