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Recientemente
se produjo un fenómeno de Posesión diabólica colectivo
en la villa de Alberdi, en la localidad de Ñeembucú (Paraguay),
que afectó a la personalidad y comportamiento de, al menos, ciento
veinte jóvenes que se habían reunido a celebrar la llamada
Pascua Joven. Tal como dijéramos en un artículo
publicado en 2003 [1]:
Desde
tiempos inmemoriales el asunto atrajo la curiosidad de incontable cantidad
de hombres sabios e ilustrados, y de investigadores y estudiosos de
variopintas disciplinas. En el mundo occidental, en un comienzo, la
Iglesia Católica Apostólica Romana lo consideró
un acontecimiento sobrenatural y lo explicó como una
consecuencia de la actividad maligna del Diablo y de los propios pecados
del hombre. La Iglesia reconoció los casos registrados en el
Antiguo y Nuevo Testamentos como verídicos.
¿Una
cuestión de fe?
Aquellos
que no adhieren a esa – u otra – fe rechazan tal opinión
y la realidad del fenómeno como una creencia religiosa
más, sin corroboración científica ni sustento alguno.
La presente influencia del Materialismo y Racionalismo en la visión
del Mundo que tiene Occidente ha contribuído a censurar y desaprobar
las explicaciones espirituales, metafísicas o
religiosas concenientes a la Posesión, declarándola
como el efecto de causas todavía desconocidas o inexplicables,
pero sin duda naturales (i.e., fuerzas arquetípicas
de la Mente; actividades energéticas del mundo físico;
etc.)
La
espinosa e irresuelta cuestión ha sido dejada por la Ciencia
en manos de la Psicología y sus varias y divergentes escuelas
de pensamiento. La tradición freudiana considera que la Posesión
es la manifestación de los fantasmas y deseos inconscientes
del paciente, y la define como un estado mental patológico.
Por otro lado, los psiquiatras y psicopatólogos la consideran
una forma de delirio consecutivo con síntomas de disociación
de la personalidad. Entretanto, la corriente junguiana relaciona
la Posesión con las acciones de la Sombra de un individuo
que, en forma autónoma, se hace con el control de la psique.
Incluso las escuelas de parapsicología modernas sustentan la
idea de que el fenómeno no es más que un estado psicopatológico
sin trasfondo sobrenatural.
Es
obvio que la complejidad del fenómeno demanda la concurrencia
de varias áreas de las ciencias y, además, implica reflexionar
sobre la naturaleza misma del hombre, no ya como un objeto de estudio
de la Psicología o la Antropología, sino como respuesta
a un interrogante que surge del propio Uno-mismo. La Posesión
aparece bajo una gran variedad de rasgos y en diversas circunstancias,
pero, pese a ello, pareciera existir una característica inmutable
que revela una trama común a todos los casos, independientemente
del tiempo y lugar en que hayan acaecido.
El fin básico de la Posesión es apoderarse de
alguien, i.e., la pérdida de la libertad. El poseído
es alguien que libra una guerra perdida de antemano, ya que su enemigo
está dentro de Sí-mismo; y, por eso, es que necesita ser
liberado mediante los apropiados recursos del Exorcismo. El
proceso de la Posesión siempre recorre el mismo camino: invasión,
dominio y liberación. Algunos han visto a la Posesión
como un eclipse de la conciencia del Uno-mismo, o la pérdida
de la luz del Ego y su voluntad: la víctima se aliena totalmente
de sí-mismo pues su Ser íntimo ha dejado de ser el asiento
exclusivo de su individualidad. Por esta razón es que el Exorcismo
tiene como fin recuperar la auto-conciencia del sufriente; y, por ende,
su libertad.
Los
Hechos
Todo comenzó en plena Pascua Joven en la iglesia local,
en misa de Pascua de Resurrección: hubo un hecho curioso y escalofriante
en la misma iglesia; luego, en el Colegio Nacional Juan Bautista
Alberdi se dio otro caso alarmante, que se vio sucedido por una
serie de eventos que terminó alterando la personalidad y el comportamiento
de más de 30 personas.
Todo empezó en el colegio, cuando a un profesor se le ocurrió
hablar del demonio y sus obras, momento en el que una alumna, llamada
Tatiana, de 15 años de edad, le señaló bajo el
grito de "¡Él es el demonio!", en medio de retorcijones
y terminando por caer desmayada. Posteriormente, en la medianoche del
sábado de Pascua, se estaba celebrando normalmente la misa de
Pascua en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, cuando,
en medio de las doce campanadas y de 120 jóvenes congregados
en la celebración, Tatiana volvió a gritar, esta vez en
una lengua incomprensible. Laicos e instructores juveniles, que habían
venido del pueblo de Luque, intentaron ahogar con música
los chillidos de la joven, quien, de inmediato, elevó su voz
hasta que ningún otro ruido, por fuerte que sonara, podía
taparla, retumbando en todo el templo con una cualidad animal,
al decir de los testigos:
Relató
el periodista de Radio Boquerón, Armando Cáceres, que
presenció el hecho. Un tal Ariel González, que también
estuvo en ese momento, dijo:
Luego,
pasó algo así como una hora en paz, durante la cual todo
fue cánticos de la grey y la vigilia juvenil seguía
su ritmo normal; todos trataron de olvidar lo que vieron y oyeron, pero
a las cinco de la madrugada del domingo Tatiana volvió a la iglesia,
comenzando la segunda parte de su comportamiento anómalo: empezó
a cantar, de nuevo en un lenguaje inentendible, lo que bastó
para que, instantáneamente, varias personas cayeran desmayadas,
otras salieran corriendo y gritando, en tanto algunas sufrieran ataques
de ira e histerismo… Tal como contó Daniel Rodriguez:
Con
el auxilio de un sacerdote carismático, la desesperada comunidad
de Alberdi comenzó a exorcisar y rezar el rosario y los Padrenuestros,
ya que el sacerdote católico (de nombre Cristino) del lugar se
hizo humo, diciendo que todo eso era nada y que no se prestaría
a juegos histéricos colectivos. Los alberdeños cuentan
que quien "metió el Diablo en el cuerpo" de
los jóvenes es el padrastro de Tatiana, pues trajo a Alberdi
una tabla Ouija, con la que jugaba la muchacha y sus amigos,
"y ahora están todos con Satanás en el cuerpo",
según es vox populi. Tan fuerte era su impresión,
que el supervisor de la escuela local, Edgard Villasanti, luego del
segundo suceso, se negó a reingresar al templo. Los que la conocen,
describen a Tatiana como una chica callada, normal en todo sentido.
Hija de padres separados, acababa de regresar con su madre y su padrastro
de Buenos Aires, para pasar la Semana Santa en el pueblo con sus familiares.
Cuentan que el padrastro "enseña a jugar la ouija",
y que así Tatiana "empezó a jugar con el Diablo".
Cuando
el carismático, ayudado por jóvenes sanos y padres,
intentó exorcisar a Tatiana, cada vez que le ponían un
rosario sobre el cuerpo, ella comenzaba a gritar, con voz de animal:
Igualmente,
otra de las chicas se pronunciaba con voz animalesca, y otra, con voz
de hombre. Otras, parecían hablar de atrás hacia adelante,
pues no se les entendía nada de lo que balbuceaban. A tal punto
se llegó, que se debió suspender las clases en el colegio:
uno de esos días, 5 chicas fueron otra vez poseídas, y
se las llevó a la iglesia, donde el carismático y sus
acólitos intentaron expulsar a los demonios.
Los
desmayos que sufrían se contagiaban unos a otros, y los jóvenes
debían ser sujetos por varias personas, algunos hasta por cinco
adultos. Después del ataque sufrido por dos chicas, Tatiana convulsó
de nuevo, y con su voz animal gritó:
La
tenían sujeta entre cinco hombres, que a duras penas podían
con ella.
Dicen
en Alberdi que el iniciador de todo esto es un amigo de Tatiana, José
Luis, de 14 años, que quedó totalmente satanizado;
y que fue traído a Asunción, en donde lo tienen escondido
en un convento, en el cual le tienen en tratamiento para expulsar
de su cuerpo al espíritu demoníaco que le posee.
Intentos
de Solución
Por
el momento, el Instituto Tomás Moro anunció que el próximo
10 de junio vendrá un exorcista español para tratar las
posesiones de Alberdi. Sin embargo, la venida del experto estaba planeada
desde el año pasado por la Santa Sede del Vaticano, a raíz
de otras manifestaciones similares ocurridas en el país. El experto
en cuestión es José Antonio Fortea, experto en Teología
y Demonología, según indicó el señor Esteban
Kriskovich, presidente del Instituto.
Por
otro lado, la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud
ha vuelto a enviar un equipo de 20 profesionales para asistir a la comunidad.
Hace ya unos días, una delegación, encabezada por la Dra.
Nora Gómez, visitó el distrito e hizo un análisis
situacional. Según la Dra. Gómez, lo que ocurrió
en Alberdi es una crisis colectiva reactiva transitoria, similar a la
ocurrida el año pasado en Caazapá; la profesional de la
salud dictaminó:
No faltan las interpretaciones psicológicas, psiquiátricas,
médicas, sociales, etc., pero otros piensan que se trata de "jóvenes
drogadas con ganas de jorobar" o "un complot para
llamar la atención"… ¿Será tan
simple como piensa esta aparente mayoría? Los muchachos y las
chicas siguen bajo rituales exorcistas, y se celebran misas y otras
ceremonias en toda la ciudad de Alberdi, rezando porque todo pase pronto
y todos se olviden de este hecho. Igual que en Caazapá…,
hasta que vuelva a acontecer en otra parte.
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