UPAMARCA
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Cerro Llullaillaco
I
Cerro Llullaillaco: su historia, su geografía y las leyendas que se le asocian
En la provincia de Salta, al noroeste de Argentina, se eleva el cerro Llullaillaco, punto culminante de dicha provincia. Desde su soberbia altura de 6.739 metros SNM, el majestuoso volcán domina el árido paisaje que lo rodea, compuesto de salinas, valles, el desolado altiplano de la Puna y montes cuyas cúspides se elevan humildemente por debajo de la suya. Este volcán parece hoy en día estar completamente dormido, aunque dicen haberse registrado erupciones en el siglo XIX y para ser mas preciso, en 1854, 1868 y 1877. Aunque ello queda por comprobar aún.Aunque nadie sabe con certeza lo que significa exactamente su nombre, existe un par de hipótesis que no carecen de interés. Lo único que puede afirmarse con toda seguridad es que es un nombre quechua, lengua oficial del imperio Inca. Si consultamos un buen diccionario quechua-español (el Historiador Christian Vitry recomienda el Diccionario Quechua de Gonzáles Holguín, 1608), hallaremos dos términos que bien podrían componer el nombre de Llullaillaco: Llulla y Yako o Llaco. El segundo término quiere decir simplemente agua. El primero, en cambio, se puede traducir como mentira, o cosa engañosa. Ambos términos combinados darían pues algo así como Aguada del engaño. Y la verdad es que, aquellos que ya estuvieron allí le dirán que mejor nombre no se le puede dar. En los grandes macizos montañosos, todo monte posee al menos una vertiente de agua permanente. Pues bien, el cerro Llullaillaco es una excepción a la regla ya que no se ha encontrado - y dudo que se encuentre - ninguna vertiente. Hay en cambio ocho lagunas de poca profundidad ubicadas entre los 5.500 y 5.800 metros. ¿Así qué sería aquello la Aguada del engaño? ¿Que el agua se encuentre bajo forma de lagunas y no bajo forma de vertiente, como cabría esperarse? Sí, esta explicación resulta más que satisfactoria.
Existe también otra hipótesis, tal vez menos fundamentada, pero no menos interesante. El nombre de Llullaillaco derivaría del término Llullallaica Umu. Estos vocablos designaban a los hechiceros de sueños, que igualmente podrían traducirse como falsos hechiceros o hechiceros engañosos. Estos hechiceros gustaban practicar sus sortilegios en lugares sagrados como apachetas, manantiales y montañas. Llullaillaco significaría entonces el monte del hechicero de sueños por ser éste uno de sus sitios predilectos para celebrar sus extraños rituales. Como estos magos actuaban sólo en lugares previamente consagrados, el cerro Llullaillaco habría sido entonces una montaña sagrada, y no faltan indicios para probarlo.
Se han hallado diversas ruinas de altares y santuarios a distintas alturas - incluso no lejos de la sima. Se han encontrado rastros de las rutas incas que conducían a dichos sitios. Sobre la ladera del volcán se pueden observar todavía hoy algunas hileras de roca a modo de muro de contención y de nivelación que delimitan un camino de 1,50 a 2 metros de ancho. En algunos sitios, donde el camino era sinuoso, presentaba curvas importantes, subsisten aún estacas de tronco de un metro de alto que servían de postes indicadores para guiar al caminante en caso de fuertes nevadas. Ha podido reconstituirse el trazado de al menos tres de aquellas rutas. Una de ellas venía del este y pasaba por la cercana salina del Llullaillaco. Otra provenía desde Chile vía el paso de Socompa y trepaba la ladera por el costado NNE. El tercero, hallado en fecha reciente, venía por el SO. Sabemos entonces que los incas frecuentaban ya el Llullaillaco y es más, alcanzaron incluso su cúspide. Sé que a muchos les costará creerlo. Para el hombre de hoy resulta inconcebible que haya podido alcanzarse la sima de semejante monte hace más de cuatrocientos años, sin las técnicas y la tecnología del alpinismo moderno. Sin embargo, este hecho quedó más que comprobado tras el sensacional hallazgo de 1999.
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Momia de La doncellaEn marzo de aquel año, una expedición realizada por científicos estadounidenses y argentinos (destaquemos entre ellos a la doctora Ceruti, Doctora en Arqueología de Alta Montaña, única persona en Argentina que posee dicho título) descubrió a escasa distancia de la sima tres niños incas de unos 520 años de antigüedad, cuyos cuerpos habían sido naturalmente momificados por el frío reinante en aquellas alturas (puede bajar hasta - 30° C). Estas son las momias mejor conservadas del mundo. Tras su descubrimiento, las momias recibieron los nombres de La Doncella, joven de unos 15 años, El Niño, varón de 7 años de edad y La Niña del Rayo, de 6 años. Junto a los cuerpos, que habían sido envueltos con finas mantas tejidas con lana de vicuña, se hallaron toda clase de utensilios (idolillos de oro y de plata, vasijas y recipientes cerrados herméticamente que conservaban aún restos de comida, tocados de plumas, textiles varios, cucharas), lo cual prueba que los desdichados infantes fueron sacrificados en el margen de la llamada ceremonia del Capacocha o Capac Hucha. Dichas ceremonias tenían por objeto mantener el orden cósmico y se celebraba en circunstancias tales como la muerte del Inca, catástrofes naturales o en vísperas de la siembra y de la cosecha.
Momia de La Niña del RayoEste ceremonial comenzaba en Cuzco, capital del Tahuantinsuyo [1]. De allí partía una pomposa procesión con los niños que habían sido escogidos para el sacrificio. Las víctimas humanas siempre habían de ser niños, ya que representaban la pureza y, aunque parezca completamente absurdo, para los padres era mucha honra que uno de sus niños fuera escogido para el sacrificio. Universidades de Argentina, Estados Unidos y Reino Unido han realizado diversos estudios sobre el ADN de las tres momias con el objeto de estudiar las patologías de la época. De este modo se espera comprender mejor las patologías de nuestro tiempo y poder hallarles remedio. Los citados estudios genéticos tienen también otro objetivo, que es el de hallar posibles miembros de la familia de aquellos niños que vivan aún hoy. Se han realizado también otros análisis sobre sus cuerpos, que nos permiten hoy conocer las circunstancias en las cuales murieron. Los cabellos contienen una proporción elevada de cocaína, lo cual indica que las víctimas fueron preparadas durante varios meses al sacrificio, haciéndoles masticar hojas de coca e ingerir cantidades importantes de chicha (bebida alcohólica a base de maíz). Mediante la ingestión de dichas substancias, las víctimas se adormecieron y murieron congeladas. A juzgar por el estado de los tres cuerpos, se ha podido establecer que el niño ya estaba muerto cuando el sacrificio fue celebrado. En cuanto a las niñas, aún estarían vivas cuando se las enterró. La manta de lana que cubría a la más joven de las víctimas estaba completamente carbonizada y su rostro presentaba leves quemaduras. Ello indica que debió de recibir un rayo luego de su muerte, cuando se hallaba enterrada ya a un metro de profundidad (de allí el nombre Niña del rayo). Con el sensacional hallazgo de las tres momias quedó confirmado el estatuto sagrado que se le confería ya a este cerro en tiempos remotos. Desde siempre inspiró los mitos y leyendas más diversas y los sigue inspirando aún hoy, en este siglo XXI.
El Llullaillaco no sólo atrae hoy a geólogos, espeleólogos, arqueólogos, alpinistas (o andinistas como se los llama allí) amantes de la naturaleza y del turismo de aventura, sino también a radiestesistas, místicos de la ola New Age, ufólogos, cazadores del Ucumar [2] y buscadores de Tapados [3].
Los individuos pertenecientes a las tres últimas categorías han salido defraudados, al menos hasta hoy en día. De los codiciados tapados no se ha encontrado aún el menor rastro. El Ucumar sigue siendo tan evasivo como siempre y hasta ahora, aquellos que lo buscan han tenido que contentarse con relatos vagos de esporádicos avistamientos. ¡Ni una miserable huella aún! Pero los más desafortunados de todos al día de hoy han sido, en mi opinión, los ufólogos, ya que fueron víctimas de una falsa ilusión. Hace ya varios años (allá por 1995) ciertos diarios de la provincia de Salta anunciaban con grandes titulares el hallazgo de restos de animales extraterrestres en el salar de Arizaro, no lejos del Llullaillaco, poco tiempo después que (según testigos oculares) se estrellase un objeto volador no identificado. Los restos consistían en un trozo de cuero de aspecto totalmente extraño perteneciente a una criatura desconocida y en la cabeza de un chivo de cuatro cuernos. Grandes polémicas siguieron al anuncio de tan sensacional hallazgo, desencadenando una verdadera guerra ideológica entre ufólogos y escépticos. Hasta el día en que el laboratorio al cual se le confió el análisis de dichas reliquias publicó los resultados. El trozo de cuero alienígeno resultó ser simplemente el cuero de un flamenco que el sol y el viento habían resecado y dado vuelta. En cuanto al chivo de cuatro cuernos, se trataba de una mera malformación genética. No han sido defraudados, en cambio, los arqueólogos, exploradores, espeleólogos para quien el majestuoso volcán se ha dignado revelar algunos de sus secretos.
Momia © Harley Warren
Existe en el Llullaillaco una inmensa gruta cuya entrada nadie sabe hoy donde se encuentra, ya que los aluviones y derrubios sucesivos la han obstruido. Los médicos argentinos Salvador Mazza y Miguel Jorg fueron las últimas personas que tuvieron la oportunidad de visitarla en 1932. Según informaron estos doctos aventureros, la caverna presenta una forma ovalada que se abre hacia el noreste, con una longitud de 560 metros. Según ellos se trataría de una vieja sección de la chimenea volcánica del pavoroso cerro. Cuenta el doctor Jorg que cuando apuntó hacia arriba su poderosa linterna, alimentada con 7 robustas baterías voltaicas y con un alcance de 600 metros, se topó con la oscuridad más absoluta. ¡Vaya uno a saber que altura tendría la gigantesca cavidad! ¡Si me dijeran que las difuntas torres gemelas de Manhattan, una encima de otra, cabrían de sobra allí adentro, no lo dudaría ni un instante!
Ya en tiempos de los incas, esta gruta era utilizada como refugio por los pastores que transportaban inmensos rebaños de llamas a través del Collasuyu (provincia del Incanato que abarcaba el noroeste argentino y el norte de Chile). Tan extensa es esta cueva que podía albergar tropeles enteros.
Mucho más tarde, fue utilizada - aunque de manera más bien ocasional- con el mismo propósito por los arrieros que transportaban incontables cabezas de bovino a fines del siglo XIX y principios del XX. Eran aquellos los días de las épicas trashumancias que salían desde el verde valle de Lerma, en la provincia de Salta, para abastecer las inmensas explotaciones de nitrato, en el norte de Chile y a los obreros que construían las líneas ferroviarias de la alta cordillera.
Entrando ya en el siglo XX, los arrieros dejaron de servirse de esta caverna como refugio. Cuando los Sres. Mazza y Jorg la visitaron, su entrada estaba obstruida casi por completo. Apenas encontraron una ranura de unos 60 centímetros de ancho.
La obstrucción natural de la cueva sería pues lo que motivó el abandono de este refugio por parte de los arrieros. Aunque hay quienes dicen que fue otra cosa lo que motivó a los valerosos baqueanos a evitar tan precioso refugio. Entre ellos un anciano que falleció hace muchos años ya y que afirma que aquella cueva estaba habitada por algo más. Para él, no cabe la menor duda que aquel algo más es lo que mantiene alejado a los lugareños de aquel fabuloso sitio.
Antes de pasar a transcribir el relato de aquel caballero me gustaría - si el lector me lo permite - explayarme un poco sobre la historia personal de dicho señor. Pues su historia es un poco la historia de la inmigración europea en Argentina, la historia de la colonización de las vastas tierras australes y la historia de la fiebre del oro en Patagonia y Tierra del Fuego, acontecida entre 1883 y 1909.
NOTAS
[1] Tahuantinsuyo : Nombre quechua del imperio Incaico
[2] Ucumar: versión andina del Yeti o Abominable Hombre de las Nieves.
[3] Tapados: En el NOA (abreviatura oficial de Noroeste Argentino) circulan numerosas leyendas de tesoros perdidos, del período tanto colonial como incaico, a los cuales se los denomina Tapados.
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