Indiscutiblemente la mejor película del “mimo de México”. Cantinflas al 100% (después se convertiría en un ridículo moralista), desborda simpatía, gracia y genialidad. Diálogos inolvidables, escenas de antología como aquella en que el peladito es enjuiciado y tanto el juez, el fiscal y el abogado terminan “cantinfleando”. Una obra imprescindible.