Sólo juegan para ganar, o cómo un partido de fútbol pude tranformarse en una sesión sadomasoquista:
Está celebrándose la final de fútbol en el instituto, cuando Piñero, Carlos y Luisma se dirigen allí pues su ayuda ha sido requerida, pues son célebres por sus soluciones efectivas, aunque bruscas. Algunos jugadores del equipo del instituto los ven. Jugador #1: ¡Allí vienen! ¡Por favor, necesitamos vuestra ayuda! Piñero: En efecto, y aquí estamos...¿Qué queréis? Jugador #2: ¡Nuestro equipo está perdiendo! ¡Tenéis que hacer algo! Piñero: ¡Eeeeeeem...! Veréis, nosotros de fútbol, entendemos más bien poco... Luisma: ¡Nosotros no jugamos a no ser que nos paguen! Carlos: Como si tu forma de jugar fuera digna de pago... Jugador #1: No, si no es eso... Piñero: Si es cosa de estrategias, tampoco. Jugador #2: No, si veréis, el problema en cuestión está relacionado con un asunto algo difícil de manejar... Carlos: ¿Acaso es una conspiración tramada por gente influyente? Luisma: No habrá hombres desnudos bajo algunas camas...¿verdad? Jugador #1: No, es que el capitán... Piñero: (Interrumpiéndolo.) Que por cierto, no lo veo...¿Dónde está? Jugador #2: Jugando. Piñero: (Mirando al campo.) Pues no lo veo... Jugador #1: Está en el área del equipo rival. Piñero: ¿Seguro? Carlos: Yo no lo veo. Luisma: Yo tampoco, eso es que se ha dado el piro el muy cabrón. (En el campo de juego los jugadores se mueven.) Piñero: Nada, que no lo veo...¡Un momento! ¿Qué es eso que hay tirado en el área...? ¡Pe...pero si es el capitán! ¿Qué coño le está pasando? Carlos: ¡Ahí va, es verdad! El pobre está tirado como una vulgar colilla. Luisma: ¡Illooooooooooooooo! ¡Qué fuerte! ¿No estará haciéndose una paja? Piñero: (Al jugador #1) ¿Puedes explicarme qué coño le pasa? Jugador #1: Es que está lesionado... Carlos: Bueno, eso es evidente...Lo que Piñero quiere saber es cómo ha sido. Jugador #2: Pues tiene la pierna derecha al borde de la fractura... Luisma: ¡Coño! Jugador #2: Y el hombro izquierdo tan dislocado que baila sobre la clavícula... Carlos: ¡Dios, por separado son dos lesiones que duelen mucho, pero juntas deben de ser horribles! Piñero: Pero, ¿cómo puedes saberlo tan concretamente? Lo que quería saber era si se había desmayado por calor o algo así o había sido golpeado... Jugador #1: No, si las lesiones se produjeron hace semanas ya... Los tres: ¿EIN? Jugador #2: Fue lesionado en la pierna hace tres semanas, y en el hombro hace una y media, como quien dice... Piñero: Pe...pe... Carlos: ¿Pero cómo coño dejasteis que jugara con la pierna hecha cisco? Luisma: ¡Illo, esta gente debe de ser masoca o algo! Jugador #1: Es que ese es el problema que queremos solucionar y no sabemos cómo... Piñero: ¿El qué, cómo sois tan gilipollas como para permitir esto? Jugador #1: ¡Si no queremos! Si de nosotros dependiera, estaría en el banquillo, descansando como un maharajá. Luisma: ¿Entonces, illo? Jugador #2: Es que según parece ser, cuando el capitán era pequeño tenía un entrenador brasileño, pariente de Carlos Castaneda, que le dijo que el número diez era el número del capitán, y que aquel que llevara ese número no podía retirarse del partido bajo ningún concepto. Y tal es el caso, pues es el capitán y lleva el puñetero número. Piñero: Esa es la creencia, incuestionablemente, más estúpida que jamás haya leído u oído. Carlos: Yo la catalogaría entre las estúpidas chocantes. Luisma: ¡Eso es un rollo que se ha inventado para destacar en todos los partidos, para figurar! Piñero: ¿Entonces queréis que lo convenzamos de que se retire? Jugador #1: ¡Sí, por favor! Carlos: Y me pregunto yo...¿Qué coño hace vuestro entrenador? Piñero: ¡Buena pregunta! Luisma: ¡Eso, eso! Jugador #2: ¿Entrenador...? ¡Ah, sí, ese tipo en que de vez en cuando nos fijamos en los entrenamientos! Es que normalmente el que más habla es el capitán... Luisma: Lo que yo os diga, ese tío quiere figurar más que nadie, el muy cabrón. Jugador #1: Un momento, que lo llamo...¡Entrenador, venga un momento! (Entra una sombra) Piñero: ¿Es usted el entrenador...? (La sombra hace gestos de asentimiento) Bien, ¿puede explicarme por qué motivos permite que este muchacho juegue en tan lamentable estado? (La sombra hace gestos incomprensibles) Carlos: Está diciéndote que no sabe qué hacer. Luisma: No, que le deja jugar porque luego le hace unas pajas en el vestuario. Piñero: ¡¡Silencio!! A ver, usted, explíquese más claramente...(La sombra hace más gestos ambiguos) ¿Es que no sabe hablar con claridad? Escríbalo, pues..(La sombra tiembla) ¿No sabe? Pues indíquelo por señas...No, espere, eso es peor todavía...Mire, si no va a hablar, ni a escribir ni a comunicarse de modo inteligible, márchese, por favor (La sombra se va) Carlos: Parecía la sombra de Hamlet, macho. Luisma: (Pensando) ¡Illo, pues digo yo que el árbitro es un cabrón, con lo que han catigado al chaval y no ha hecho nada por lo visto...! Carlos: ¡Coño, el árbitro! ¡Es verdad! ¡En este juego hay un tipo vestido con un traje más negro que uno de luto! Piñero: ¡Cierto! ¿Dónde está el árbitro? Jugador #2: ¡Eeeeem! Creo que no conseguirás nada. Piñero: ¿Por qué no? A ver...(Busca con la mirada al árbitro.) ¡Allí está! ¡Árbitro! ¡Árbitro! ¡Eh, aquí! (El árbitro mira entonces a Piñero. Es un tipo chulesco que no parece muy dado a hablar.) ¡Escuche, debe ordenar que el capitán del equipo anfitrión sea atendido por los servicios sanitarios! (El árbitro gesticula una mueca de superioridad) ¿Qué diablos hace? ¡Tiene que ordenarlo ya! (El árbitro hace otra mueca) ¡Será gilipollas! ¡Le exijo INMEDIATAMENTE que pare el juego y saque al capitán! (El árbitro le hace una burla. Piñero queda asombrado y se muerde el labio inferior furioso) ¡NO OLVIDARÉ ESTO, PREPÁRATE, VOY POR TI! Carlos, Luisma, ¡Apuntad esto! Carlos: (Saca una libreta y escribe) ¡Vale! Piñero: (Piensa un momento, después habla) Bueno, ahora veo qué demonios ocurre...Desde luego, impedir que ese pringado juegue cuesta una burrada...Pero una cosa...¿No tenéis un sustituto que juegue en su posición? Jugador #1: Sí, claro que lo tenemos pero como si no existiera, el capitán siempre juega... Carlos: Que venga, que va a jugar. Jugador #2: ¡Sería magnífico! ¡Eh, Pepito, acércate, que vamos a decirte algo muy interesante! (Viene el jugador sustituto, de nombre Pepito) Este es sustituto, Pepito. Jugador sustituto, de nombre Pepito: ¡Hola, qué tal! ¿Qué queréis? Piñero: Mucho gusto. ¡Queremos que hagas el calentamiento, que vas a salir a jugar en el lugar del capitán! Jugador sustituto, de nombre Pepito: (Queda petrificado) Pe...pe...¿Jugar? ¿En serio? Piñero: ¡SÍ! ¿Qué pasa, no quieres? Jugador sustituto, de nombre Pepito: ¡No! ¡Sí, que diga! E...es que...¡Snif! Es que el capitán nunca me deja...¡Snif! Mira que me entreno día tras día, mira que está doblemente lesionado...¡Pero nunca me deja! ¡Buaaaaaaaaah! (Rompe a llorar, por si alguien no lo ha captado) Carlos: (Situándose tras él y dándole palmaditas en la espalda) ¡Venga, venga, tranquiiiiiilo! Luisma: ¡Ese tío no va a volver a figurar a costa de joderte! ¡Nosotros le joderemos su plan de mierda! Piñero: ¡Exacto! Pero venga, calienta que vas a jugar. (Al jugador #2) Dile al árbitro cabrón ese que vamos a realizar un cambio, y si no quiere, ¡dile que se prepare! Jugador #2: ¡Enseguida! (Va al borde del campo de juego y solicita el cambio. Este se lleva a cabo) Piñero: A propósito...¿Cómo se llama el tío este, el capitán? Jugador #1: Oliviero Ozanu. Piñero: ¿Ozanu...? Me suena... Carlos: Claro, como que es pariente de Ozanúnest, nuestro compinche, el famoso autor de obras pornográficas de distribución gratuita que ha escandalizado a todo el país. Luisma: ¡Valiente degenerado! Carlos: ¡Pues tú coleccionas todos sus relatos! Luisma: Eso es por no disgustar al chaval... (Una camilla aparece entonces portando a Oliviero Ozanu, el capitán. Éste viene discutiendo con el jugador #2) Oliviero Ozanu, el capitán: ¡¿Pero por qué hacéis esto?! ¡Sabéis bien que hago falta en el campo! Jugador #2: Oliviero, hemos aguantado lo suficiente. No niego que seas muy bueno, pero con el hombro y la pierna lesionados no puedes hacer más que yacer sobre el terreno de juego (Llegan a donde están los demás) Oliviero Ozanu, el capitán: ¡Repite eso! Sabes bien que si durante un momento supero el dolor y recibo el balón, marcaré con seguridad absoluta. Jugador #2: Oliviero, nuestros rivales no son gilipollas, y saben bien que si el balón nunca llega a ti, no marcarás, y se dedican a pasarse el balón cuando tú te levantas. Lo que tienes que hacer es retirarte y dejar que juegue tu sustituto por esta vez, ¡coño! Oliviero Ozanu, el capitán: ¡Sabes bien que no puedo retirarme por la promesa que hice tiempo atrás! Además, ¿por qué debería hacerlo? He jugado con gente enferma del corazón, con otros masocas que se autolesionaban si no se superaban...Al lado de eso, esto es una filfa (Piñero y compañía se quedan estupefactos) Jugador #2: Oliviero, es comprensible que creas que eso es normal y aceptable...Pero la realidad es que eso no es sino un conjunto de diversos síntomas de enfermedades mentales relacionadas con el autolesionamiento. Y no discutas más: Pepito va a jugar en tu lugar. Y ya era hora de que el chaval jugara, ¡"joer"! Oliviero Ozanu, el capitán: ¡No! Que él no ha hecho promesas insólitas, que yo sepa. Jugador sustituto, de nombre Pepito: ¡Buaaaaaaaaaaaah! ¡Oliviero, déjame jugar, "poooorfa"! Oliviero Ozanu, el capitán: Lo siento, tío, pero así es la vida. Si quieres jugar, has de hacer promesas raras. O no ver nunca a tu padre. Jugador #1: ¡Oliviero, la decisión ya ha sido tomada! Sales del juego. Oliviero Ozanu, el capitán: ¿Y quién lo dice? Piñero: Yo. Oliviero Ozanu, el capitán: ¿Y tú eres...? Piñero: No importa quien soy, lo que importa es que eres un mamarracho masoquista horroroso que no puede ser convencido por sus compañeros de que no siempre va a jugar, y menos con el cuerpo muy lesionado, y de que debe cederles la oportunidad a otros. Así que no juegas. Oliviero Ozanu: ¡Me gustaría verlo! Piñero: ¡No lo verás, porque dime: ¿Cuánto son dos más tres?! Oliviero Ozanu: (Tras pensar) ¡Cuatro! (Todos están estupefactos. Al ver la impresión, Oliviero Ozanu, el capitán, empieza a pensar de nuevo) Piñero: No me esperaba tal respuesta, pero...¡Por el culo te la hinco! (Piñero le pega entre los ojos a Oliviero Ozanu, el capitán. Este cae inconsciente) ¡Ahora seguro que no juegas! ¡Venga, el sustituto en el campo YA! Jugador sustituto, de nombre Pepito: ¡SÍ! (Sale al campo casi bailando de alegría) Piñero: (A los jugadores sin nombre) Ea, pues esto es todo lo que podemos hacer...Os recomiendo que no seáis tan blandengues en la próxima ocasión, o al menos avisadnos a tiempo para no tener que aplicar métodos violentos. Carlos: Lo mismo que yo opino. Luisma: Eso, que luego nos llaman violentos... Jugadores sin nombre: ¡Sí, muchas gracias! Nuestros amigos decidieron ver el partido, y pudieron admirar el arte y el dominio de Pepito, quien remontó el partido y obtuvo el puesto de manera permanente. Oliviero, por su egoísmo, fue castigado a limpiar los servicios hasta que las ranas tuvieran pelo. Después, Piñero fue atacado por una hincha loca de Oliviero, que precisó calmantes cuando fue rechazada por Piñero.
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