El Faraón
No hay inicio y tampoco hay un porque, todos sobrevivimos a la arena que se mueve y nos traga en su dimensión desconocida, cuando las galaxias se estuvieron convirtiendo en cultura y las religiones se morían en la selva, nada nos entretenía, los cuerpos se vaciaban de sentimientos y se llenaban de emociones, la naturaleza corrompida por la mano humana, sin los dioses para protegerla; porque se ha roto la comunicación divina entre ambos lados, porque nunca nada antes había existido y hoy generosa entre la multitud hacen brotar semillas de maldad púrpura, que caminan sin cesar entre los pueblos muertos y entre las ciudades ocultas, en su mascara putrefacta y maldita. La copa se empieza a derramar, por lo cuál ahora es el momento de realmente comenzar a vivir, destruyendo todos los viejos hábitos, desde el fondo de nuestro interior, empezar a disfrutar de nuestro verdadero yo, sin temores y sin dudas, lo más importante y esencial se nos regala todos los días, sin costo alguno, tenemos acceso ilimitado a este regalo tan precioso y maravilloso, cada instante, cada segundo, cada momento de nuestras vidas, él nos abraza y nos dice que nos ama y que desea que vivamos felices; sí, es el aire, es el agua, es todo lo que nos rodea y que nos brinda esta satisfacción y aparentemente es algo tan sencillo e insignificante que no prestamos oídos a su esencial presencia y así, podría enumerar cientos de miles de cosas tan sencillas, que nos son otorgadas a cada momento, y aún así no estamos contentos, ni felices, por aquello que la gracia divina comparte con generosidad con nosotros. Cuantos talentos se han perdido para siempre y cuantas virtudes se han corrompido con el paso de los tiempos, retomamos como nuevo lo antiguo y lo nuevo lo desechamos como viejo, retrocedemos y avanzamos al mismo tiempo, y así no llegamos a ninguna parte, adoramos lo que llamamos malo y reprimimos lo que consideramos bueno, porque es la mejor manera de sobresalir de los demás, tememos a lo desconocido, pero a la vez deseamos conocerlo, porque nuestra naturaleza es, querer saberlo todo, sin excepción. Siempre queremos probar nuevas experiencias porque lo rutinario, se vuelve frío y aburrido, pero ¿Por qué? equivocar el camino cuando las opciones son infinitas y la gran mayoría de ella nos pueden conducir por espinas y adversidades, pero la recompensa es tan grandiosa y maravillosa casi comparada con tocar el paraíso con los dedos; aun así mi alma atormentada por el vacío y la soledad, me alejan cada vez más, de estos exquisitos placeres; cuando llueve y el olor a tierra mojada, me transportan a muchos momentos inexplicables, pero inolvidables para mí; miles de sentimientos se apoderan por completo de mi existencia endurecida y congelada por el paso de los años y de las experiencias, cobrando vida, de manera espontánea y el nudo en mi garganta, se hace visible, casi de inmediato. Sin excepción alguna, aún sabiendo todo esto, creo que yo podría hacer algo al respecto, creo firmemente que podría aportar a todos aquellos desamparados y hambrientos, un techo con calor de hogar y un trozo bendito de pan, para los sedientos y desesperanzados, un poco de agua de la vida y algunas palabras que alimenten su alma y le devuelvan la fé, la paz y la tranquilidad. La legión de mensajeros se arrodillan ante mi camino de tortura, ellos saben cuán difícil es mi travesía, el hambre y el acecho de la muerte son mi pan de cada día, se aproximan como buitres, esperando el momento preciso para atacar, sabiendo que alguna de mis flaquezas y debilidades darán la oportunidad para asestarme su inevitable golpe, pero como buen guerrero aprovecharé al máximo mis fortalezas para aplazar mi partida, ni en el arte de la guerra se encuentra escrita mi sagacidad y audacia para lidiar con mi batalla diaria, donde salgo victorioso al final del día y así será hasta que me enfrente a la pelea final, donde ambos contrincantes seremos vencedores por unanimidad, yo me dejaré llevar por el suave cauce de la inexistencia y el me conducirá por su territorio y me ofrecerá su hogar, compartiremos juntos una eterna amistad. Llega a mi vieja memoria un recuerdo olvidado, hace tanto pero tanto tiempo, que es un milagro verdadero el recordarlo aún. Érase una vez en un lugar muy lejano, en el centro de un desierto, existió una moderna civilización gobernada por un faraón, y a su vez, el faraón contaba con doce consejeros reales, sin duda alguna, este faraón había logrado lo que ningún otro faraón anteriormente; trajo a su pueblo tranquilidad, paz, prosperidad y confianza; todos le querían sin excepción y deseaban que ese tiempo nunca acabara, lo que no sabían ellos, era que en el cuerpo del faraón, habitaban muchas almas, nadie jamás imaginó esto, todo en el era único, casi divino; vestía como todos los faraones, caminaba siempre erguido y altivo, reía cuando los bufones reales hacían sus comedias. El faraón siempre decía que ingratos hemos sido, somos y seremos con nuestra existencia, aún cuándo nacemos para vivir, aún cuándo vemos para aprender y lo único que hacemos es vencer para destruir. Anubis dió su vida por la gloria, pero la gloria no dió su vida por él; aún en su mas fiel admiración por Mercurio, tarde fue su desventura para ubicarse, en la cruel realidad, los sórdidos guerreros nunca triunfan en la guerra y hasta los más inmensos imperios se desbaratan con el fuego y sin embargo la lección no se ha captado por completo, siguen surgiendo amos y guerreros como Horemheb, el rey escorpión, Andyib, Sanajt Nebka, etc. Al igual que dioses como Horus, Isis, Osiris, Mitras, Krsna, Amón, Ra, etc. Y aún muchos más son los esclavos. Pero a decir verdad, todos somos esclavos; esclavos de nuestros propios errores, de nuestras virtudes, de nuestras riquezas, de nuestras pobrezas, de nuestras ideologías, de nuestros sentimientos, de nuestros hábitos, de nuestro propio cuerpo, en fin de todo; no se puede ser libre, cuando se está lleno de un infinito número de razones para ser esclavo, solo aquel que ame la vida con pasión y esté en armonía con todo su universo, será un alma casi libre, que correrá por la vida, por el camino iluminado, por la serpenteante y blanca luna; el cielo y el infierno se enfrascará en terrible batalla, solo para conquistar un lugar especial en nuestras almas, el día bailará con la noche, en su danza inmortal, nuestros ojos no se atreverán a desvestir el final, cuando los rayos toquen la campana de oro, iniciará el sonido del ritual de los elegidos y entonces siete jinetes llevarán el mensaje oculto a todas las naciones y a todos los pueblos, doce copas celebrarán el surgimiento de un nuevo poderío, que erigirá nuevos templos de maldad brillante, y los cielos se tornarán lluviosos y grises y con el hedor de sus respiraciones y sus palabras, se impregnará la naturaleza misma hasta marchitarse, ni Yaveh con sus enseñanzas y legado, ha logrado vislumbrar siquiera una milésima parte de los acontecimientos verdaderos y reales que habrán de resurgir en el nuevo reino. Que días aquellos, en los que yo era un jovenzuelo, lleno de luz, fé y esperanza; que creía con los ojos cerrados en los dulces y mágicos llamados del amor; que ingenuo era mi corazón, pero que bello era mi mundo de fantasía; donde la vejez o la enfermedad no existía en ningún momento, todas las personas que me rodeaban eran perfectas, bailaban siempre llenas de gozo y de felicidad, no había ni un solo ápice de maldad en ellas, generosas y bondadosas, era lo que las caracterizaba, pero brutal es la caída a la realidad, cuando inicié a comprender el verdadero sentido de lo duro e injusto que es la vida, y con la impotencia brotando de mis sensibles ojos en un caudal torrente de lágrimas que provenían de lo más profundo del océano de mi alma, entonces supe que mi alma se revelaba por completo a todo aquello que afligía y hacía daño a todo lo que me rodeaba. Pero que puede hacer un joven inmaduro e inexperto, ante los grandes misterios de Dios, como podría yo oponerme a su sabia felicidad. Para poder coexistir todo en armonía es necesario el equilibrio universal, para que pueda existir el bien, el mal tiene que florecer, para que la vida pueda brillar y germinar, el santo velo de la muerte tiene que flotar en el ambiente y hacer su tétrica aparición de vez en cuando, y así sucesivamente encontraremos un equilibrio, no puedo imaginar en ningún momento un mundo lleno de puros santos, obviamente la vida sería mucho mejor, pero romperíamos la ley del equilibrio y tampoco puedo imaginar una vida llena de malvados sin compasión, ni piedad, hambrientos de poder y de gloria, lo cuál es todo lo opuesto a la santidad y por ende nada bueno ni positivo resultaría el vivir así, es por esto que se comparte por partes iguales singulares oponentes, aunque a decir verdad, en más de alguna ocasión el equilibrio se ha roto por completo, pero el supremo creador con su sabiduría infinita ha establecido que para problemas radicales siempre las soluciones han sido radicales. Amaba a las mujeres y al exquisito vino, creía en sus dioses, pero aún así, en el fondo sus múltiples personalidades o almas lo atormentaban día y noche. Desde su niñez todos supieron de su gran capacidad de razonamiento y de su enorme potencial en oratoria, podía dirigir un discurso de dos horas sin parar y se sabía también de su gran avidez por aprender, todo lo que podía lo aprendía, sin ninguna distinción, todos le admiraban desde entonces; sin embargo a medida que fue creciendo y una vez que hubo aprendido todo lo que podían enseñarle. Su insatisfacción iba en aumento, había aprendido de todo, pero nunca le enseñaron a ser feliz y a estar satisfecho de todo lo que la vida le había otorgado, cualquiera hubiera dado su alma por estar en su lugar, aunque sea por unos días, pero bueno, la condición del faraón era esta y el quería creer desde lo mas profundo de su corazón que todos los dioses se habían reunido para darle este regalo, necesitaba creerlo mas que nadie, para así suponer que en realidad no era un ser mortal, sino mas bien un semidiós, con muchas almas en su cuerpo y con una misión aquí en la tierra y que su sangre aunque se pareciera a la de cualquier ser humano, en realidad no lo era, pensaba que si su sangre era divina entonces solamente la debía mezclar con otros de su misma sangre, para así lograr que su linaje lograra perdurar por siempre y así mantener unida su estrecha línea divina a través de los tiempos venideros. Pero si esta creencia era únicamente producto de un ego elevado o de su más desafiante imaginación entonces se encontraba en un gran problema ya que todas sus creencias e ideologías tenían su fuerte base en su personalidad mística y poderosa, la cuál no podía desvanecer de manera instantánea. Su férrea voluntad, se impuso por sobre todas las cosas, ya sin importarle la causa o la razón de su ser, si únicamente era una fantasía, vislumbrada en su etéreos sueños, amalgamados en sus desveladas preocupaciones, sin embargo lo que el representaba era fundamental para todos su súbitos, la opinión de su pueblo, hacia su persona era muy importante, pero como podría alejar y rechazar su verdadera naturaleza, su único don divino. Cuantos bolsillos fracasados se han hundido en el lodo, desperdiciando preciosos instantes en esta vida sabia, a pesar de todo, yo he vuelto a tener otra oportunidad, el supremo creador ha apoyado mis inquietudes y con su mano guiándome en todo momento, ha depositado plenamente su confianza en mí, para llevar a cabo una de sus infinitas obras, con la finalidad de aplastar de una buena vez, a aquellas doctrinas que son tan falsas como sus lideres, arrancar desde la profundidad a todas aquellas sectas, que van contaminando a las mentes de millones de personas, que si fueran encausadas por un único camino y con la certeza de saber que es el correcto, nuestra estancia aquí sería mucho mas sencilla y mas equitativa. La naturaleza se ajusta cuando todos podríamos alcanzar nuestros sueños y abrazar nuestras victorias, la economía repartida por bienes iguales; y con los peregrinos y el universo entero rezando en la única iglesia habida y por haber; la iglesia de dios, sin paredes, sin templos, sin figuras, sin falsos profetas, así de simple, una comunión eterna entre padre e hijo únicamente, para evitar posibles guerras sangrientas, que al final de cuentas son innecesarias y en la mayoría de las veces injustas; Sethi enfrentó muchas batallas ante los Hititas y en muchas de ellas salió victorioso, gracias a sus tácticas, estrategias, carisma y liderazgo, pero al final solo logró llegar a la región de la nada cuando su fatal derrota y muerte lo obligaron a abordar, la barca del exilio eterno, junto con sus hombres leales; un final sumamente inquietante y miserable. Así es, el faraón había nacido con dos grandiosas naturalezas, la de un ser humano; común y corriente, y la de un dios, pero esto ya no extrañaba en gran medida a su pueblo, se sabía que mucho antes que él, el planeta estaba habitado por muchos semidioses, pero que no habían estado tan evolucionados, y sus figuras eran parte humanas y en parte de animales, y que ahora se encontraban, en el inframundo, condenando a los injustos y pecadores, al castigo eterno y solo el libro de los muertos, era la salvación de las almas comunes, pero se dice que los semidioses se van directo a formar parte de ese gran tribunal, y tienen asegurada la gloria eterna. Sin embargo la mayoría de estos semidioses, en su cuerpo solo habitaban, dos almas que vivían en armonía, una junto a la otra, se ayudaban mutuamente en toda ocasión, nunca jamás se hicieron daño, convivían siempre unidos, aprendían uno del otro, la debilidad de uno se convertía en fortaleza del otro. Pero en cambio, en el faraón su situación era mas complicada, en su interior el conflicto, era un caos total, cada alma quería crear sus propias reglas y condiciones, no había armonía absoluta, cada una elegía un camino distinto, no era como el cauce del río, en donde toda el agua lleva una misma dirección y una misma corriente, en el era todo lo contrario, por eso no se apoyaban mutuamente, si alguna flaqueaba la otra la utilizaba en su contra, no se permitían errores ni fallas, porque de lo contrario, se aplastarían unas contra otras, el odio y la envidia entre ellas mismas eran a muerte, por lo que, cuando muchas almas, viven dentro de un mismo cuerpo y estas no conviven entre ellas y si no llevan el mismo paralelismo, harán de un infierno de aquel que las porte. El aire que comenzaba a respirar aquel gran ser, parecía provenir del mismísimo paraíso donde la gloria es eterna, y sin consideración alguna se apoderaba de todos sus débiles sentidos, que adormecidos por la lluvia de la tristeza, agobiaban sus pérfidos pensamientos y acciones, para luego abofetearlo con un trozo de su despampanante y exquisita melodía del desprecio, y después continuando con sus letales agresiones lo mandaron al templo del olvido, del que ya jamás volvería a salir, hasta que los dioses lo acogieron en su seno y le brindaron su gracia y divinidad. Se olvidó para siempre del pasado tormentoso que confundía a sus etéreos y fugaces pensamientos y ubicó su presencia cautelosa y afortunada a disfrutar de la más bella compañía y del bienestar infinito, que le causaba su estancia aquí, en este lugar donde se aspira fé y se expira paz, aquí todo es bello y eterno, no hay hojas ni palabras suficientes en el mundo para describir este sitio celestial, la luz que irradian todos los espíritus son suficientes para ver con claridad, el infinito, y también, desde aquí se ve la oscuridad con sus figuras grotescas y su sonidos guturales, que arrancaban de su corazón un escalofrío profundo que recorre toda su bella luz y hace que se estremezca su cansado corazón, con tal visión. En el faraón habitaba: el artista, sensible creador de bellas obras de arte; el dictador, duro anarquista, que gobernaba sin compasión y sin piedad; el santo, alma noble, capaz de dar la vida por el hermano y por el prójimo; el intelectual, alma ególatra, de gran conocimiento, que trataba de explicar el porqué de todo; el oscuro, alma que camina en las tinieblas, capaz de cualquier acto siniestro y el alma propia del faraón, que se revelaba a compartir el mismo cuerpo, por lo cual existía una batalla diaria y una vida casi imposible de sobrellevar dentro de la cordura. De esta manera, al gran faraón, que vivía muchas vidas en una sola, los acontecimientos cotidianos, le dificultaban su existencia, al igual que a todos lo semidioses, sus sentimientos eran como un mar de confusiones. Cuando vivía como artista, su existencia era súblime y elevada, ante sus ojos, todo florecía como arte verdadero y en su mente, se imaginaba grandes construcciones arquitectónicas, que solo un artista real podría diseñar de esa manera majestuosa, magnifica y bella, pero entonces el dictador, que habitaba también en él, con su risa sarcástica se burlaba de él, hiriéndolo profundamente, dejando ver que sus sueños eran basura, que eso no mantiene a un imperio, que lo que el pueblo necesitaba, era mano dura, cobrándole más impuestos, para poder mantener un ejército poderoso, que pudiera ganar batallas y conquistar así, nuevas civilizaciones y el santo, interviniendo decía que ninguno de los dos tenia razón, que la vida era tan hermosa, como para desperdiciarla en actos de violencia o construyendo castillos, que era mejor, llevar al pueblo por el camino correcto, hacia su salvación, hacia dios; y el intelectual, tratando de sacar provecho, convenía que los tres tenían razón, que eran necesarios esos castillos y convertirlos en grandes fortalezas, y que, el tener un ejército poderoso, los hacía inmunes de conquista y a la vez, el tener al pueblo contento, sometiéndolos a una cultura religiosa, los hacía leales al faraón, sin embargo el oscuro interviniendo, con su lengua desdeñosa y falaz, promete arrastrar al reino hacia la eternidad, si se inician cultos sagrados a Atón y convertiría a todos y cada una de las almas hacia la inmortalidad; pero ninguno estaba dispuesto a ceder, cada uno quería hacer, lo que creían era lo mejor, y nunca llegaban a un acuerdo, atacándose uno contra otro, sin compasión alguna. El faraón Uniéndose a todos para ganar la batalla contra la sedienta avaricia, que destruye los viejos preceptos y la energía cósmica se revuelve con la música cotidiana, perdiendo brillo y autenticidad, todo se consume en la brasa ardiente de la muerte, y solo queda la esencia del guerrero que asciende a la luz, cuando la oscura soledad se apodera de la suerte que domina sin sentido ni razón, no hay lógica en el caos, solo ocurre porque así debe ser, porque es parte del aprendizaje evolutivo, la fuerza entra por los sentidos y por las heridas que no sanan, sin la medicina correcta. El santo con sus palabras proféticas decía que la humanidad se había dividido considerablemente y de una manera realmente vertiginosa que hoy en día es casi imposible poder de alguna forma, lograr la unión o la unidad; tanta variedad de pensamientos, algunos creadores, otros destructores, otros inspiradores, otros seguidores, otros parásitos y algunos otros observadores, y aún así, no nos hemos percatado aún, que todos hemos contribuido con nuestro grano de arena, para que nuestro universo sea degradado cada vez más, solo es cuestión de tiempo para que la sabia naturaleza empiece a escupir cometas en fuego mágico y que grandes explosiones cubran el suave cielo, con su oscuridad y después resurja en rojo vivo el vestido del planeta; hemos recibido la llamada celestial, en una serie de códigos circulares que aparecen por todos lados, que nos incitan a alejar nuestras energías negativas y que de una vez por todas unamos nuestras vidas como hermanos; hermanos que viven bajo un mismo cielo; hermanos que viven bajo una misma armonía. Mis ancestros también lo vieron, todas las antiguas civilizaciones acudieron a su llamado y respondieron con una grandiosa fé. El faraón viéndolo desde otra perspectiva mas consciente y mas objetiva, siempre llegaba a la misma conclusión y todo esto se decía, a sí mismo, que era una situación simplemente vaga y extraña, con elemento sórdidos, sin ningún prejuicio, que lo podrían llevar al borde de una trágica locura, así de absurdo y vacío se convertía cada pensamiento ajeno, que lo arrastraba a cada segundo a un abismo infinito, donde cada parte de su imaginación era un universo cambiante, pensaba entonces que el caos era solamente un ajuste necesario o bien un reacomodo de ideas perdidas, ubicándolas donde realmente pertenecían. Algunos espíritus humillados, en la infelicidad se retuercen en las tinieblas, buscando con sus manos el camino indicado para poder llegar al ansiado perdón, que devolvería a sus opacos ojos, la luz necesaria, para abandonar para siempre, la fiesta pagana de los infelices y elevarse en la nube de la misericordia y de la piedad; piedras angulares que empujan al alma hacia el nivel más alto del cosmos infinito, convirtiéndose en el santo grial de los pecadores y con la sonrisa rota hasta las entrañas, se convirtió en sombras su esencia y los huracanes borraron su presencia de la faz del universo, creando abismos milenarios, reduciendo su pena absoluta a renacer en organismos poco visibles y por lo cuál poco comprendidos por la humanidad. Sin embargo no podía dejar de acechar su naturaleza humana, a las demás partes, insistiendo constantemente en que debía de haber alguna manera de poder lograr el equilibrio en su esencia más pura y así desvanecer de una vez por todas, la satisfacción corrompida de sus otras partes. El faraón estaba cansado de caminar por un sendero poco iluminado, lleno de espinas y de piedras, que no hacían nada fácil, ni agradable este recorrido, pero sabía que no era el único que sufría con esta transformación, todos sin excepción, tienen sus propios sufrimientos y sería un gran error de aquel que dijera que sus sufrimientos excedían por mucho a los de los demás, cosa que es realmente incierta, porque no existe nada que pueda medir el sufrimiento del hombre, sólo aquel que carga sus penas sabe de su sufrimiento. Todo se perdía en el interior y se volvía un pasillo tétrico y apagado, por el que nadie quiere pasar, porque no se ve confiable, ni causa ni aunque sea una pizca de romanticismo, el misterio se disuelve en la memoria como una vieja duda, que por siempre ha intrigado y no se ha sabido como reaccionar ante ella, porque nadie se ha preparado para enfrentarla. Muy seguro estaba el faraón, de que al tener una sola alma, en un solo cuerpo, no garantizaba la felicidad, todos tenían sus propios y diversos problemas que los atormentaban y los agobiaban, nadie estaba libre de tal hecho, aún así, con una vida tormentosa y tan llena de problemas, eso no evitaba que el faraón tuviese sus momentos de mayor esplendor, alegría y dicha, esos momentos que lo hicieron soñar con un mar de felicidad, aun en el ocaso de un agrio desierto, la humedad de la brisa lograba rescatar la vida de miles de flores y de miles de animales, y así cambiar, el rumbo de la existencia, haciéndole creer, que todo era perfecto. Las montañas no se movían en su ayuda, ni caminaban hacia ellos; todos le ayudan a dar los primeros pasos, reforzando su genialidad, ganándose su territorialidad. Conociendo la profundidad del alma, se encontraron pasiones ocultas y deseos oscuros que se elevaban por senderos incoherente y malolientes que petrificaban toda respiración, nada se escapaba, era la gloria en el infierno, con llamas que arden en los corazones sin razón alguna, la luz desaparecía y volvía a aparecer, cada vez mas tenue y desgastada, aún así decidiéndose a continuar la búsqueda de la verdad inalcanzable, cuando todo se derrumba y se destruye. Pero ahora no dejaba de sentirse a cada momento un ser desdichado, que sufría una gran pena en su ahogado pecho, sin poderse deshacer de ella, que lo acompañaba hacia donde el fuese, ni el mayor y mejor espectáculo, lo alejaba de ella, lo traía impregnado en cada poro de su piel y no la podía desgarrar con nada hecho por el hombre, ni el hechizo de la magia más fuerte, ni la magia más poderosa, la podía desprender de su cuerpo; pero a la vez, que el sufría, todo lo que lo rodeaba también sufría; sus bellas doncellas, también sufrían junto con él, porque le amaban; sus dos hermanos menores también sufrían sus desdichas; sus más fieles amigos no lograban evitar la melancolía y todos aquellos que lo conocían, y todos aquellos que no le conocían muy bien, lloraban en su sufrimiento. Pero el viento lo arrancó de la mentira desde la raíz y destruyó toda palabra y pensamiento, de su ser insano, que no merecía el sentimiento abrazador de las personas, pero sin embargo las cosas son así, no se pueden cambiar, es estremecedor, cuando te despojas de todo lo que cargas en tu conciencia y tu cuerpo, para luego desnudar tu alma por completo. Muy pocas personas conocían su secreto, algunos solamente conocían al intelectual, aquel que podía hablar por horas, con gran intensidad sobre diversos temas y que mantenían al público puesta su mirada en él, con gran interés, pero luego se decepcionaban amargamente, cuando conocían al dictador, que de manera brusca y brutal, arremetía sin piedad, argumentando, que el gobierno se estaba volviendo débil y frágil, para sus enemigos o bien cuando conocían al artista, cautivando, a todos con su bella poesía, ejecutada de manera brillante y exponiendo, que el arte, podría tener mas auge, si se le reconocía públicamente; y así, la mayoría, solo conocía alguna faceta del faraón, y cuando descubrían otra, quedaban anonadados y describían al faraón, como un ser con ideas extrañas bajo un velo sorprendente y mágico, lo cual le otorgaba un aire misterioso a su personalidad, lo cual a muchos les fascinaba y a otros tantos les horrorizaba la sola idea de un faraón extravagante y cambiante, con ideas tan poco comunes llegando a veces a ser vagas e incoherentes, y otras veces sabias. La manzana de la discordia, no siempre estuvo presente en la vida del faraón, en mas de alguna ocasión, se hizo presente la comunión entre hombre y almas, apoyándose en esos momentos difíciles o llenando ese vacío, en felicidad; siempre se preguntaba ¿Por qué yo, un hombre tan extraordinario, que cuando toco lo cotidiano lo transformo en especial, cuando toco el bronce, lo convierto en oro? Tengo tan pocos momentos de dicha, cuando todo es mío, cuando no debería de estar preocupado por nada, cuando mis deseos y mis sueños son la realidad; será que acaso todo es un balance universal. Pero más aún, continuando con el viaje de melancolía, que disfraza al rostro con cientos de alegrías, que hacen pasadera, la desgracia verdadera, se entiende que todo es común y corriente, pero la pasión ha desaparecido de la existencia humana, se la habrá robado algún ser supremo y divino que vaga por las calles del placer y se entretiene en los grandes circos, donde las feroces envidias y lujurias, son domadas por el rey de las eternas tinieblas y los cómicos payasos, entretienen a la multitud de perdedores, que solo desean olvidarse de sus penas mas amargas y de sus deudas manchadas del olvido generoso, para así entregarse a la burla del bufón real. Que los pobres y esclavos, tienen poco o nada de riquezas, pero hacen fiesta por cualquier acontecimiento y sus rostros siempre se ven llenos de alegría, llenos de luz; mientras que a mí, ya nada de eso atrae mi atención, en lo mas mínimo o quizás sea, que cuando llegan esos momentos de felicidad a mi dura y larga existencia, sean tan grandes, que opacan por completo a mis pequeñas desdichas cotidianas. Quién fuera el aire para volar lejos de mi tortuosa prisión; quién fuera aquella ave, que con alas de libertad se desliza suavemente sobre el cielo y con esperanza aterriza sobre sus dominios terrenales, siendo feliz simplemente con lo que tienen y con lo que son. Un viejo profeta aclamaba que muy pronto un pequeño y joven parásito habrá de voltear al universo y aún nada ha cambiado, porque la sed de todas las gargantas ni con el fuego de Luzbel, se podrán apagar, pasarán una y otra eternidad y el tiempo se terminará, y sin embargo aquí, todos, seguirán padeciendo del mismo mal, con heridas que no se cauterizan fácilmente, nada ha logrado aliviar el dolor, que se produce en el pecho y en la garganta, mil nudos la entretejen en su telaraña, amarrándola en un suspiro de amarga sinfonía, que mal escrita está. El tiempo se detiene, al cantar las estrellas en el firmamento oscuro y siniestro, pero aun mas poderoso es la fuerza que los une con los astros celestiales, que vinieron antes del tiempo y antes de la nada; protegiendo así su sabiduría; se transportaron lentamente hacia el sendero donde el infinito termina y donde comienza otro nuevo infinito, donde las piedras tienen vida y donde los cometas van escupiendo virtudes. Nunca se sabe hasta donde se puede llegar, cuando nada causa conformidad, cuando lo sencillo se convierte en complejo y lo complejo nace como una vulgar entropía que no le teme a nada ni a nadie, así de patética e inusual se esta convirtiendo la vida; el morbo de los acontecimientos, que hacen que los engranes, sigan moviéndose, en la leyenda de la historia, aun nos tiene confundidos; alguien sin pena ni gloria, en otro tiempo y en otro mundo gritaba a los cuatro vientos -Cuando yo era rey, la gente me alababa y me amaba incondicionalmente, aunque la utopía de mi gobierno estuviera desastrosamente y aberrantemente jodida, aun así, todos amaban a este ser que se vestía con largos y bellos atuendos, y una increíble hermosa corona acomodada en mi sien, estaba adornada por enormes incrustaciones de rubís; y veían en mí, a un ser supremo, que quizás algún día complacería, todos los deseos del pueblo. Es momento de emprender la huída, hacia el misterio y el enigma, hay fuerzas que no comprendo que me empujan hacia mi destino, pero esto no significa que el recorrido de este camino no sea importante, y sin importar el camino que recorra, mi destino será cumplido. Vagaré por el mundo, perdido entre el frío y señalado por el sol, buscaré lo que no he encontrado; hallaré lo que no he buscado y sanaré las heridas de mi alma y para siempre desterraré de mi cuerpo, aquellas almas nauseabundas, que quieren controlar mi vida y me alejan de mi libertad. Los pecados se han convertido en algo cotidiano, una fruta podrida se ha vuelto prohibida y todos están dispuestos a saborearla en los labios, labios en los que germinan pequeños y cilíndricos gusanos, que comerán hasta saciar su voraz apetito y aún así seguirán padeciendo de su inmensa hambre. Hoy parto con la mirada fija en la oscuridad que me enseña la danza de las estrellas. Ayer fuí lo que hoy no soy y mañana solo seré polvo enredado en una flor de loto.
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