- Resulta
curioso comprobar que un autor de vida tan sencilla y poco apasionante,
como es el caso de H.P. Lovecraft, ha llevado a sus amigos, admiradores
y detractores a escribir acercamientos biográficos tan dispares,
como los que se recogen a continuación:
Howard
Phillips Lovecraft nació el 20 de agosto de 1890 en
Providence, capital del Estado de Rhode Island.
Hijo
de Winfield Scott Lovecraft y Sarah Susan (Phillips) Lovecraft,
ambos de ascendencia predominantemente inglesa. No puede decirse
que tuviera suerte con sus padres. Su padre [*]
era un pretencioso viajante de comercio, que fue puesto bajo
curatela por incapacidad mental cuando Howard tenía
tres años, y murió de paresia cinco años
después.
(August
Derleth. H.P. Lovecraft
y su obra, El Horror de Dunwich, Alianza Editorial.
)
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[...]
su padre [*] era un viajante de comercio,
encarcelado por estafa cuando Howard tenía tres años,
y fallecido cinco años después [...]
(José
María Aroca, H.P.
Lovecraft y su obra
Volumen
I, Editorial Acervo)
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Lovecraft
era hijo de Winfield Scott Lovecraft,[*]
negociante, putero y sifilítico.
(Antonio
Prometeo Moyá. Introducción.
Horror en el museo y otras colaboraciones. H.P. Lovecraft
y Otros. Biblioteca Universal Caralt)
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[...]
su padre [*] era un viajante juerguista y
mujeriego que no paraba nunca en casa debido, al menos en
parte, al insoportable y neurótico puritanismo de su
mujer. Cuando Lovecraft tenía tres años, su
padre ingresó en un hospital psiquiátrico, donde
falleció cinco años después a consecuencia
de una parálisis general progresiva.
(Rafael
Llopis)
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Es
curioso observar que el propio Rafael Llopis, tiempo después,
templara sus palabras en el amplio estudio que hace de Lovecraft,
como prólogo a Los Mitos de Cthulhu.
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August
Derleth se centra en perfilar con más detalle la figura de
la madre:
Su
madre [**] era una muchacha, aunque atractiva,
superprotegida y refinada, mal dotada para hacer frente al
mundo; una mujer que, debido al fuerte impacto que produjo
la enfermedad y muerte de su marido, descargó sobre
el hijo todo el resentimiento que debió sentir hacia
su cónyuge, intentando por todos los medios convencer
a Howard de que era un chico feo, aunque ello distaba mucho
de ser cierto.
(August
Derleth)
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La
madre [**], muy neurótica ya de por
sí, volcó en su hijo todos los anhelos insatisfechos
y sus morbosos rencores y lo educó en el odio al sinvergüenza
de su padre y de todos los hombre (que son todos iguales).
También le enseñó que él era muy
feo y delicado, que no era como los demás, que no debía
jugar con los otros niños porque son muy brutos, que
la gente es mala y estúpida, y que él era de
pura estirpe británica, ajeno, por tanto, al país
de salvajes asesinos y lascivos degenerados en que por desgracia
les había tocado vivir. Como consecuencia, Lovecraft
se crió malsanamente ligado a su madre y fue un niño
asustadizo y complejoso, solitario entre mujeres - puritanas
pequeñoburguesas para más inri, sumergidas en
tradiciones y morales empolvadas - a quien no quedó
más escape más que su tremenda fantasía.
(Rafael
Llopis)
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En
el estudio preliminar de Los Mitos de Cthulhu, Llopis vuelve
a insistir en la figura negativa y, a la vez, más decisiva
en la formación del niño Lovecraft:
Su
madre [**], Sarah Phillips - de la que él
fue el vivo retrato -, era neurótica y volcó
muchas de sus insatisfacciones en el pequeño Howard.
Continuamente decía a éste que era muy feo,
que no debía dar un paso lejos de sus faldas, que la
gente era mala y tonta, que, como sus padres provenían
de Inglaterra, él era de estirpe británica y,
por tanto, ajeno al terrible país... Recibió,
pues, una educación aristocrática y ramplona,
de gente bien venida a menos, pero orgullosa de tradiciones.
Como era de esperar, se crió medroso y superprotegido,
siempre entre personas mayores, solitario, fantástico,
reprimido. Desde muy pequeño sintió una morbosa
aversión al mar, según su amigo Wandrei, a partir
de una intoxicación por injerir pescado en malas condiciones.
Se alimentaba preferentemente de dulces y helados y desde
niño sufrió terribles pesadillas, lo que no
es de extrañar, ya que, como enseña la psicología,
el horror cósmico deriva de ese horror al vacío
que con tanta frecuencia resulta inducido secundariamente
por una educación superprotectora.
(Rafael
Llopis)
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Sarah Susan Phillips [**] era una mujer prognata,
como los reyes de la casa de Habsburgo, pero a diferencia
de éstos proclive al sufragismo. En una fotografía
de 1891, el niño H.P.L., vestido y peinado como una
niña, aparece entre una madre de pelo recogido y mirada
de institutriz histérica y un padre de ojos claros
y mueca burlona que dos años más tarde sería
recluido en un frenocomio, el 13 de marzo de 1919. Susan Phillips,
que tocaba el piano, odiaba a su hijo y sabía francés,
siguió los pasos de su marido.
(Antonio
Prometeo Moyá)
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De
niño yo era muy raro y sensible, y prefería
la compañía de las personas adultas. No podía
apartarme un instante de cualquier hoja impresa. A los dos
años aprendí el alfabeto, y a los cuatro podía
leer fácilmente, aunque cometiendo los más absurdos
errores al pronunciar las palabras largas, a las que era tan
aficionado. A los cinco años añadía el
escribir con tinta a la lista de mis hazañas. Entre
mis escasos compañeros de juegos yo era muy impopular,
pues insistía en que interpretásemos personajes
históricos, o que jugáramos de acuerdo con un
plan preestablecido. De este modo, rechazado por los seres
humanos, busqué refugio en los libros [...]
(H.P.
Lovecraft)
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N.B.
Este artículo apareció por primera vez en Internet
en la Página Web de Malacandra, Dossier H.P. Lovecraft,
cuando la Logia del Tentáculo era una Asociación
Lovecraftiana no virtual. Posteriormente se incorporó a la
Biografía
de H.P. Lovecraft, ya como parte integrante de la Nueva
Logia del Tentáculo en su nueva época de Asociación
virtual. Ahora se presenta esta versión corregida y ampliada
para la Enciclopedia H.P. Lovecraft.
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