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Ficha libro: Título Original: The Moon is a Hard Misstress Editorial: La Factoría de Ideas Autor: Robert A. Heinlein Nº páginas: 352 págs Precio: 18,14 €
Robert A. Heinlein fue uno de los escritores de literatura de ciencia ficción más influyentes, junto con gente como Isaac Asimov o Arthur C. Clarke, en la Edad de Oro del género. Y en la actualidad muchas de sus novelas están consideradas como clásicos imperecederos de la literatura dentro de este género. Sin embargo, es una figura políticamente controvertida y entre los aficionados y especialistas del género hay eternos debates sobre este tema, debido a que su obra vivió dos etapas bien diferenciadas en las que en sus escritos defendió, aparentemente, ideales políticos completamente opuestos. En su primera etapa primaron obras como Tropas del espacio, a la que muchos acusan de ser una apología del fascismo; mientras que su segunda época como escritor (que coincidió con su segundo matrimonio) se ve caracterizada por novelas de talante liberal como Forastero en Tierra Extraña, libro cabecera del movimiento hippie en los años sesenta. Dejando de lado esta polémica, lo cierto es que Heinlein fue un gran escritor y que nos dejó pequeñas joyas como esta La Luna es una cruel amante.
En esta novela, ambientada en el año 2075, la Luna es, aunque no de forma oficial, una especie de colonia penal similar al Gulag de Siberia de la extinta Unión Soviética, a la que son enviados tanto criminales como disidentes políticos (aunque estos emigran al satélite de la Tierra de manera “voluntaria”). En este mundo gobernado por una cruel y brutal dictadura gobernada desde la Tierra por medio de un títere que ostenta el cargo de Administrador Colonial, vive y trabaja Mannie, hijo de presos políticos exiliados en la Luna que, por el hecho de haber nacido ahí, es un hombre libre que tiene el lujo por ello de trabajar como contratista privado para la Autoridad Lunar. Su trabajo consiste en asegurar el correcto funcionamiento de los sistemas informáticos del satélite incluido Mike, el Ordenador Central de la colonia, una computadora que inexplicablemente toma conciencia de sí misma y, por lo tanto, se convierte en un ser vivo y en el mejor amigo de Mannie. El informático se verá implicado en una revolución que pretende instaurar un gobierno democrático en la Luna, cuando ayuda a una joven llamada Wyoh a escapar de las fuerzas de la seguridad de la colonia.
No me extraña nada que esta novela ganara en su día el Premio Hugo, pues además de tener una calidad literaria innegable y de poseer un ritmo vertiginoso que obliga al lector a estar pegado a ella hasta que se la termina, sus valores tecnológicos, morales o políticos apenas han envejecido a pesar de algunos detalles tales como que Heinlein se adelantó y nos mostró una colonia lunar fundada en 1999 y una Tercera Guerra Mundial habida antes del final del Siglo XX. Otro pequeño detalle “negativo” de esta novela es que el trío humano protagonista (cuarteto si contamos con el inteligente y bromista Mike) sea algo estereotipado con el protagonista individualista de buen corazón metido sin querer en la lucha por una causa justa ayudado por un sabio profesor y por una encantadora y decidida mujer.
En lo tecnológico, Heinlein acertó en casi todos los temas que toca en la novela e incluso veo un atisbo de Internet en el sistema de comunicaciones empleado en la Luna en una novela escrita en 1968.
En lo social, lo más destacable es el sistema matrimonial adoptado por los habitantes de la Luna consistente en matrimonios lineales, donde dichos vínculos familiares pasan de padres a hijos, formando un clan familiar donde las nuevas “esposas” o “esposos” de algunos de los miembros de estos clanes pasan a formar parte de toda la familia como esposas o esposos de todos ellos.
En lo político, por desgracia la realidad que Heinlein idea para ese lejano año 2075 es la misma del 2004 o de 1968 y los gobiernos y sus gobernantes actúan en la novela del mismo modo que los actuales.
El resto de la novela es un alegato a favor de la libertad, del amor libre o del triunfo de los valores éticos que rigen o deberían regir la vida de los hombres. Por otro lado, esta novela le sirve a Heinlein como vehículo de denuncia contra los gobiernos poderosos que se creen en su derecho de regir sobre el destino de los habitantes de todo un planeta, contra los que usan las revoluciones y sus gobiernos para lucrarse o contra los hipócritas y fanáticos que desean imponer su propio sentido de la moralidad.
La Luna es una cruel amante es una obra clásica que todos deberían leer.
José Luis Mora jmazarias@dreamers.es
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