Vuelve el padre de la novia ... A GRITOS
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RealWimper
-- Lunes, 22 de Septiembre de 2003 a las 20:55.
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Continuación innecesaria de "El Padre de la Novia" que, a su vez, fue un remake de la homónima película dirigida por Minelli en 1961. Básicamente un nuevo escaparate para la exposición de las gracietas de Steve Martin. Si en la anterior era la cicatería de Martin el eje de todos los gags, aquí son dos hembras parturientas quienes le darán la vara; recurso idóneo para sacar a pista toda la artillería edulcorada y sentimental.
Sin embargo, lo malo de "Vuelve el padre de la Novia" no es que sea una película empalagosa y amorosa.Esas existen desde hace tiempo e incluso conforman un subgénero propio. Lo preocupante es que se regodee entre tanto dulzor y sentimentalismo sin que en realidad haya motivo alguno para semejante orgía de azúcar y lágrimas.
Y es que, cuando hay que llorar, se llora; y cuando hay que encariñarse, se encariña. Pero hacer un mundo de miniedades para así forzar los sentimientos en el espectador es lo mismo que apretar la ubre de una cabra sin tener ésta leche.Como mínimo, molesta. Y precisamente en "Vuelve el padre de la Novia" todo está exagerado para maximizar lo banal: una discusión, una ruptura; Una casa, una vida; un embarazo, una epopeya; un parto, una locura irracional ... Se aprecia un gran parecido entre este trabajo y los botes de gas lacrimógeno empleados por los antidisturbios: En ambos casos intentan generar lagrimeo artificialmente.
A todo ello hay que añadir que semejante producción esconde en realidad un auténtico panfleto propagandista de la moral estadounidense.Un pais en donde las estructuras familiares tradicionales, la creencia en Dios y el calor humano son las bases de la existencia cotidiana (o, al menos, eso pretenden). En consecuencia, en "Vuelve el Padre de la Novia" se realiza una apología del embarazo, del matrimonio, del calor familiar y de las relaciones filopaternales; esta última arma contundente para superar todas las adversidades de la vida. Todo ello sazonado con melodías orquestadas para forzar en el espectador la ternura y el cariño injustificados.
Lo único que falta son los querubines volando de lado a lado de la pantalla mientras portan retazos de seda.
En resumen: Espectacular curva de glucosa al gusto de Steve Martin y Diane Keaton.Letal para diabéticos.
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