Típica peli del último cine europeo exitoso y exportable (que suele ser, huelga decirlo, el peor cine europeo). Muy apropiada para revolver las conciencias de bienintencionadas señoras cuarentonas que vayan al cine por conciencia social (pero a ver una entretenida), con la intención de entender mejor el problema del acoso escolar, para así poder dar la razón o rebatir (mentalmente) a los tertulianos expertos-en-todo tipo Javier Nart. También puede ser bastante útil como muestra del más torticero y atontado cine pedagógico, ideal para poner en escuelas y demás.
La palma se la llevan todas las escenas de vejaciones y padecimientos, más ralentizadas, dramatizadas y exageradas que las persecuciones de una peli de Michael Bay.