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Dicen que, dependiendo de cómo sea la primera vez, te marcara o no para el futuro. Con estos eventos también puede aplicarse. Pero primero situémonos: Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, mayo del 99. El mundo se acercaba peligrosamente a su final, según presagiaban algunos, debido al temido efecto 2000 mientras que muchos fans de Star Wars no sabían que semanas después pedirían la muerte de Lucas por perpetrar cierta película, cuando un joven vio por televisión un reportaje sobre una especie de convención de comics, videojuegos y rol. Y claro, él tenía que ir a ese sitio.
Caos es la palabra que mejor definiría esa edición del Expofriki. Lo digo, principalmente, por esos pasillos estrechos en los que se aglomeraba gente. Que se paraba un par de frikis a mirar cualquier cosa y por allí no pasaba nadie más. Aunque esto habría que contrastarlo, pues era joven y mi sentido de la perspectiva quizá estuviera equivocado. De hecho, me daba la impresión de que podía utilizar como saco de dormir la bolsa llena de panfletos que daban a la entrada…
Lo más divertido era tener que subir un montón de escaleras (o bajarlas, según el caso) para ir a otras partes del Expofriki, como las exposiciones (había una de Star Wars y... algo del Planeta de los Simios) o los diferentes Stands. Esto, obviamente, era para que los frikis hicieran algo de ejercicio y perdieran peso (los que no fallecieran, claro, que haber quien se pone a subir un montón de escaleras con una mochila llena de comics y diversos objetos).
Aún así, aquel joven que todavía no era un lector compulsivo de héroes con mallas, decidió ir al próximo Expofriki (o Hobbyland, o como narices se llamara). Y vaya si lo hizo. Lastima que no fuera en el mismo lugar, ya que el Palacio de los Deportes no seria el lugar elegido para celebrarlo. El hecho de que unos años después se inmolara el Palacio de los Deportes hizo que el celebrar otro Expofriki allí fuera imposible. Pero quien sabe, quizá el año que viene…
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