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| Grego
desde Alcalá de Henares
, España
-- Viernes, 5 de Diciembre de 2003 a las 19:08.
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El Western es un género literario que nace a mediados del siglo XIX en Estados Unidos. Es literatura barata, publicada en numerosas ocasiones como folletines en periódicos. Como todo relato ficticio se compone de un espacio, de un tiempo determinado, de unos personajes y de una trama e idealiza y deforma un periodo histórico. Como tal relato en él se cuentan las hazañas de un determinado tipo de héroe (el pistolero, el vaquero, el tipo solitario, el outsider, el bueno) que suele socorrer a los débiles de los forajidos. Como héroe mítico es el más rápido en desenfundar la pistola y, al fin, triunfa sobre el mal. Durante el siglo XIX, espacio temporal en el que ocurren los hechos como contexto histórico real, los personajes de esta literatura se convierten en personajes reales, y los personajes reales se convierten en personajes de literatura con un determinado lenguaje literario. Esto es, personas y hechos reales se mitifican, como por ejemplo el famoso duelo de O.K. Corral, el sheriff Earp, Billy el niño o búfalo Bill y numerosos hechos de otros delincuentes y bandidos comunes. En explicación literaria vendría a ser el binomio realidad-ficción que ocurre con numerosos personajes y hechos en la historia de la literatura: Sherlock Holmes o Don Quijote. El contexto histórico del que hablamos la forja la nación Norteamérica, una forja hecha por héroes y colonos que crean ciudades de la nada en un contexto de violencia (real y deformada). Los trenes y los bancos se convierten en símbolos de ese progreso. Debido al éxito de ventas de esta literatura aparecen nuevos escritores norteamericanos que a principios del siglo XX mitifican el Far West, como por ejemplo Zane Grey. Y, con la invención del cinematógrafo y superado el tiempo histórico real, aparece un género: las películas del Oeste, que pasa a formar parte de la historia del Cine. Con Jhon Ford el Oeste se convierte en una epopeya épica, lírica y espectacular. El mito del pistolero – más rápido que su sombra – que nunca mata por la espalda, el malo sin escrúpulos, el vaquero guiando la manada, el asalto a la diligencia, el robo del banco, la banda de forajidos sin escrúpulos, los caza-recompensas, las noches al raso durmiendo bajo una alfombra de estrellas al lado de una hoguera en la que hierve café, las caravanas de carros, el sheriff que limpia de bandidos la ciudad configuran la ficción deformada y mitológica del Western, como genero literario y cinematográfico; con Jhon Ford y otros directores de Hollywood el Western se hace grande y mítico. El Sheriff Earp es el gran mito americano: El pistolero bueno siempre desenfunda más rápido y mata al malo; el juicio moral del espectador y la justificación de la violencia se haya deformada. Cary Cooper o Jhon Wayne son héroes y su calificación moral es irreprochable. El sheriff de Rio Bravo, de Howard Hawks, el Steward en Horizontes lejanos, de Anthony Mann: son los mitos. Y el mito por excelencia es un outsider, un vaquero que cabalga en solitario, y siempre se encuentra en "Nauyequi", un racista sureño que desaparece en el desierto mientras se cierra su puerta a la esperanza Los años 50 y 60 son los años dorados del Western y a finales de los 60 se llega al cenit del género en el Cine y a su madurez. En España triunfan las novelas de Estefanía. Jhon Ford inicia la reflexión del género en "el hombre que mató a Liberty Wallace" y los Western polvorientos, crepusculares y violentos de directores como Sam Pechinpack (grupo salvaje) y Sergio Leone (El bueno, el feo y el malo) suponen la triste, pero brutal, decadencia. Sin Perdón es el epílogo, el fin del genero: desde 1992 no se ha vuelto a hacer ningún Western. Eastwood destruye definitivamente el mito del pistolero en una excepcional película, con una extraordinaria fotografia otoñal, con un montaje excepcional, un ritmo melancólico; una película cruda, con altas dosis de lirismo, donde no hay ni buenos ni malos.
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