Tan pronto como Alfred hubo abandonado la habitación, el joven Tim Drake se quitó la máscara de Robin y miró a la sombra de ojos blancos que tenía delante. -Si es por dejar que Catwoman se implicase en esto- tanteó-… Lo primero que hice fue intentar echarla, te lo juro. Para su asombro, Bruce Wayne se quitó la máscara de Batman, se sentó en una butaca junto al fuego y le invitó a hacer lo propio. El muchacho se sentó con timidez. -La razón por la que he querido hablar contigo en privado- explicó Bruce- es que no quiero que los demás conozcan esta fase del plan. Necesito mantenerlo en secreto para todo el mundo, pero dado que es preciso que Bruce Wayne sea visto durante el día, necesito que seas tú quien se encargue de esta etapa. El miedo desapareció de la mirada de Tim y dio paso al interés. -¿Yo? -Normalmente se lo pediría a Oráculo- admitió-, y reconozco que me sabe mal no confiarle a ella esta parte del plan, pero es de vital importancia que ella no lo sepa. Mañana todo el mundo se dedicará en exclusiva a localizar alguna pista que pueda decirnos quién es el ladrón. Pero lo cierto es que ya tengo todas las pistas necesarias. -¿Ya sabes quién es?- preguntó Tim, impresionado. -Todavía no, y de eso es de lo que quiero que te ocupes tú. Aparte de Oráculo, eres mi mejor soldado en lo que a ordenadores se refiere. Necesito que busques cuántas personas pueden encajar en el perfil que te voy a dar. Y bajo ningún concepto deberás hablar de este trabajo con nadie, salvo conmigo o con Alfred.
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