Relatos Dreamers

El viaje había sido largo, pero Frank estaba acostumbrado a pasar ciertas penurias. Al llegar a destino lo condujeron a un edificio de oficinas aparentemente vacío. Lo habían contratado y le habían pagado el viaje y todos los gastos. Había sido hace unos dias. En principio a Frank le pareció sospechoso, pero investigó antes de aceptar y vio que en principio podía fiarse de la oferta... así como de los 100 millones de dólares que le ofrecían.

Llegó a una gran sala de juntas. En ella había doce personas. La que aparentemente era el jefe fue quien habló:

- Mr. Castle, hemos oído de sus acciones y le hemos contratado porque tenemos localizado un foco de objetivos que pueden ser de su interés.

- De momento he aceptado por el dinero, pero como no me expliquen bien la situación me largo por donde he venido.

- Mr.Castle, existe en este país la moda de los programas de tele-realidad. Sus concursantes son en la mayoría de casos escoria humana que no sirve para nada, y que tras su paso por el programa donde se dedican a “vivir del cuento” por todo el morro, salen del concurso y se dedican a rentabilizarlo vendiendo exclusivas contando hasta los mínimos detalles de su intimidad. Son un mal ejemplo para las nuevas generaciones, porque los que son fumadores no sólo no se quitan del vicio, sino que se vanaglorian del mismo no privándose para nada de él. Y encima su vocabulario soez es denigrante, su actitud retrógrada en la mayoría de casos y la mayoría de las mujeres ya han salido en revistas desnudas. La imagen que dan es ofensiva en la mayoría de los casos, y encima para buscar el morbo cada vez se está abusando más del “más difícil todavía” metiendo a transexuales, gordos, bordes (aunque estos los ha habido siempre) o gente con problemas psíquicos. Queremos que acabe con ellos, y su oportunidad será esta noche, en un programa especial que habrá con todos ellos para celebrarse los cinco años del nacimiento del primer programa de estas características.

Mientras aquel hombre le había dado todos los detalles a Punisher, en una pantalla que había a sus espaldas se habían visto todas las peores escenas de dichos programas, tras las cuales el Castigador tuvo bien claro que semejantes parásitos sociales tenían que ser exterminados pero que ya mismo. Aceptó finalmente la oferta.

Por la noche lo llevaron al local donde se celebraba la fiesta. Tal y como le habían dicho estaban allí todos reunidos. El local fue cerrado de manera cautelosa para evitar que nadie saliera. Frank estuvo paseando durante una hora, mirando a toda esa gente, ya que quería ver si lo que había visto al aceptar la oferta era cierto. Desde luego que ese tiempo le fue más que suficiente para corroborarlo.

El personal técnico había instalado cámaras por todo el local, por lo que dentro del mismo sólo estaban los (llamémosles así) concursantes de todos los programas que había habido hasta la fecha. Frank se subió al estrado como si fuera a dar un discurso:

- ¡Eh, coleguita! Mira a ese que sube al estrado, vaya cara de mala leche.

- ¡Chaval! Alegra la cara, ¿es que alguien te pone la pierna encima para que no levantes cabeza?, ja, ja, ja, BANG

Un disparo en toda la cara acabó con la risa del individuo. A partir de ahí empezó el caos, con todos intentando huir, pero Punisher se ha caracterizado siempre por no dejar objetivos vivos, y al poco rato había acabado con todos ellos.

Los misteriosos tipos que le habían contratado abrieron la puerta del local cuando no escucharon ningún ruido más. Castle salió en silencio y se acercó al coche que le llevó de vuelta al sitio donde le habían contratado. El mismo tipo de la otra vez fue el que tomó la voz cantante:

- Mr.Castle, es usted un genio. Gracias a lo que ha hecho hemos conseguido las mayores cuotas de audiencia de la historia.

- ¿CÓMO? ¿No se supone que ustedes me habían contratado para acabar con toda esa escoria humana?

- Naturalmente Mr.Castle, lo que pasa que le ocultamos que nosotros somos los dirigentes de las cadenas de televisión que han ofrecido esos programas. Nuestra intención era dar un golpe de efecto que los resituara entre los más vistos en televisión, y con el asesinato masivo que ha hecho usted esta noche, ¡lo hemos conseguido!

- Son ustedes peores que la gentuza a la que he matado esta noche. Ustedes han promovido la existencia de semejante basura televisiva. Creo que han de recibir el mismo castigo que los otros.

- ¿Pero que...?

Los doce hombres allí reunidos no pudieron escapar de los disparos del Castigador que realizó con una pistola que le quedaba en la cintura. Tras eso Punisher se marchó y volvió a New York. Evitó a la policía (lo cual no fue muy difícil para alguien como él) y consiguió con su acción que desaparecieran los programas de ese estilo en la televisión de aquel país.

Oscar Ferrer by Dusk