El Hombre del Mazo |
El asfalto se transformó en espejo del maligno. Y allí estaba yo, tirado, abrasado, en la parada del autobús. Acababa de descubrir que dos líneas fantasma comunican el centro de la urbe con el infierno. Sólo escuchaba el eco de mi respiración pausada; aire entra, aire sale. Los z
Por Gracia Infidivina |