Relatos Dreamers

Estoy en una cárcel. En una cárcel absurda que yo misma he construido. Es intangible pero no por ello inútil, es una cárcel que apresa mi alma y la separa del mundo que me rodea. Me siento en contacto con la naturaleza, me siento en armonía con ella, pero no con ellos. Estoy en una cárcel que me separa de todo ser humano viviente. Y dentro de ella las sensaciones no podrían ser más intensas…imagina un volcán estallando entre cuatro paredes, insostenible, imparable, ahogado. Fuego sin aire. Estoy en una cárcel siniestra que no me deja respirar, y me asfixio. No quiero repetirme más veces la pregunta irresoluble, pues cuando lo hago parece que la prisión se haga aún más pequeña. Me agobio, me ahogo y caen los muros sobre mi alma. Me siento presa de una cárcel absurda e innecesaria, de una maldita cárcel de la que no hay quién salga. Me asfixio. No hay aire. Mi cuerpo me implora oxígeno y yo cruel se lo niego. Pero no quiero repetir otra vez esa pregunta insoportable. Estoy viva y suplico vida que se me escapa en esta ridícula cárcel. Alargo los dedos pero no llego. Estoy en una cárcel.