Monográico sobre el trabajo de Alan Moore en Supreme.
Valoración: Excelente
Supreme es ante todo un homenaje al cómic de superhéroes clásico. Coger un personaje tan mediocre como era Supreme y darle una dimensión nueva, con inteligencia y con buen gusto no es el único mérito que tiene el genio barbudo en esta serie. Moore como siempre construye a partir de clichés algo que va a ser más grande que el personaje mismo. Lo que para el resto es solo superficie, para Moore es un medio de reflexionar sobre el medio y el arte, para congraciarse con la historia y para reirse con las inocencias perdidas de autores a los que el admira y que leyó en su juventud. Moore es un apasionado de los superhéroes, pero es consciente de las banalidades que estos conllevan. Si puede deconstruir el mito, lo hace, como en Watchmen. Si puede servirse de él para mirar por encima a otros autores y decirles: “Hey, esto no estaba tan mal”.”Esto era necesario.” “Esto era divertido y tenia una razón de ser”. Entonces surge Supreme. Y como un complejo juguete Moore lo transforma y le dedica su esfuerzo y sus recuerdos para que otros se diviertan con él. Hay gente que se divierte observando como el tipo de marras con mallas se zurra con un monstruo y le vence al final del capitulo. Moore se divertía con esto cuando leía comics de joven, pero ahora coge un comic de Image (que básicamente es lo mismo) y se aburre, porque carece de algo que tenían esos comics, el estilo. El respeto por el lector se ha perdido. Prima un dibujo espectacular y un guión pobre. Ya no se pueden escribir comics como en los 50, pero se pueden utilizar como un legado para no insultar al tipo que compra un cómic. Si no aprendemos de la historia estaremos condenados a repetirla; Moore ha derribado casi todas las barreras posibles en el cómic y no estaba dispuesto a dejar que Supreme se le escapará de las manos para denunciar lo que estaba pasando en la industria. Incluso para los que le achacan de egocéntrico se ríe de si mismo burlándose con los héroes de los 80’ que él mismo creó a partir de su Watchmen. Algunos números son mejor que otros, pero leyendo capítulos como La edad de oro o New Jack City comprendes el sentimiento de Alan Moore por un género dentro del cómic que tan buenos momentos le ha dado. El resto es una perfecta historia clásica que enlaza con momentos del pasado del personaje; dibujados como flashbacks como si se trataran de aventuras de los 40’, los 50’ o los 60’. Como el mismo Moore dijo; “El amor no tiene sentido. El amor es el sentido”. Y el amor de Alan Moore por los superhéroes es tan grande únicamente como su talento para escribirlos.
Artículo enviado por Elric el 15 de Noviembre de 2005