La doncella |
Cuentos de hadas 5
Pelayo entró en el claro justo cuando amanecía. Y nada más ver a la joven atada a uno de los árboles se le iluminó el rostro. Aquello si que era suerte, la había encontrado a la primera, y no tendría que luchar contra el dragón. La princesa estaba dormida. Pelayo se acercó sin ha
Pelayo entró en el claro justo cuando amanecía. Y nada más ver a la joven atada a uno de los árboles se le iluminó el rostro. Aquello si que era suerte, la había encontrado a la primera, y no tendría que luchar contra el dragón. La princesa estaba dormida. Pelayo se acercó sin ha
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