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Curiosidad: la imagen es del día anterior, del concierto en Madrid | |
Voy a exponer un comentario de mi hermano, que define también mi opinión sobre el concierto que Queen y Paul Rodgers nos ofrecieron. Tres cosas: 1: Brian May es el DIOS de la guitarra. Sin discusión alguna. 2: La discografía entera de Paul Rodgers va a empezar a venderse como churros. 3: Roger Taylor (el batería) debería cantar más.
Tras un inicio bastante extraño, en el que sonó nada menos que el Lose Yourself de Eminem para animar al público (aunque sonaron algunos pitidos. No me extraña, pues no creo que tenga mucho que ver con Queen), Paul Rodgers surgió tras las enormes cortinas cantando en solitario. Una buena forma de decir al público: "Eh tíos, este señor se llama Paul Rodgers. Y ahora os vais a enterar de lo que es capaz". Caminó cantando la primera estrofa de Reachin’ Out, por una pasarela que partía del escenario y se internaba en el público a pie de pista (donde me encontraba yo).
De pronto, al llegar al final, tan tranquilo que parecía... cogió el palo del micro y lo blandió como una espada, en el instante mismo en que Brian May surgió tras las cortinas, para acompañarle con su legendaria guitarra. Los aplausos estallaron. Pero cuando el público se volvió loco de verdad, fue cuando dejaron caer las cortinas, con toda la banda tocando detrás la canción con la que, por tradición, Queen había empezado siempre sus conciertos: Tie Your Mother Down. Una pieza con mucha caña, ideal para empezar.
Le siguieron una canción menos conocida de Queen y otra de Paul Rodgers, y entonces comenzó el verdadero recital de Grandes Éxitos de Queen, empezando con I Want to Break Free y, sin dar tiempo a respirar, siguieron con Fat Bottomed Girls y también Crazy Little Thing Called Love. Brian May dijo al público en español: "¡Cantais muy bien!". Y es que no sólo nos limitábamos a cantar los estribillos; cantábamos las canciones enteras, a saco.
Tras esta explosión, llegó un periodo de calma, de intimismo. Pero sobretodo de nostalgia. Comenzó Rodgers saliendo a tocar y cantar al mismo tiempo, con una guitarra acústica y diciendo al público algo parecido a, "What the fuck are you doing here?" una canción muy especial para él: Seagull. Pero entonces le tocó el turno a Brian May, y entonces sí surgieron montones de mecheros de entre el público: tras decir, también en español, "esta canción es para Freddy" y lograr una gran ovación por ello, nos regaló una bellísima versión de Love of My Life.
También salió a cantar Roger Taylor, en varias ocasiones, con piezas como I’m in Love With my Car, These Are the Days of Our Lives o la mismísima Radio Gaga. Esta última, por cierto, debió sorprender mucho a todos los miembros de la banda, pues el público sincronizó casi a la perfección todas las dobles palmadas. El momento central del concierto, que no tuvo ni una sola pausa en las 2 horas que duró, lo protagonizó Brian May con el solo de guitarra más alucinante que he escuchado en mi vida. Un monstruo.
Pero Paul Rodgers salió enseguida a recordar quién es ahora el cantante de Queen cantando, entre otras, A Kind of Magic y I Want It All. Y entonces llegó el momento más esperado. Comenzaron a sonar los primeros acordes de Bohemian Rhapsody, y el público enloqueció. No por la canción en sí, sino por cómo estaba siendo interpretada: en una gran pantalla, al fondo del escenario, apareció el mismísimo Freddy Mercury. Y por los altavoces, sólo se escuchaba su voz. La guitarra y la batería la pusieron May y Taylor, en directo. Y para redondearlo, la parte final (desde "So you think you can leave me and spit in my eye") la interpretó Paul Rodgers.
Y llegaron los bises. Fueron cuatro: 1º: The Show Must Go On: una canción que ahora tiene más significado que nunca. 2º: All Right Now: posiblemente la canción más famosa de Paul Rodgers. 3º: We Will Rock You: todo el estadio tembló hasta los cimientos con esto. 4º: We Are the Champions: el mejor final de concierto imaginable.
Mis conclusiones son varias. Podría empezar diciendo que ha sido alucinante ver al señor Rodgers cantando con Queen, logrando una magia indescriptible: no canta como Freddy Mercury (ni ganas que tiene), pero aún así, estuvo increíblemente bien integrado con el resto del grupo. Supo cómo dar espectáculo, haciendo "payasadas" como lanzar el palo del micro varios metros arriba y cogerlo en el aire, o incluso moverlo como un helicóptero.
Eso si, creo que han dejado tres canciones míticas injustamente fuera del concierto: Somebody to Love, One Vision y Who Wants to Live Forever. Y ya más como una decepción personal, esperaba que tocaran Princes of the Universe e Innuendo. Pero no ha podido ser...
Una noche mítica. La "reina" del rock ha vuelto. Ojalá, ojalá no se quede todo en una gira, porque mientras Brian May y Richard Taylor sigan teniendo fuerzas, y Paul Rodgers siga demostrando que es una grandísima elección, podrán seguir demostrando al mundo lo que significa interpretar MÚSICA, en mayúsculas.
Anyway the wind blows...
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