En la ciudad puritana de Boston una mujer joven, Hester Prynne, es encontrada culpable de adulterio y obligada a llevar una "A" escarlata en su vestido como signo de vergüenza. Criando a su hija Perla sola, Hester tratará de mantener su dignidad. Pero el secreto del padre de Perla amenazará con salir a la luz...
Crítica
Puntuación del crítico: 9
Hacía ya tiempo que no pasaba por aquí para dejar ninguna crítica sobre ningún libro y por fin aquí estoy de nuevo. Esta vez totalmente apartado del autor cuyos libros he subido hasta ahora.
Cuando supe que me tendría que leer este libro por motivos académicos la idea me atrajo desde un principio y una vez terminada su lectura me agrada ver que no me equivoqué al pensar que me gustaría.
El libro es un drama de principio a final, un drama en el que los actores principales son Hester Prynne, Roger Chillingworth y Arthur Dimmesdale sin olvidarnos claro está de la pequeña Perla.
Prácticamente desde el principio, y en cualquier caso antes de la mitad de la novela el lector tiene claro quien es quien y con esto me refiero al padre de Perla, es algo sumamente sencillo de ver a través de las páginas del libro,y que trataré de no desvelar en esta crítica.
Sin embargo, la cuestión más importante de la novela no reside solo en adivinar quien es el hombre que debería compartir con Hester el castigo de vergüenza que a esta le ha sido impuesto sino en ir descubriendo cómo Hester afronta el duro día a día llevando su letra escarlata consigo mientras trata de educar dignamente a su hija.
Acabo de decir que el padre de Perla debería compartir el mismo castigo que la madre, pero esto es solo una forma de expresarme ya que no se trata ahora de decidir qué derecho moral tenían las autoridades religiosas y políticas de la ciudad para imponer semejante castigo a la pobre Hester. De cualquiera de las maneras considero que se puede averiguar fácilmente cuál es mi posición al respecto.
La novela además de considerarse un drama que lo es, podría casi catalogarse como novela histórica ya que nos muestra una completa y minuciosa descripción de la sociedad puritana de la época en Nueva Inglaterra. Aunque Nathaniel Hawthorne asuma el papel de editor en esta historia (en la introducción que es autobiográfica nos cuenta cómo encontró un manuscrito que relataba la historia de La letra escarlata) se sabe que la historia es inventada por el escritor. Pero que estemos ante una obra de ficción no quiere decir que en la realidad no se dieran muchos casos similares debido a la rigidez normativa de esta sociedad. Y para ilustrar mejor de qué tipo de sociedad estamos hablando conviene recordar que en ella se dieron los juicios de brujas de Salem.
Todo esto no son sino lecturas de fondo que enriquecen la lectura general de la obra haciéndonos comprender mejor su contexto histórico.
El autor también encarnó en Hester una gran heroína, con valor y coraje suficiente para enfrentar su situación sin tener que bajar la cabeza más de lo necesario. Por ello y por algunos párrafos específicos este libro puede ser leído y valorado desde el punto de vista feminista.
También conviene recordar que prácticamente la totalidad de la novela está construida en símbolos, como se puede deducir de la misma letra símbolo dominane durante toda la narración. La mayoría de estos símbolos por no decir todos responden a una lectura religiosa de modo que durante la novela se puede extraer también la eterna lucha entre el mal y el bien.
Dicho todo esto solo me resta añadir que a mi me ha gustado bastante el libro y que su lectura se me ha hecho amena y fácil de seguir. En sus páginas podemos encontrar algunos párrafos que pueden considerarse como verdaderas joyas, bien por los sentimientos que representan, bien por las enseñanzas que pueden extraerse de ellos.
Antes de terminar solo quiero citar un pasaje del primer capítulo:
"Pero a un lado del portalón, casi en el umbral, había un rosal silvestre, cubierto en este mes de Junio de delicados capullos, cuya fragancia y frágil belleza ofrecían por igual al prisionero que salía de cumplir su pena y al criminal que entraba a padecerla, una demostración de que el gran corazón de la naturaleza podía compadecerse y ser bueno con ellos. Al encontrarlo (el rosal) en el limen de nuestra narración, que se inicia en este portal tan poco auspicioso, no podemos menos de arrancar uno de sus capullos y ofrecérselo al lector. Esperamos que esto sirva como símbolo de alguna delicada flor moral que podamos encontrar en el camino, y hagamos con ello menos sombrío el final de este relato que nos habla de la flaqueza y el dolor humanos."
Feliz lectura.
Mr Gaunt
Ficha de Libro enviada por Mr Gaunt el 21 de Mayo de 2007