De pronto todo gira a mi alrededor
como un remolino de agua verde en un estanque, como un tornado de gris muy oscuro
me envuelve y veo pasar ante mis ojos la danza circular de unas figuras negras
que parecen los bostezos desdentados de la noche, intento mirar a mis espaldas,
pero tengo el cuello agarrotado y solamente consigo escuchar los chasquidos, tintineos,
latigazos y badajeos de la Caja de Música. Bruscamente todo se detiene
y ante mis ojos, tan abiertos que empiezan a rajarse por los extremos, aparece
lo que creí que era la silueta de un hombre, pero resultó ser una
masa gelatinosa de un rojo más intenso que la sangre. Reptaba gritando
un silencio infinito. ... El monstruo
se agitaba de lado a lado, buscando entre las putridas y verdes aguas pantanosas
aquello que alteraba la estabilidad del terror y la negrura del cielo. Una pequeña
luz, como una minúscula estrella se abría paso entre ese horroroso
cielo haciendo un sendero cada vez mas grande de este a oeste hasta posarse, iluminando
con una luz cegadora, frente a un pequeño barracón semiderruido
y mugriento donde el llanto de un nuevo ser acompasaba sus tímidos gemidos
con el lento y suave sonido de la pequeña caja de musica que ellos habian
depositado junto a su ser. Y
me desplomo, como plomo fundido corriendo por el canal del horno, camino a su
destino, camino a fundirme con el blanco metal que en él se funde. No son
olas salinas, ahora. Son grandes momentos que se acercan, que se avecinan como
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