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JACKO ELLIS #01

Relatos Dreamers

Mi nombre es Jacob Ellis. Nací en la ciudad de Kidderminster, Gran Bretaña, la primavera de 1859. Morí en esa misma ciudad en 1880. Soy un vampiro.

“Al principio fue sólo Caín.
Caín, que sacrificó a su hermano por amor.
Caín, que fue expulsado.
Caín, que fue maldito para siempre con la inmortalidad.
Caín, maldito con la sed de sangre.
Es de Caín de quien todos venimos,
El sire de nuestro sire.
Durante una época vivió en la Tierra de Nod,
En soledad y sufrimiento.
Por un eón permaneció solo.
Pero el pasar de los recuerdos ahogó su pena.
Y así volvió al mundo de los mortales,
Al mundo que sus hermanos y los hijos de sus hermanos habían creado”

Así es como el Libro de Nod, ¿biblia? de los vampiros, describe el nacimiento de nuestra especie y vida del Primero. Un poco idealizada y estúpida como explicación, pero también las son las de otras religiones, así que, ¿por qué preocuparse?
En fin, la cuestión es que somos una raza muy antigua, casi tanto como la humana, y desde el alba de los tiempos, la Estirpe ha permanecido oculta a los ojos de la humanidad. Hemos sabido adaptarnos a los cambios y solventar nuestras necesidades; en dos palabras: hemos evolucionado.
Al principio eran muy pocos los vástagos que moraban en la Tierra, pero poco a poco fueron extendiéndose, y ramificándose, como ocurre en todas las familias.
Caín fundó, junto a sus tres hijos, la Primera Ciudad, buscando la armonía entre su raza y la de sus hermanos, sin darse cuenta de que jamás hallaría esa coexistencia dado que dentro de sus propias filas ya empezaban a surgir discrepancias.
La maldad no paraba de crecer en los corazones muertos de los Hijos de Caín, y poco a poco, el Primero volvió a sentirse solo. Intentó detener la procreación de sus hijos, pero éstos se negaron, y Dios, en castigo, envió el Diluvio para borrar la maldad que los chiquillos de Caín habían traído al mundo. Las referencias bíblicas mortales sitúan este acontecimiento como el que hizo construir su arca a Noé, para escapar del terrible sino que había caído sobre la humanidad. Los vástagos supervivientes son conocidos como los Antediluvianos, pues recibieron el Abrazo antes de la catástrofe.Añadir Anotación
Todo esto no sirvió sino para apenar aún más el triste corazón de Caín, que se exilió una vez más. Sus hijos pidieron su regreso, pero no volvió, diciendo que el Diluvio había sido un castigo por su regreso al mundo de los vivos, incumpliendo la verdadera ley. Tras esto, se pierde la pista del Primero, y aún a día de hoy, algunos esperan su retorno.Añadir Anotación
Sin nadie que les guiara, los vampiros no tardaron en caer en las rencillas y las guerras internas. Y así la Segunda Ciudad se fundó en un ambiente de asesinato y codicia. Cada uno de los tres Hijos de Caín creó su propia progenie para reclamar la gloria de Caín, pero ninguno de ellos tenía ni su sabiduría ni su fuerza, tan sólo retazos del que había sido un triste y amargado padre.Añadir Anotación
Se libró una gran guerra, en la que los antiguos se enfrentaron a sus hijos. Y los hijos mataron a sus padres.
Estos parricidas fueron los que dieron origen a los trece clanes, creando la Cuarta Generación y posteriores. Pero su falta de sabiduría les impidió ver que sus chiquillos se alzarían contra ellos, tal y como ellos hicieron con sus sires. Los Ancianos, al ver obvio que su progenie los destruiría, se escondieron para dirigir desde sus refugios secretos la gran guerra, la Yihad.Añadir Anotación
Cayó la Segunda Ciudad, y la Estirpe, dividida, tomó diversos caminos.
Ésa es la, digamos, Génesis de nuestra raza. O al menos, lo que nos hacen creer.

Y así llegamos al día de hoy.
Dos sectas, cada una con sus propios conflictos de intereses, y trece clanes, o bien agrupados en ellas, o bien independientes. También existen muchas líneas de sangre derivadas de estos clanes, pero no son ni lo bastante poderosas ni importantes como para poder alzarse y reclamar su lugar en la Camarilla o el Sabbat. O eso dicen… Yo opino que mejor no encontrarse con un Samedi en un cementerio, o que una Hija de la Cacofonía te cante al oído. Sigo dudando que es peor, si ser desmembrado o enloquecer.Añadir Anotación

Mi clan, los Assamitas, ha sido, y es, uno de los más temidos y respetados a lo largo de la historia de la Estirpe. Son apodados los “asesinos”, ya que son mercenarios dispuestos a matar, siempre que la oferta sea buena. Son agresivos, despiadados y capaces de cualquier cosa, incluso de arriesgar su propia vida y la de los que aman con tal de conseguir sus objetivos.Añadir Anotación
Suelen agruparse en “falaqi”, manadas de dos o tres vástagos, y su refugio es el Nido del Águila, en Alamut, donde residen los Antiguos del Clan.

Y te preguntarás: “¿Por qué dice “ellos” y no “nosotros”? Eso es algo que contaré más adelante, pero basta decir que la relación con mi clan es, a día de hoy, prácticamente inexistente. Yo voy por libre. Vale, bien es cierto que mi no-vida empezó en el seno de la Camarilla, pero pronto decidí tomar mi propio camino, debido a ciertas… “discrepancias” con el Príncipe que por aquel entonces reinaba sobre Londres.Añadir Anotación
Y si ellos no vienen a molestarme, ¿por qué debería ir yo a ellos?

Bueno, quizá deba empezar mi historia desde el principio, desde aquel día que lo cambiaría todo para mí, en el que mi vida se vería truncada. No fue el día en el que fui abrazado, como puedes pensar, sino justamente dos años antes, en 1878.

Como ya he dicho antes, nací en 1859 en Kidderminster, un pequeño pueblo al oeste de Birmingham, Inglaterra, como miembro de una familia noble, acomodada y de muy buena reputación en la región. Sin duda, ello debido a la estúpida creencia de que por nuestras venas corría sangre azul.
Mis padres tuvieron dos retoños como fruto de su unión: mi hermana pequeña Lucille, tres años menor que yo, a la que yo cariñosamente llamaba Lucy, una niña dulce e inocente, además de bella como el atardecer de una tarde estival; y yo. Yo el primogénito, y por ello el heredero del título y propiedades de la familia. Pero también yo, el “enfant terrible”, la oveja negra de la familia, el mal hijo, un joven rebelde que había comenzado a vivir demasiado pronto y que llevaba de cabeza a su familia políticamente correcta. Quizá demasiado correcta, pensaba yo entonces.Añadir Anotación
Mientras que mis padres se entretenían organizando convites y fiestas públicas en sus salones de té para la nobleza y alta burguesía, yo me entretenía pasando el tiempo en las bodegas y burdeles de mi pueblo, junto a mi compañero de juergas y gran amigo desde la infancia Jonathan. Salíamos sin contar las horas que pasábamos lejos de nuestro hogar y juntándonos con fulanas que al día siguiente ya eran historia para nosotros. Él era como un hermano para mí, y por aquel entonces, pensábamos que nos comeríamos el mundo, eso sí, tras habernos tirado a todas las mujeres habidas y por haber, y que nada ni nadie nos separaría. Pero fue precisamente una mujer la que nos separó.Añadir Anotación

Era otoño de 1878, y nosotros ya llevábamos dos años de fiestas salvajes y perversiones a nuestras espaldas. Aquella noche estábamos en “La Acogida”, una posada que solíamos frecuentar, tomando unas cervezas calientes, y, si mal no recuerdo, hablando de nuestras últimas conquistas de manera muy despectiva. Entonces, entró ella…Añadir Anotación
Su piel era dorada, su cabello negro azabache y sus ojos deslumbraban con la luz propia de los diamantes, iluminando su porcelanoso rostro. En cuanto a su cuerpo, juraría que incluso a día de hoy, no he visto ninguno tan perfecto. Llevaba un largo vestido de seda y azul marino, que entallaba a la perfección su delicada y estrecha cintura y sus redondos senos. Por el corte de dicha indumentaria, se deducía que aquella mujer procedía de las clases altas.Añadir Anotación
Tras ella, se erguía penosamente un esclavo negro, su mozo de carga, llevando las manos repletas de las asas de las maletas de su señora y un viejo y estropeado saco a la espalda, sin duda con sus escasas pertenencias.
¿Qué hacía aquella belleza en un sitio como aquél, en el que solamente entraban putas y pordioseros?
- Acerquémonos, John - susurré al oído de mi amigo.
- Tú también la viste, ¿eh?
Los dos no levantamos de nuestra mesa y nos acercamos lentamente a la barra, dónde también se dirigía la joven.
Intentaba, en vano, dirigirse al posadero, pero éste, detrás de la barra, la ignoraba, bebiendo y riendo junto a algunos clientes que estaban a escasos metros de allí. Sin embargo, un borracho se le aproximó.
- ¿Algún problema, preciosa?
Ella, inocentemente, le contestó.
- Sí, caballero. Estaba buscando la Mansión E…
- Mira, nena, ¿por qué no le das un par de monedas al gorila para que se tome unas birras, y mientras nos vamos a un cuarto a conocernos mejor?
Ella parecía ofendida, pero también, y ante todo, avergonzada.
- Mire, creo que me malinterpreta, señor…
Entonces, la agarró con sus sucias manos por la cintura, y la atrajo hacia él. Otro par de clientes bastaron para agarrar al guardaespaldas e impedirle actuar. En circunstancias normales, tal vez no hubieran podido con él, pero se le veía muy cansado, tal vez por un largo viaje.
- Me estás malinterpretando tú, zorrita. Harás lo que yo te diga, ¿de acuerdo?
Fue en ese momento cuando, debido al exceso de alcohol en la sangre, me atreví a acercarme.
- Disculpe.
El hombre se giró y sonrió.
- ¿Qué quieres, niñato?
Ahí fue cuando le di el primer golpe. En la cara. Le saltaron un par de dientes, pero el borracho apenas se tambaleó. Y me devolvió el golpe. Y me dio un segundo. Y un tercero. Y un cuarto. Y…

…desperté dolorido a la noche siguiente en mi cama. Noté una gran pesadez en todo el cuerpo y un terrible dolor de cabeza al levantarme. En ese momento, se abrió la puerta y una figura humana permaneció bajo el marco de la misma.
- ¡Hola! - dijo de forma risueña. Era mi hermana Lucille - ¿Mala noche, Jacko?
Mi cabeza daba vueltas, y parecía que me iba a estallar a cada palabra que escuchaba.
- Más… o menos…
- Johnny me contó lo de anoche… – mi hermana estaba loca por él desde que era pequeña. Gracias a Dios, él no le correspondía – y me ha dicho que te sugiera que te pongas algo de ropa…
Me miré. ¡Estaba completamente desnudo!
Mi hermana se dio la vuelta, y dijo justo antes de salir:
- Por cierto, hay una mujer abajo esperando verte, Jacko.
- ¿Una mujer? – pregunté asombrado.
- Sí. Una tal “Kathryn”.
Y cerró la puerta tras de ella.
Me puse lo primero que encontré en el armario, me aseé un poco en el baño de mi habitación y bajé lo más deprisa que pude. Abajo, en la entrada, me encontré a Jonathan, que dijo entre risas:
- ¡Pero mira a quién tenemos aquí! ¡Si es San Jacob, defensor de las causas perdidas y las damiselas en apuros!
Acto seguido, explotó en carcajadas, mientras yo seguía sin entender qué estaba pasando. Con él se encontraban Lucy, el mayordomo, dos doncellas y mi padre, que parecía muy enojado.
- ¿Qué horas son éstas de levantarte, Jacob Peter Ellis?
- Te he dicho un millón de veces que no me llames Peter, padre.-dije de forma lasciva.
- Llevar el nombre de tu abuelo debería ser una gran honra para ti, Peter. Tu abuelo…
- Déjalo, padre.
- ¿Acaso no te dije que hoy teníamos visita?
Definitivamente, pensé que ese día me estallaría la cabeza. Pero entonces, a modo de salvación, aparecieron por las puertas del salón mi madre y… ¡la mujer de la posada! Debí de ponerme rojo de vergüenza, porque Lucy se tapó la boca riéndose, y Jonathan… bueno, Jonathan seguía igual.
- No seas tan duro con el chico - dijo mi madre -, aún es joven, y le gusta disfrutar de la vida. ¿O acaso no recuerdas cómo eras tú a su edad?
Ahora fue mi padre el avergonzado.
- ¡Marise, por el Cielo, no digas esas cosas delante de los niños! ¿Cómo quieres que me respeten si no?
Yo apenas me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. El dolor de cabeza había desaparecido, pero ahora mi corazón latía a un ritmo frenético mientras intentaba por todos los medios evitar mirar a la joven. Ella, al contrario, se esforzaba en buscar mi mirada de la manera más discreta posible.
- Aconsejaría a los señores que se acomodaran en el salón de té.
- Buena idea, Jynx. ¡Vamos, Marise, mostrémosle a Kathryn el resto de la casa!
- Por supuesto, cariño.
Mi madre se cruzó conmigo al dirigirse a dicho salón y me dijo entre susurros, pero enojada:
- Tú y yo ya hablaremos.

Lo que siguió fue una visita guíada por toda la casa, y posteriormente, una aburrida cena en el salón, acompañados por Jonathan y la tal Kathryn. Por lo que supe de boca de mis padres, Kathryn era una embajadora rumana, y estaba en gran Bretaña debido a una convención que se iba a celebrar a la semana siguiente, y en la que intervenían varios países de Europa Oriental y Asia Occidental. Deducí entonces que la razón de que estuviera en la posada la noche anterior sería posiblemente que se hubiera perdido y buscara mi hogar.Añadir Anotación
No tuve la ocasión de hablar con ella en toda la noche, aunque sinceramente, de haberla tenido, hubiera tratado de escabullirme. Ni tan siquiera tuve valor de fijar mi mirada en ella durante la cena, ni cuando después la llevaron a sus aposentos. ¡Y dormía en la habitación contigua a la mía!

Jonathan y yo nos retiramos poco más tarde de medianoche a mis aposentos. Nos sentamos los dos sobre mi cama.
- Estás muy raro, Jacob.
- Lo sé…
- Contéstame sólo a una pregunta.
- Dime.
- ¿Qué tiene esa mujer que no lo tengan las demás?
Se hizo un largo silencio en la habitación.
- …No lo sé, pero es la primera vez en mi vida que veo a una mujer como persona, y no como objeto. Aparte de mi hermana y mi madre, claro está.
Jonathan suspiró preocupado.
- Vaya… creo que te has enamorado.
Sonreí, nervioso.
- ¡Eso es imposible! ¡Apenas la conozco!
Mi amigo puso cara de resignación y se levantó.
- ¿Nos vamos?
- ¿Dónde?
- ¿Dónde va a ser? ¡A dar una vuelta por el pueblo y ocuparnos de un par de jovencitas con ganas de marcha!
- … No, prefiero descansar. Aún estoy algo aturdido por lo de anoche.
Se mostraba tranquilo, pero yo sabía que, en el fondo, mi actitud le había enojado.
- Como quieras…- se acercó lentamente hacia la puerta- Buenas noches.
Y se fue.
Era la primera vez que se daba un momento de tensión tan fuerte entre los dos. Nunca habíamos discutido ni nos habíamos enojado el uno con el otro. Ni tan siquiera habíamos tenido las típicas broncas de críos. Pero ahora… Y ni tan siquiera supe darme cuenta de que fue entonces cuando empecé a perderle.Añadir Anotación

Comencé a cambiarme, y cuando tan sólo me quedaba la ropa interior, llamaron a mi puerta. Volví a ponerme, apresuradamente, los pantalones, y abrí. ¡Y cuál fue mi sorpresa al ver que al otro lado del umbral de mi cuarto se encontraba Kathryn!
- Buenas noches, Jacob.
Me quedé en blanco, y no sabía qué decir.
- … Pasa.
Me aparté de la puerta y la dejé entrar. Acto seguido, volví a cerrar.
- …Siéntate en la cama
¡Dios, le había dicho que se sentara en mi cama en vez de en una silla! ¡Iba a pensar que era un salido! Pero se sentó sin decir nada. Y yo me senté a su lado. No quedaba parte de mi cuerpo o de mi alma que no temblara de miedo y a la vez de excitación.
- Quería darte las gracias por lo de anoche.
- No fue nada - me levanté -. Ya me encuentro mucho mejor.
Empecé a dar vueltas en círculo delante de ella.
- ¿Hay alguna manera de poder agradecértelo?
- No hace falta, mujer. Sólo con…- ¡Mierda! ¡Casi se me escapa algo!
- ¿…Sí?
- Nada nada - dije apresuradamente -, no hace falta nada.
- Estás… ¿nervioso?
-Un poco - me dirgí al mueble-bar y saqué una botella de coñac y dos vasos - ¿Así que eres de Rumania?
…Sí - ella también parecía cortada.
Le tendí un vaso.
- No, gracias.
- Debe de ser un lugar precioso… Yo, de pequeño, siempre soñaba con viajar a países exóticos y conocer mundo.
Llené mi vaso hasta casi rebosar, y le di un trago.
Kathryn se levantó.
- Bueno, es muy tarde. Será mejor que me vaya ya, no quisiera molestar. Seguro que estabas a punto de acostarte.
- No me molestas - dije muy serio. ¿De dónde había sacado tal valor? -. ¿Quieres… dormir conmigo esta noche?
¡¿ Pero qué diablos estaba diciendo?! Kathryn se mostró impasible, y se dirigió hacia la salida.
- No creo que sea conveniente - abrió la puerta -. Buenas noches, Jacob.
Tras esto, salió de mi habitación.
Estampé el vaso contra la pared. Y después la botella. ¿Qué me había pasado? ¿Cómo había osado hablarle como a una simple fulana?
Volvieron a llamar a mi puerta. Me armé de valor. Tenía que disculparme por lo que le había dicho. Me había comportado como un cerdo. Abrí apresuradamente.
- Kathryn, yo…
- Deja el alcohol, hermano.
Era Lucy. Ni tan siquiera esperó que le dijera de entrar, simplemente se tomó la libertad de hacerlo.
- ¿Qué quieres?
- ¡Vaya, qué forma de hablarme! ¡No es mi culpa que la cagaras con la rumana!
- ¿Cómo…? ¿No estarías espiándome, no?
- No, pero no hace falta ser un lince para adivinar lo que ha pasado. Ella sale del cuarto con las manos en la cara, y tú estás más nervioso de lo que nunca te he visto.
Lucy me conocía a la perfección. Ella y yo siempre habíamos mantenido una buena relación, y siempre que nos ocurría algo, acudíamos al otro para buscar consejo o consuelo.
Se sentó en mi cama, exactamente en el mismo lugar en el que había estado Kathryn minutos antes.
Me senté a su lado… y lloré desconsoladamente, como un niño que acaba de perder su juguete favorito. Ella me abrazó.
- Tan sólo dime una cosa, Jacko - asentí entre sollozos -. ¿Crees que merece la pena estar así por ella? Apenas la conoces, por no decir prácticamente nada.
Me aparté y sequé mis lágrimas.
- Nunca antes había sentido algo así. Es como… Como si yo fuera un girasol y ella un eclipse.
Mi hermana me miró desconcertada.
- Extraña metáfora, Jacko.
- Es que… cuando ella está, me siento como si nada más importara, y mi mundo gira en torno a ella. Pero entonces, cuando más cerca la he tenido… se apagó la luz.
Volvió a abrazarme.
- Mañana hablamos, ¿vale? - se levantó - Descansa, hermano. ¿Quién sabe? A lo mejor mañana ves las cosas de otro modo, y resulte que ella tan sólo sea un capricho.
Y salió.

Aquélla fue la última vez que vi a mi hermana viva. A la mañana siguiente, encontraron su cuerpo inerte y vacío de vida en su habitación, apuñalada y con dos extrañas perforaciones en el cuello.

PRÓXIMO EPISODIO: “Absenta para un corazón desesperado”

NdA:
1º) La versión narrada de la Historia de la Estirpe es una versión libre. Tal vez existen inexactitudes, pero mi intención no era dar a conocer una sucesión exacta de los hechos, sino el punto de vista de Jacob Ellis.
2º) El personaje de Jonathan es un homenaje, por un lado, a Jonathan Harker, prometido y más tarde marido de Mina Harker en “Drácula” de Bram Stoker; y por otro lado, a mi amigo de infancia Jordan Boudin. Es una especie de homenaje que he querido realizar a nuestra amistad.
3º) El personaje de Kathryn está físicamente inspirado en Kathryn Merteuil en la versión moderna de “Las Amistades Peligrosas”, “Crueles Intenciones”. Homenaje, pues, a una de mis actrices favoritas que también está muy relacionada con el ambiente del vampirismo, Sarah Michelle Gellar.
4º) Creo que es interesante destacar el radical cambio de actitud de Jacob, que pasa de ser una persona muy segura de sí misma a un joven dubitativo y temeroso, y ello provocado tan sólo por la aparición de una mujer que tan sólo conoce de haber intentado impedir que la violaran. Además, él siente un flechazo desde el momento que la ve. Aquí, me he basado un poco en mí mismo, ya que me sentí de la misma manera cuando conocí a mi primer amor, así como también me ocurrió cuando conocí a mi actual pareja.Añadir Anotación
El personaje de Jacko Ellis guarda muchas otras semejanzas conmigo que iré comentando a medida que se vaya descubriendo más y más al personaje.
5º) El personaje de Lucy venía a ser como una especie de consejera, y sobre todo, gran apoyo para Jacob. En distintos momentos del relato la nombra, y he intentado que el gran amor que sentía por ella el personaje se hiciera notar. El no tenerla va a suponer un cambio radical en él, algo que iremos viendo progresivamente a medida que avance la historia.Añadir Anotación
6º) La metáfora sobre los girasoles y el Sol viene de una canción que siempre ha significado mucho para mí, a pesar de que quien la canta no cuenta entre mis artistas favoritos. La canción en cuestión es “Ángeles en el cielo” de Laura Pausini.Añadir Anotación


Narrado por Jacko Ellis

Jacko Ellis, 15 de Octubre de 2004
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