Solsticio

Nueva Logia del Tentáculo

Algo en el paisaje

 

 


Tin... tan... tin... tan... La caja de música sigue acompañando los gritos, los llantos y los pensamientos olvidados.
Tin... tan... tin... tan... ahogan cualquier resquicio de ruido sordo en la lúgubre noche del recuerdo.

La caja de música continúa tocando su música, indeferente y burlona ante la atmósfera de duelo y de endecha reinante. De pronto me viene una extraña sensación de déjà vu ante la escena que se presenta ante mí ahora y el sonido de la caja de música se vuelve desagradable a mis oidos, lo que antes parecía una melodia celestial ahora suena como un crujido mecánico y sin sentido. Me deslizo entre los allí congregados, viendo pero sin ver visto, me acerco a la figura que en medio de la sala reposa, y aventuro un vistazo para tratar de ver si su rostro me es conocido...

Los metálicas y estridentes sones que emergen de la vieja labrada madera que da forma a la Caja de Música, consiguen realmente hacerme caer en el más infecto de los delirios. La infernal melodía se convierte en totalmente repulsiva, y mi cuerpo se estremece en simétricas convulsiones como si formara parte de una de esas notas rítmicas, repetitivas, repicantes, teniendo como finalidad, martitizarme, torturarme, sacrificarme despedazando lo poco que me queda de esperanza. Llego a vislumbrar entre la escasa claroscuridad de cuatro espasmódicos cirios, el petrificado cuerpo inerte de un hombre al que, el fluctuante destello de los pálidos velones, me hace incapaz de reconocer su rostro.

Sigue


 

© 2003-4