Ooooooh!... Qué pequeño! - exclamó emocionado Sirius, al coger entre sus manos a su ahijado. Miraa! Pero si está abriendo los ojos! Y mira cómo me coge del dedo! Qué gracioso!
Sirius se sentó en el mullido sofá, ccon sumo cuidado de no asustar ni hcer daño al bebé, que lo miraba con curiosidad.
James y Lilly lo miraron con ternura, apoyada ella en el pecho de su marido, que estaba sentado en el reposabrazos del sillón donde Lilly descansaba.
Sirius parecía un niño ; con los ojos brillantes y una sonrisa infantil en los labios, besaba la manita del niño, mientras le susurraba en voz baja su nombre, que habían elegido entre los tres.
Haaarryyyy! - aquél era el nombre con el que lo habían bautizado - Haaarryyyy! - seguía susurrando, acariciando la frente del pequeño, con ansias de llevárselo consigo.
Sirius! Se te cae la baba! jijiji... - rió Lilly, contenta por la reacción de su amigo, que se conformó con dirigirle una tímida sonrisa, sin quitar la vista del bebé.
Sabes? Estoy seguro de que hará grandes cosas! - exclamó Sirius, mientras lo acercaba a su pecho, cerrando los ojos.
Lo acunó entre sus brazos, quedándose los dos dormidos al amparo del afable calor del otro.
Lilly y James se miraron con complicidad, agradeciendo aquél pedazo de felicidad.
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