Han tenido que pasar casi quince años (o sea, desde la muerte del gran Freddy Mercury) para que una banda de rock británica vuelva a estar en el punto de mira de todos tras una década (la de los noventa) de claro dominio de los grupos genuínamente pop como Blur, Oasis o Coldplay. Se trata de The Darkness, una banda que ha conseguido con su primer disco, el "Permission to Land", que el rock puro y duro tenga un representante en las listas de discos más vendidos, codeándose con otros ¿artistas? que no me digno ni a nombrar. Su éxito se debe, en mi opinión, por el hecho de ser una gran rareza en el panorama musical actual capaz de unir en sus conciertos desde a jovencitas quinceañeras que los escuchan con tanto entusiasmo como a Britney Aguilera, hasta al público propiamente rockero, que ven en este grupo la última gran esperanza del Hard-Rock. Esa doble faceta suya ya la demostraron hace pocos meses en el gala de los premios MTV Europe, donde siguieron fieles a sus principios rockeros tocando dos de sus mejores canciones ante un público formado por pijines de tres al cuarto sin necesidad de caer en el ridículo más absoluto. Eso algo que suele ocurrirle a todo artista que pisa semejante evento, como fue el caso de Nirvana en el 92 o en el 93, con Kurt Cobain haciendo un desacarado playback mientras Chris Novoselic lanzaba su bajo al aire que luego caería como un misil justo en su enorme y feo careto mientras sonaba de fondo "Smells Like Teen Spirit".
Personalmente, yo no considero a The Darkness como la última gran esperanza del rock y ni mucho menos creo que sean comparables a los Guns n’Roses del "Apetite for Destruction", pero debo admitir que The Darkneess es una banda que lo tiene prácticamente todo para que un buen amante de la música disfrute con ellos. Por ejemplo, su "Permission to Land" es uno de los discos de rock‘n’roll más completos de lo que llebamos de década (cosa que no es muy difícil) gracias a grandes canciones hardrockeras como "Black Shuck" (con la que suelen abrir sus shows) o bellísimas baladas como "Friday Night". Además, este grupo posee uno de los mejores directos que yo haya visto en mi vida, cosa que se debe en parte a la magnífica labor de su frontman, Justin Hawkins, un tipo que se nota que se ha curtido viendo vídeos y más vídeos de conciertos de grupos míticos como Thin Lizzy, Van Halen, Queen o AC/DC. Solo hace falta ver como emula al Angus Young del film "Let there be rock" en el tramo final de todos los conciertos, subiéndose a los hombros de un rodie para después pasearse por toda la sala a través del alocado público mientras toca un magnífico solo de guitarra. Y es que Justin Hawkins, además de ser un pedazo guitarra solista tiene una de las voces más características de la historia del rock. Sus agudísimos gritos alcanzan notas altísimas y se han convertido en el emblema de The Darkness. Por lo que respecta a los demás componentes de la banda cabría destacar la labor del hermano de Justin, Dan Hawkins, un tipo que viste en todos los conciertos una preciosa camiseta de Thin Lizzy y que se podría considerar como el gran heredero del guitarra rítmico de AC/DC Malcolm Young, con el que comparte la curiosa costumbre de mantenerse durante todos los conciertos a un lado del escenario, cubriendo las espaldas de su hermanito. También es de destacar la labor del bajista F. Poullian, un curioso tipo con un enorme bigote que, a diferencia de Dan Hawkins, tiene un papel destacable en las actuaciones en directo, como demostró en el concierto de Barcelona donde no permaneció quieto en ningún instante.
Es quizá por estas razones y muchas más que la crítica inglesa haya inflado indiscriminadamente a esta joven banda como ya hizo anteriormente con Oasis, Blur o Pulp. No debemos olivdar que The Darkness de momento solo ha editado un disco. Es buenísimo, sí, pero no deja de ser sólo uno. Tampoco debemos olvidar que también comenzaron su carrera musical con enome éxito grupos ahora olvidados como los Quireboys o The Verve, así que habrá que esperar a que The Darkness haga su segundo disco antes de encumbrarlos en los más alto y será en ese momento que podremos compararlos con los Guns n’Roses o con Motley Crüe. Y de momento las cosas pintan más que bien, ya que Justin Hawkins ha prometido que el esperadísimo segundo disco no tardará más de dos años en aparecer ni tampoco perderá el espíruto rockero del primero. Confiemos en que así sea.
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