Lógicamente hay que mirarla desde una perspectiva propia de la época en que se filmó, con sus limitaciones y poco atrevimiento. Aún así, hoy en día destila cierta sensualidad (básicamente la que aporta el personaje de Julia Adams) y sorprenden sus planos acuáticos (ese amenazador plano del acuario con la protagonista en el fondo, esas coreografías submarinas). Una de las mejores variaciones del mito de La Bella y La Bestia que propició el nacimiento de uno de los personajes más entrañables y queridos del fantastique. Actualmente, se prepara un remake (encargado a Breck Eisner), pero no olvidemos que ya tuvo una afortunada revisitación a cargo de la factoría Corman en HUMANOIDES DEL ABISMO en el 80. Un remake inconfeso que sabía ser respetuoso con el original y que por momentos, se atrevía a volar solo.