La sombra encapuchada, la criatura que el tal Murphy suponía que debía ser el famoso Batman, retrocedió un par de pasos y se ocultó de nuevo en las sombras. Cuando volvió a emerger, parecía aún más grande y amenazador que antes. -Bueno, ¿me va a tocar recompensa o no?- insistió Murphy. Batman miró a su alrededor. Los edificios colindantes eran almacenes abandonados. No habría víctimas si la bomba explotaba. ¿Qué sentido tenía, pues, abandonar los coches en ese lugar? -Ve a la policía e infórmales de esto- habló finalmente Batman, y su voz retumbó como un grave y lejano trueno. Murphy le miró con malos ojos y se alejó cojeando y farfullando. Nightwing emergió de las sombras y se unió a su mentor. -Sabes que no informará a la policía- observó. -Lo sé, pero al menos no estará por aquí husmeando. ¿Sigues siendo rápido desactivando bombas? -Sólo hay una forma de averiguarlo- respondió Nightwing, desenfundando dos pequeños destornilladores de su cinturón. -Bien. Buen trabajo, Batgirl. Termina la ronda y vuelve a la cueva, tenemos que deliberar. Batgirl respondió con un saludo de artes marciales, disparó su cuerda hacia las alturas y desapareció. -Comprueba el otro coche- dijo Nightwing-. Todavía podemos encontrarnos otra sorpresa ahí dentro. Batman abrió el capó del coche negro. El motor estaba trucado, tal y como Dos Caras le había dicho, pero no parecía haber nada peligroso. -Esto es interesante- apuntó, mirando el parachoques delantero. -Comenta, te escucho- respondió Nightwing sin sacar la cabeza del capó. -Marcas en el parachoques, como si hubieran enganchado una cadena en él. -En éste también hay. -Lo sé. -Ah, ¿te habías fijado ya en la parte delantera? -No. Nightwing emergió del capó, destornillador en mano, y dirigió a Batman una mirada de incomprensión. -¿Entonces? -El coche blanco también las tiene en el parachoques de atrás. Nightwing se encogió de hombros y volvió a la bomba. Según el temporizador quedaba tiempo de sobra, pero ¿para qué arriesgarse? -Me temo que no te sigo, Batman. -Engancharon una cadena al parachoques delantero del coche blanco- explicó-. Luego unieron el blanco y el negro mediante otra cadena que iba desde el parachoques trasero del blanco. -Creo que empiezo a pillarlo. Lo que quieres decir es que remolcaron ambos coches. -En un minuto- añadió Batman-. Deja que piense en los hechos. -Venga, tenemos cinco horas tres cuartos más o menos, tienes tiempo. Batman se apoyó contra la pared, cerró los ojos y comenzó a analizar mentalmente la situación. Un minuto. Los conductores drogados. Coches enganchados con cadenas y remolcados. Eso requería motores en punto muerto. Un minuto. El ladrón tenía que saber cuál era el plan. Un minuto… -Demasiado poco tiempo, lo lógico sería decir que han sido dos ladrones- dijo finalmente-. Pero si hubiera sido uno solo, tuvo que hacerlo así: primero drogó al conductor del coche negro, puso el motor en punto muerto, enganchó este coche al blanco y pasó al siguiente conductor. Luego enganchó el coche blanco a un vehículo y los remolcó. -¿Y los conductores?- preguntó Nightwing. -Sólo tuvo un minuto, y si sacaba del coche al conductor del coche negro, el del coche blanco podría verlo por el retrovisor. Habrá que preguntar a Dos Caras dónde encontró a sus conductores, pero sospecho que primero retiró los coches y luego se libró de ellos. -Pero no tiene sentido- observó el discípulo-. Si vas a remolcar un coche robado, ¿no tendría más lógica hacerlo desde el otro coche? Habría menos carga que remolcar, y contaría con la ventaja del motor tuneado. -Tú mismo has visto las marcas en el parachoques delantero. Tal vez no quería gastar el combustible… Tan pronto como dijo estas palabras, abrió el coche negro y comprobó el estado del depósito. -Ese Murphy no habría podido tirar los coches a la bahía- concluyó-. El ladrón se ha llevado el combustible. -Los coches estaban trucados- apuntó Nightwing-. Mira a ver si llevaba también un depósito de nitroso. Batman salió del coche y se deslizó inmediatamente bajo él. Activó la intensificación de la luz en sus lentes, y al momento volvió a salir. -Están las marcas- respondió-. También han quitado el depósito. -Bueno- anunció Nightwing, enfundándose de nuevo los destornilladores-. Te tengo dos noticias, una buena y una mala. -No hay bomba, era todo un truco- dijo Batman. -Desde luego no se te pueden dar sorpresas- protestó Nightwing, alzando en una mano el monitor, del que pendían media docena de cables. -Lo que aún no entiendo es para qué lo han hecho- admitió Batman-. Si es un señuelo, ¿qué finalidad tiene? Nightwing volvió a meter la mano en el motor. -Esa es la otra noticia, aunque no estoy seguro de si es la buena o la mala- explicó-. Donde debería estar la bomba han puesto otra cosa, que creo que te ayudará a comprender el motivo de todo esto. Ante los fríos ojos de Batman, algo en las manos de Nightwing relució bajo las farolas. Batman apenas podía creer lo que estaba viendo. -El Ópalo de Fuego y el Carbunclo Azul de la Lluvia, dos de las joyas donadas por Bruce Wayne, robadas hoy mismo del museo- murmuró-. Es el mismo ladrón.
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