Una de las joyas ocultas de los 70 junto a "Picnic en Hanging Rock", "El Legado", "El quimérico inquilino", "The Wicker Man", "Amenaza en la sombra" o "Black Christmas". Una obra arriesgadísima y extrema de Robert Mulligan (conocido de sobra por "Matar a un Ruiseñor" o "Verano del 42" y que ya coqueteó con el cine terrorífico en "La noche de los gigantes") que viaja a las entrañas infantiles. La encarnación del Mal no es algo abstracto o externo, sino que convive en nuestro interior. Bañada de luces naturalistas y con una gran partitura de Jerry Goldsmith. De sobrevalorada nada.
Más o menos interesante aunque estéticamente yerma (o con pequeñas variaciones del habitual ambiente infantil de R. Mulligan...si bien eso no quita que siga siendo yerma...) y para colmo bastante tramposa en su primera mitad (lo que paradójicamente no impide que desde el minuto uno te imagines (acertando) el devenir de todo el argumento...).