When the Sun Goes Back

 

Escrito por HE-WHO-MUST-NOT-BE-NAMED y basado en la siguiente Nota dejada por H.P. Lovecraft para su posterior desarrollo, que nunca se llevó a cabo.

Una tumba antiquísima en un profundo bosque de Virginia, cerca de donde existió en el siglo XVII una gran casa señorial. La cosa incorrupta e hinchada que se encontró en su interior. (Nota de H. P. LOVECRAFT, en la que se basa este relato)

Lo que sigue es la traducción de un manuscrito que compré por unas monedas en un puesto del mercado londinense de Porto Bello. Aunque el autor no da ni su nombre ni la fecha, pude establecer, en función de datos que el mismo proporciona, que la acción del relato es anterior a la década de 1850, pero posterior al año 1837.

Aunque el contenido puede parecer completamente descabellado, contiene ciertos detalles que dan al manuscrito unos tintes verdaderamente inquietantes. Me refiero con ello a alusiones que hace el autor a ciertos hechos comprobados por la ciencia moderna.

El lector es muy libre de creerme o no. En lo que a mí atañe, tengo la conciencia tranquila, y en mi poder el manuscrito de marras. Al que no quiera dar crédito a mis historia, estoy dispuesto a someter el documento al análisis de un experto. Si éste me da la razón, sus honorarios quedarán a cargo del excéptico.


I. Fugitivos


Todas mis certezas en cuanto a la realidad del mundo en el cual vivimos se han desvanecido tras el descubrimiento que efectué en aquella maldita e inmemorial floresta de Virginia.

Fue en realidad una caza al hombre sin precedentes lo que me condujo desde el norte de Alabama y a través de Tennessee, hasta aquel recóndito lugar. Nada me dejaba suponer entonces que, al término de tal periplo, viviría una experiencia abominable que derrumbaría en un santiamén todas las convicciones y preceptos inculcadas por la educación que mis padres me dieron, basada en el respecto de la moral, la tradición y la fe cristiana, protestante y anglosajona.

Mis padres eran honestos granjeros del condado de Lauderdale, Alabama, cristianos practicantes y conservadores de las tradiciones sudistas. Aunque mi padre me enseñó todas las labores del campo e hizo todo lo posible para que le sucediese en su granja, cuando el momento de retirarse le llegase, preferí la vida errante y me hice cazador de esclavos fugitivos.

Varias fueron las aptitudes personales que hicieron de mí un cazador de esclavos muy solicitado, pero mi comercio comenzó realmente a prosperar a partir de 1831, con la introducción del ferrocarril en los estados del sur. El tren trajo consigo cantidad de agentes del norte cuya misión era enseñar en secreto a los negros a orientarse e instruirles sobre las rutas mas rápidas para alcanzar el norte libre.

Si uno de esos "agentes" ha de ser recordado en la posterioridad, no cabe duda que será aquel carpintero ambulante, que se hacía llamar "Peg Leg Joe" (Joe Pata de Palo) y su famosa canción The Drinking Gourd. La letra de esta canción es en realidad un código secreto que explica cómo llegar a los estados libres del norte a partir del norte de Alabama y de Mississippi, guiándose gracias a la estrella polar (cuyo nombre en clave es The Drinking Gourd) y a ciertas características geográficas.

Según dice la canción, el primer elemento que ha de tomarse como parámetro de orientación es (aparte de la Osa Mayor), el río Tombigbee. Éste recorre el norte de los ya citados estados para luego girar hacia el sur y desembocar en el Golfo de México.

El fugitivo ha de remontar el Tombigbee hasta su fuente. Aquel carpintero se tomó el trabajo de grabar, sobre los árboles que se encuentran a lo largo de la ribera, una serie de símbolos que les sirve de guía suplementario. Una vez allí el viajero se topa con dos colinas; del otro lado de esas colinas ha de encontrar "un gran río" que no es otro más que el Tennessee. Debe pues remontar este gran río siguiendo la dirección del norte (y por ende, de la Estrella Polar, en la constelación de la Osa Mayor), hasta que éste se encuentre con "el pequeño río". Aquellos que conocen los parajes saben sin duda que "el pequeño río" es el Ohio. Aquí el fugitivo llega a la última etapa de su periplo; en el banco norte del Ohio le espera un guía del llamado "ferrocarril subterráneo" que lo conducirá a la libertad. [1] La época más propicia para emprender la travesía es, según la canción, el invierno. Así lo indica su primera estrofa con los versos siguiente:

When the sun goes back
and the first quail calls
Follow the Drinking Gourd
'cause the old man is a-waitin' for
to carry you to freedom
Follow the Drinking Gourd

Yo fui uno de los primeros en descifrar el críptico mensaje de la canción lo cual, durante un tiempo, me dio cierta ventaja sobre mis competidores.

Mi historia comienza en el mes de noviembre de aquel año cuando me dirigía a la granja de mis padres, con el fin de pasar allí el día de Acción de Gracias.[2] Me hallaba con dos compañeros a unos dos días de marcha de mi destino, cuando se presentó en la posada donde parábamos un mensajero que decía venir de la parte de un tal Arthur Sommerset, importante terrateniente de la comarca. El señor Sommerset - según prosiguió el mensajero - me conocía por mi reputación y al enterarse de mi presencia en la ciudad, se precipitó a enviar un emisario para proponerme un negocio muy importante.

Hacía tres años que no veía a mis padres y por nada del mundo quería pasar la Thanks Giving fuera del hogar familiar, así que rehusé la propuesta. El emisario del señor Sommerset siguió insistiendo y, frente a nuestra empecinada negativa, nos anunció el precio que su comanditario estaba dispuesto a pagar.

Mis compañeros y yo quedamos boquiabiertos al oír el pago, que era cuatro veces superior a lo que en general se ofrecía para ese tipo de trabajo. Tras una breve consulta entre los tres nos dispusimos a seguir al mensajero hasta la residencia del Sr. Sommerset. Después de todo, con semejante recompensa podría luego tomar todas las vacaciones que quisiera en casa de mis padres.

La plantación del Sr. Sommerset era realmente impresionante, cubría cientos de hectáreas y la residencia era una opulenta mansión de una planta, edificada en el típico estilo del sur. El propietario nos recibió en la biblioteca de su casa y fue directo al grano sin preliminar alguno. Lo que deseaba, era que fuéramos a por cuatro esclavos que habían fugado hacía ya mas de una semana.

No se trataba de esclavos como los otros, se precipitó a explicarnos. Los otros esclavos de la plantación no le tenían ninguna estima y no se trataban nunca con ellos, pues los acusaban de practicar una magia muy antigua que "no era bueno que ninguna criatura de Dios practicase" y hacían circular acerca de ellos toda clase de comentarios que su propio amo no parecía tomar a la ligera.

Como he dicho ya, mas de una semana había transcurrido desde la fuga de los cuatro individuos, encabezados por un tal Elijah. Ésta había sido precedida un mes antes por la aparición en la comarca de un extraño individuo que vestía siempre con un largo abrigo de cuero marrón, botas altas y un sombrero negro de anchas alas. Una bufanda blanca envolvía la parte inferior de su rostro y su cuello. Sus ojos a penas podían percibirse por causa de su sombrero.

Se había visto a este personaje merodear en torno a las plantaciones del lugar y muchos son los esclavos que afirman haberlo visto dialogar en repetidas ocasiones con los cuatro prófugos.

El hombre de rostro cubierto desapareció de manera repentina y, diez días después, se escaparon Elijah y sus compañeros. Se nos permitió entrevistarnos con los otros esclavos para tratar de obtener algún que otro detalle suplementario, y lo primero que les vino a la memoria fue el hecho que antes de fugarse, habían oído a Elijah y a los otros tres tararear una canción que el individuo misterioso les habría enseñado. Preguntamos entonces si alguno podía recordar esa canción y uno de ellos logró tararear la melodía tal como creía haberla oído. Mis compañeros y yo reconocimos enseguida que se trataba de The Drinking Gourd lo cual nos daba ya una idea del itinerario que seguirían los prófugos.

Dos días mas tarde nos pusimos en marcha y comenzamos a remontar el Tombigbee con instrucciones de no abandonar partida hasta que no los habiéramos capturado o hasta que no fuera certero que habían pasado al norte. Debíamos avanzar lo mas aprisa posible, puesto que llevaban ya diez días de avance sobre nosotros.

Éramos pues cinco hombres a caballo, mis compañeros Lewis Jonson y Dick Webster, dos hombres del Sr. Sommerset llamados George Ripley y Charly Southgate, y yo. Media docenas de perros especialmente entrenados provistos por el Señor Sommerset (quien se comprometió además a pagar todo gasto suplementario) venían a completar nuestro equipo.


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