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OMEGA 3

Relatos Dreamers

OMEGA 3

El capitán Polansky, del cuerpo de Marines de las colonias Terranas, se encontraba en el puente de mando de la nave de combate Afrodita, esperando órdenes de sus superiores.
Regresaban a su casa en la tierra después de pasar doce meses en Cytrock, un planeta de la constelación Andrómeda, en el que habían formado parte de un grupo escolta de altos mandatarios Terrícolas para un primer contacto con los Cytrockianos con el objetivo de establecer nuevas rutas de comercio interestelar. Durante el viaje de regreso fueron despertados de su estado de hibernación.Añadir Anotación

-¿Es usted el oficial al mando?- preguntó la forma holográfica de un coronel de los Marines desde la consola principal de Afrodita.
-Soy el capitán Polansky desde Afrodita 2, división 21 de las naciones Terranas, señor –contestó Polansky.
-Soy el Coronel Millighan y les hablo desde la tierra.- se presentó el coronel – Siento haberles despertado antes de tiempo pero me temo que un asunto de la mayor importancia requiere su atención.
-¿En que podemos ayudarle, señor?
- A dos días de distancia de donde se encuentran ustedes hay un pequeño planeta llamado Omega 3.-explicó el coronel.
- Lo conozco señor, es una cárcel de máxima seguridad para presos Terranos…..
- A decir verdad, capitán –le interrumpió el coronel- se trataba de un experimento.

Omega 3 era, en un principio, una prisión para criminales peligrosos y extremadamente violentos. Millighan le explicó a Polanski que debido a los numerosos motines, intentos de fuga y los asesinatos que todo eso conlleva, optaron por poner personal de seguridad androide. Robots con aspecto humano eran los únicos que tenían contacto directo con los reclusos dejando así a los humanos a salvo de los peligros del presidio. Con el tiempo la inteligencia artificial de los androides mejoro muchísimo y en la actualidad había retirado por completo al personal humano de Omega 3.Añadir Anotación
Dos días atrás, la tierra perdió contacto con el planeta presidio y hacía menos de una hora recibieron una señal de socorro, supuestamente, por parte de uno de los presos.
Los tripulantes de la nave debían tomar rumbo a Omega 3 para evaluar la situación y ponerla en conocimiento de la Tierra.
Una vez cortada la comunicación con Millighan, el capitán Polanski reunió a la tripulación en la cocina de la nave y les explicó la situación.

- Es una simple misión de observación – concluyó – bajaremos con los deslizadores unipersonales, grabamos en video todo lo que veamos y volvemos a la nave a pasar la transmisión.
- Parece que no tenemos otra opción – dijo Martín, el técnico en comunicaciones.
- No, no la tenemos.- la voz resignada del capitán Polanski terminó la conversación.

Martín, Landau, Orwell, Chandler y el mismo capitán Polanski eran tipos muy duros, pero volvían a casa después de pasar muchos meses fuera y el deseo de llegar a su mundo imperaba en todos sus sentimientos. La pequeña misión que se les había ordenado no les presentaba ninguna dificultad. Los deslizadores unipersonales tenían un escudo protector que recorría todo el cuerpo como un campo electroestático que impediría que fueran heridos por ningún tipo de arma de fuego o láser sencillo. Aún así, el pequeño retraso de su objetivo final, la tierra, los dejó con la moral muy baja.Añadir Anotación
Dos días después Afrodita tomaba tierra en Omega 3, a doscientos metros de la lúgubre construcción penitencial.

- Landau, ves a buscar cuatro fusiles de asalto a la armería y tráete alguna granada de baja potencia.- ordenó el capitán.- Orwell, prepara el botiquín con todo lo que puedas necesitar. Chandler, tú repasa los deslizadores y comprueba los escudos protectores y tú, Martin, reparte los intercomunicadores.Añadir Anotación

El equipo se puso a trabajar y en media hora estaban en la rampa de descenso de la nave. Subieron a las tablas deslizantes, activaron el campo de fuerza de protección y salieron a la superficie del planeta con el capitán Polanski a la cabeza. Llegaron a la enorme masa metálica que constituía el presidio y se detuvieron ante la puerta principal.Añadir Anotación

- Orwell, engancha el desestabilizador de átomos – ordenó el capitán.- los demás cubridle.

Desactivaron los escudos temporales de los deslizadores y formaron un corro apuntando con sus láseres en todas direcciones mientras Orwell bajaba de la tabla y pegaba a la puerta de acero una caja rectangular de considerable tamaño. Después de activar el temporizador a 10 segundos, subió de nuevo al deslizador y todos volvieron a activar los escudos. Cuando llegó el final de la cuenta atrás, la enorme puerta metalizada se tornó de un color anaranjado y fue subiendo gradualmente el tono hasta convertirse en rojo fuego que acabó en un estallido de luz blanca. La puerta desapareció literalmente, dejando ver un pasillo poco iluminado que se internaba a la desconocida profundidad de la fría cárcel. Polanski fue el primero en deslizarse a su interior. Los demás le siguieron armas en mano. No podían utilizarlas mientras tuvieran encendidos los escudos pero de alguna forma, tener los láseres en las manos, les hacía sentirse más seguros.Añadir Anotación

- No detecto ninguna fuente de calor – dijo Landau mirando la pequeña pantalla que sobresalía de su muñeca. – Según los planos las celdas se encuentran a tres pisos por debajo de donde estamos ahora.
- No es una buena señal. – contestó Orwell.
- Los robots deben de haber matado a todos los presos. – Dijo Chandler – Esto no me gusta nada.
- No saquemos conclusiones precipitadas – tranquilizó Polanski – Si es así, solo debemos grabar imágenes de alguno de sus cuerpos y regresar. No vamos a enfrentarnos a ningún robot.

El pasillo acabó en una gran sala con el techo en forma de bóveda de cristal. Las luces de las estrellas iluminaban el interior con mucha más fuerza que las pocas iridiscencias salidas de las paredes. En el centro de la sala, un ascensor con las puertas abiertas les esperaba, o al menos, era la sensación que a ellos les producía.Añadir Anotación

- Esto es sangre- dijo Landau, desde el interior del ascensor. Los demás miraron las paredes salpicadas de sangre y no dijeron nada.

Uno a uno, fueron entrando en el elevador. Cuando estuvieron todos dentro, Polanski pulsó el botón de descenso marcado como menos dos. Las puertas se cerraron y un brutal golpe las combó hacia el interior. El capitán pulso rápidamente el botón de detención sin resultado alguno. Les gustara o no estaban bajando.Añadir Anotación

- ¿Qué coño ha sido eso? – Preguntó Orwell.
- Es imposible –respondió Landau visiblemente excitado- sigo sin detectar ningún rastro de calor humano.
- Pues algo ha estado a punto de reventar la puerta del ascensor.
- Veamos lo que veamos – dijo Polanski – no desconectéis los campos de energía, bajo ningún concepto.
- Ni putas ganas de hacerlo, capi.

El ascensor continuó bajando a una velocidad muy lenta. Las respiraciones de los cinco hombres, en silencio, esforzándose en escuchar algún tipo de sonido de algún lugar, era lo único que podía oírse. El ascensor se detuvo al llegar a la planta seleccionada y sus puertas se abrieron con un quejido metálico debido a la abolladura producida por el golpe. Nada ni nadie les estaba esperando. De nuevo fue Polanski el primero en salir del ascensor. Un pasillo en frente de ellos y otro transversal les daba tres rutas diferentes para continuar. Los cinco hombres fueron deslizándose dos palmos por encima del ennegrecido suelo, primero a la derecha y después de comprobar que no hubiera nadie volvieron sobre sus pasos y tomaron el de la izquierda. Al final del camino encontraron una especie de garita con grandes ventanas de cristal y la puerta cerrada. Orwell comprobó el mapa y descubrió que se trataba de la salita de control para los vigilantes de guardia. Dentro debía de haber un sistema de monitorización de cada una de las celdas así como de los talleres y zonas de recreo, en definitiva, cualquier lugar donde pudiera haber un preso debía tener una cámara y esta sin duda estaría conectada al sistema de vigilancia.Añadir Anotación

- Tenemos que entrar en esta habitación – dijo Polanski.
- No puedo abrir la cerradura sin desactivar el escudo.- objetó Chandler.
- Hazlo – dijo Landau con una leve sonrisa – nosotros te cubriremos.
- ¿Y porque no lo haces tú? – Chandler se encaró a Landau.
- Vamos Chandler –terció Martin- tu eres el experto en cerraduras, cualquiera de nosotros tardaría el triple que tú.
- Hazlo –dijo el capitán – si tenemos suerte nos ahorraremos el paseo por las celdas y francamente este lugar no me gusta nada, quiero regresar a la nave cuanto antes.

De mala gana, Chandler desactivó su escudo y se bajó del deslizador al mismo tiempo que los demás apuntaban sus armas hacía el lugar por el que habían venido, listos para desactivar sus escudos y abrir fuego sobre cualquier cosa que se les acercara, fuera preso o vigilante-robot. Treinta segundos después, Chandler estaba sobre su plataforma volante bajo la protección del escudo. –Entremos- ordenó el capitán. Al abrir la puerta un disparó de energía azulada se estrelló contra el escudo del capitán, a la altura del pecho, haciéndole retroceder y chocar contra sus compañeros. Mientras luchaban por recuperar el control de sus deslizadores, cinco robots con aspecto humano y vestidos de guardias de seguridad salieron de la habitación e inmediatamente abrieron fuego contra ellos.Añadir Anotación

- Larguémonos de aquí - grito Polanski de forma bastante inútil, ya que, el que no lo estaba haciendo, al menos lo estaba intentando.
Los campos de energía que cubrían sus cuerpos absorbían sin dificultad los impactos que recibían por la espalda. Las tablas, en su frenética carrera, deslizaban tanto por paredes como por el suelo. Orwell iba en cabeza y fue el primero en encontrarse a unos cuantos robots más que salían del ascensor bloqueando su huida. La velocidad que llevaba hizo que se estrellara contra tres de ellos, derribándolos y perdiendo el control de su deslizador que lo llevó fuera del campo de visión de sus compañeros.Añadir Anotación

- Los escudos no aguantaran mucho tiempo esas descargas, hay que contraatacar –dijo Polanski desactivando el campo de fuerza y disparando desde su deslizador a los guardias que tenía en frente.

Los demás le obedecieron. Martin no pudo disparar ni una sola vez. Desconecto su campo y le alcanzó un rayo en toda la cabeza que quedó carbonizada de inmediato. Landau y Chandler, moviéndose en zigzag, consiguieron llegar a la altura del capitán Polanski y entre los tres abatieron al los robots que quedaban en el ascensor. Se metieron dentro y pulsaron el botón de ascenso a la planta baja del presidio, pero, antes de que las puertas se cerraran un rayo azul celeste dio en la espalda de Landau que cayó al suelo con espasmos y regurgitando sangre por la boca.Añadir Anotación

- ¿Orwell? – Chandler intentaba comunicarse con él con el transmisor de su muñeca- ¿Me recibes?

El silencio era infernal. Polanski y Chandler se miraron el uno al otro.

- No habrá podido escapar.- dijo Polanski con la cara consternada.
- Mierda, estábamos tan cerca de casa – dijo Chandler con las lagrimas asomándole a los ojos – y ahora no lo lograremos ninguno de nosotros.
- Todavía tenemos una oportunidad.
- No lo conseguiremos.
- Vamos Chandler –intentó animarle el capitán – solo tenemos que salir de aquí con los escudos puestos y no detenernos hasta llegar a la nave. Tenemos que evitar enfrentarnos a ellos. Vamos a esquivarles y no nos detendremos hasta llegar a la nave. ¿De acuerdo?

Chandler permaneció en silenció.

- ¿De acuerdo? –insistió Polanski.
- De acuerdo.
- Conecta tu escudo – le dijo el capitán al tiempo que cogía de su equipo dos granadas, una con cada mano, y empezaba a contar mentalmente. Tres, dos, uno………

Pulso el temporizador de las granadas y la puerta se abrió. Lanzó las esféricas bombas sobre el montón de guardias-robot que estaban frente a ellos y dejó que los laseres que les disparaban fueran absorbidos por sus escudos. Dos explosiones se sucedieron. Pedazos de carne fundida con metal salieron despedidos en todas direcciones y se abrió entre las huestes enemigas una brecha que utilizaron para deslizarse a toda velocidad hacia el pasillo de salida. Haciendo caso omiso del fuego que les alcanzaba no se dieron cuenta de que sus escudos se estaban debilitando rápidamente. Aunque las granadas habían diezmado a los guardias, aún quedaban un buen número de ellos que no dejaban de dispararles. Cuando solo faltaban unos cinco metros para llegar a la puerta principal, el escudo de Chandler, seriamente tocado, empezó a chisporrotear y finalmente se apagó, momento en que un disparo de los guardias alcanzaba a su tabla, haciéndole caer de bruces al suelo. Polanski, que iba delante de él, dio media vuelta, desactivo su escudo y empezó a disparar sobre los guardias mientras su compañero se levantaba del suelo y corría hacia él. Solo quedaban cuatro guardias, pero un disparo certero alcanzó a Chandler en la espalda, le salió por el pecho y Polanski tuvo de saltar de su tabla para que no le alcanzara también a él. Siguió disparando y abatió a dos más hasta que un disparo en el hombro derecho le hizo soltar el arma y cayó al suelo.Añadir Anotación
Los dos robots que quedaban en pie, se acercaron a él, con expresión curiosa. Sin decir una palabra, uno de ellos encañonó la cabeza de Polanski con su arma y de repente se oyó un zumbido y al robot le estalló la cabeza. El otro se giró rápidamente pero no lo suficiente. Corrió la misma suerte.

Orwell, montado en su deslizador y con el láser en las manos había llegado justo a tiempo, un segundo más y Polanski no lo hubiera contado.

- Intentamos comunicarnos contigo –balbuceo el capitán- te dimos por muerto al no conseguirlo.
- Esta bien, capitán –dijo Orwell bajando del deslizador y ayudando al herido a ponerse en pie – es mejor que no hable hasta que lleguemos a la nave y podamos curarle esa herida.

Una vez en la enfermería de la nave.

- ¿Escuece?- preguntó Orwell mientras aplicaba un gel sobre la herida del hombro de su capitán.
- Un poco. – la herida había dejado de sangrar.

Orwell cogió un pequeño aparato de su mochila y lo pasó por la cara de Polanski.

- ¿Qué es eso? – preguntó el herido.
- Un lector de fisonomía. –contestó Orwell sin darle importancia.
- ¿Y para que sirve?
- Lee los rasgos de su cara para hacer una transmutación.

Un sudor frío recorrió la espalda del capitán.

- ¿Cómo conseguiste escapar? –preguntó.
- Oh! De hecho, no lo conseguí.

El capitán Polanski dio un salto hasta la mesita donde tenía la pistola, pero él láser de Orwell le alcanzó de lleno en la cabeza que estalló como una sandía en un microondas.
Lentamente, Orwell, o el robot que ahora llevaba su cara fue a la sala de mandos sumido en sus pensamientos. Una nave de cinco personas no era suficiente para sacar a todos los robots de ese feo planeta. Pero ahora haría un comunicado a Terra. Informaría que un motín había acabado con todos los robots y, sin duda, mandarían un caza de combate con todas sus tropas y debidamente equipado.Añadir Anotación

- Quiero hablar con el oficial al mando. – la cara del capitán Polanski cómodamente sentado, aguardó a que le pasarán la llamada.

Alex PinetAñadir Anotación


parkerwebhead, 1 de Enero de 2005
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