El tráfico era anormalmente escaso esa noche. El batmóvil ni siquiera tenía necesidad de pasar inadvertido. Batman tomó una curva. Ante él, a lo lejos, recortándose sobre algunos de los edificios de la zona, estaba el Gotham Plaza. La habitación para Lee Cliff había sido una jugada maestra, en su opinión. Se aseguraba un entorno perfectamente controlado para el encuentro. -Batman, ¿me recibes?- dijo la voz distorsionada de Oráculo. -Te recibo. -Oye, ¿estás seguro de que es este tío? Según este informe hace años que no se sabe nada de él. -Es el único que encaja en el perfil. Investiga un poco y verás la conexión. -Lo que quiero decir es que, si nos estamos equivocando, entonces a este tío le dará igual el escalador de circo, y por tanto la trampa no servirá de nada. -Hay un plan secundario, para el caso de que me esté equivocando. -Genial. ¿Me lo puedes contar? Batman aparcó el batmóvil en un callejón, y tan pronto como puso un pie en el asfalto el vehículo se camufló automáticamente. -Te lo debo- respondió finalmente-. Tengo una forma de rastrear el cd que te robó. -Vaya, es un detalle. ¿Y lo estás rastreando ya? Porque el ladrón podría copiarse el disco y destruir el original. -Está rastreado desde el primer momento. Ahora mismo está en una habitación del Ritz Gotham. -Un ladrón con criterio, desde luego. Batman contempló la fachada oeste del hotel. Estaba frente a la Torre Gotham. -Desde luego- respondió, y luego miró hacia las sombras-. Muy bien. Comienza la operación.
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