«Anything can happen and it probably will» directorio 
DIAL V FOR VENDETTA, EL INICIO (capítulo 1 de 2)

Relatos Dreamers

Evelyn Hays, Evey para los amigos, era una chica joven, cercana a la treintena. Vivía sola en un edificio de apartamentos de Yellow City, una cosmopolita ciudad con un estilo parecido a Nueva York. Evey había nacido en esa ciudad y ahí es donde había conocido al chico con el que estuvo a punto de casarse, tras seis años de relaciones. Pero aquello se truncó, y desde entonces Evey no había tenido ninguna relación sentimental, hasta que conoció a Stephen.Añadir Anotación

Stephen Jones era un abogado de un bufete de mediana categoría. Evey lo había conocido cuando tuvo que ir a contratarlo debido al follón en el que se vio metida en su anterior trabajo, ya que su jefe intentó aprovecharse de ella. Al negarse a sus insinuaciones, lo que hizo él fue acusarla de haberle robado dinero, y Evey tuvo que demostrar su inocencia. Aunque se gastó mucho dinero, Stephen la ayudó a ganar el caso, y a raíz de todo el tiempo que pasaron juntos preparando la defensa, se puede decir que surgió algo más o menos parecido al amor.Añadir Anotación

El problema era que Stephen, al principio, parecía un hombre libre, pero cuando empezaron a salir juntos fue cuando Evey se enteró de que estaba casado, lo que pasa es que la mujer de Stephen estaba en coma, debido a un accidente, y él por eso se había enamorado de Evey, pensando que su esposa no despertaría. Pero su esposa si despertó, y aunque Stephen no quería hacerle daño divorciándose de ella, le dijo a Evey que quería seguir viéndola, y que cuando su mujer se repusiera del todo, le diría de la mejor manera posible que la dejaba. A Evey no le gustaba eso de ser la amante, pero según le decía Stephen, sería sólo durante un tiempo, hasta que se estabilizara la salud de su esposa. Como ella estaba enamorada de Stephen, continuaron con su historia de amor.Añadir Anotación

Evey trabajaba en unas oficinas inmobiliarias del West End, donde se encargaba del departamento de gestión de las compras y ventas de inmuebles. Su sueldo no es que fuera muy alto (al menos en comparación con su anterior trabajo) pero al menos aquí estaba más tranquila. Así que en resumen podía decir que su vida era bastante buena, ya que aunque viviera sola (se veía con Stephen uno o dos días a la semana) tenía una relación sentimental más o menos estable y un puesto de trabajo seguro, además de que el sueldo le permitía vivir independizada de sus padres, ya que la situación en su casa tampoco había sido de las mejores del mundo (su padre nunca había pegado ni a su madre ni a nadie... pero digamos que era un hombre que nunca debió casarse porque no sabía ser padre de familia).Añadir Anotación

Entonces empezó el cambio. Todo arrancó un frío día de invierno, Evey se despertó como cada día para ir a trabajar, se duchó, desayunó y salió de casa para coger el Metro. Justo cuando salía del portal del edificio de apartamentos donde vivía tuvo un escalofrío. Era como un presentimiento, como un sexto sentido, de que algo iba a pasar ese día. Y no precisamente algo bueno.Añadir Anotación

Cuando llegó al trabajo se sorprendió de que el jefe hubiera llegado ya a primerísima hora de la mañana, cuando normalmente se dedicaba a hacer gestiones que lo mantenían fuera del despacho hasta media mañana. Pero la mayor sorpresa fue cuando la llamó a su despacho:

- Srta.Hays, quiero hablar con usted.

- Sí Sr.Wright.

Entre sorprendida y un poco alerta, Evey entró en el despacho del Sr.Wright y cerró tras ella la puerta tal y como le indicó su jefe.

- Srta.Hays, supongo que ya sabe porqué está aquí.

- Me temo que no sé de lo que me habla.

- Srta.Hays, por favor, hemos descubierto su robo.

- ¿CÓMO?

- Por favor, no se haga la sorprendida.

- Disculpe, pero no sé de lo que me está hablando. Yo no se nada de ningún robo.

- Srta.Hays, cuando la contratamos sólo le pedimos referencias de sus últimos trabajos, pero usted nos ocultó que en su anterior empleo fue acusada de realizar un desfalco a la empresa. Lo he tenido que averiguar yo tras descubrir lo que nos ha hecho.

- Un momento Sr.Wright, yo no oculté ese tema, pero como usted comprenderá, no lo voy a ir comentando a los cuatro vientos, porque (sinceramente) no me hace gracia recordarlo, y máxime cuando los tribunales me dieron la razón, ya que lo que sucedió es que mi anterior jefe quiso acostarse conmigo, y ante mi negativa, se inventó toda esa historia para calumniarme.Añadir Anotación

- Pues no sé yo si la justicia acertó o no.

- ¿Qué insinúa? ¿DE QUE ME ESTA ACUSANDO?

- Srta. Hays, hemos descubierto que usted se ha quedado con 10 millones de dólares de los beneficios de la venta del Hotel Courier-Meltdown.

- ¿Pero que dice? YO NO TENGO NI UN CÉNTIMO DE ESE DINERO.

- Por favor, no mienta. Realizando una auditoria hemos visto que ese dinero no está en la cuenta de la empresa, y en cambio hemos visto que se había traspaso a otra cuenta... y tras seguir la pista hemos visto que es la suya. De momento ya hemos denunciado el robo y su cuenta bancaria ha sido cancelada, y por mi parte lo único que le puedo decir es que abandone esta empresa ahora mismo como una persona civilizada, y me ahorraré (y se ahorrará) la vergüenza de tener que salir esposada en manos de la policía.Añadir Anotación

- ¡¡¡ Pero soy inocente ¡!! YO NO TENGO ESE DINERO.

- Adiós, Srta.Hays.

Evey salió llorando del despacho. Aquello no podía ser, ¡era inconcebible! La acusaban del robo de los beneficios de la venta del edificio de un Hotel, gestiones en las cuales ella había participado. Dicha comisión ella sabía perfectamente que la había ingresado en la cuenta de la empresa, pero ahora algo había pasado y la acusaban de que se lo había quedado.Añadir Anotación

¡Ya está, enseguida se le ocurrió!, eso tenía que ser un error informático. Se fue corriendo a ver a James, el encargado del tema:

- James, escúchame, tienes que ayudarme porque el Sr.Wright acaba de decirme algo muy grave y necesito demostrarle que está equivocado.

- Evelyn, me temo que te has metido en ese lío tú sola, o sea que ya verás lo que haces.

- PERO SOY INOCENTE.

- ¿Seguro? -le dijo James, tirándole hacia el lado de la mesa donde estaba ella apoyada una hoja de papel. Evey la cogió, la leyó, y arrugándola en la mano y sollozando dijo:

- ¡Esto no puede ser real! Yo no he realizado estas operaciones bancarias que aquí figuran.

- ¿No? Pues mira –y le giró el monitor de su ordenador para que ella viera en pantalla la misma información que había leído hace un momento en el papel. Era cierto. A través de la página web del Western Bank se veía claramente como de la cuenta bancaria de la empresa se habían traspasado 10 millones de dólares a otra cuenta... cuya numeración Evey enseguida reconoció como la suya propia.Añadir Anotación

Compungida, y ante las miradas frías y acusadoras de sus compañeros de trabajo, Evey abandonó la empresa, pensando que la historia se repetía, y que otra vez tendría que meterse en juicios con este sitio como le había pasado con el anterior donde había trabajado. Pero pensó que si llamaba a Stephen él la ayudaría, como ya le había ayudado en la otra ocasión. Así que sacó el móvil para llamar y marcó su número:Añadir Anotación

- Stephen, soy Evey. Me ha pasado algo horrible, necesito…

- ¿Cómo te atreves a llamar después de lo que has hecho?

A Evey le dio un vuelco el corazón. ¿Qué significaba aquello? ¿Qué pasaba?

- Oye cariño, no sé a que te refieres.

- No te hagas la inocente, ¡POR TU CULPA ESTÁ MUERTA!

- ¿QUIÉN?

- Sarah, mi esposa.

- ¿Qué? ¿Y que ha pasado?

- Eres una maldita zorra, aún tienes narices para hacerte la loca. Leyó tu carta.

- ¿Qué carta? Yo no le he escrito ninguna carta.

- Pues aquí tengo yo una carta donde se detallan cosas bastante íntimas que sólo podíamos saber tú y yo, con lo cual ya me dirás quien lo ha escrito entonces.

- Yo no, te lo juro por Dios.

- Que engañado me has tenido Evelyn. Pero el final de tu carta ya expresa claramente tu opinión.

- Si yo no la he escrito no sé que pone.

Stephen empezó a leer la parte final de la misiva:

- Apreciada Sarah, tras todos los detalles que le cito más arriba de las cosas que yo le hago a su marido y que usted no hace, espero de todo corazón que se muera y deje de estorbarnos a su esposo y a mí.

- ESO NO ES MIO. POR DIOS, TIENES QUE CREERME.

- Hasta nunca Evelyn. Espero que tengas suerte con el siguiente tonto a quien engañes. –y tras decir estas palabras colgó el teléfono.

Evey se echó a llorar desconsoladamente. No podía ser que aquello le estuviera pasando a ella, en menos de dos horas se había quedado sin trabajo, sin dinero y sin novio. ¿Qué más podía pasar? Pero decidió que había que tomárselo con calma, ella sabía que no había robado nada de su empresa ni había mandado ninguna carta acusadora a la pobre (y ahora difunta) Sarah. Sólo necesitaba conseguir las pruebas para demostrar que tenía razón. Se iría a casa y pensaría con calma que hacer a continuación.Añadir Anotación

Apesadumbrada por todo lo que le había pasado durante la mañana, no se percató de la columna de humo que se veía en el horizonte por la zona donde ella vivía. A medida que se acercaba a su casa fue cuando se rompió el hilo de sus pensamientos para volver a la realidad. El edificio donde ella vivía estaba acordonado. En un principio temió que se tratara de la policía. Sabía que tarde o temprano irían a por ella, ya que si el Sr.Wright había cursado la denuncia por el robo, era sólo cuestión de tiempo que dieran con su paradero. Pero se sorprendió de que lo hubieran hecho tan pronto... hasta que se percató de su error. No eran policías, sino bomberos. Se acercó a uno de ellos:Añadir Anotación

- ¿Qué ocurre?

- No se puede pasar señorita, hay un vecino que tiene un lanzallamas y amenaza con quemar todo el edificio con él dentro si no se accede a sus peticiones. Un tal Sanders. Además sospechamos que puede haber un escape de gas provocado por él, lo cual hace primordial que todo el mundo permanezca a una distancia de seguridadAñadir Anotación

Evey se acordó entonces de Tom Sanders, su vecino del piso de abajo. Era un hombre bastante huraño, y pese a que ella había intentado entablar conversación con él en más de una ocasión, nunca había ido la cosa más allá del simple saludo. Aunque vivía solo, parecía arreglárselas bien, aunque su trato era nulo, no sólo con ella sino también con el resto de vecinos de la comunidad. Pero fue Miriam, la vecina del piso de arriba, quien le contó la historia. Parecía ser que Tom había sido agente forestal contra el fuego, y por eso sabía muy bien como funcionaba. Pero se había retirado después de que le diagnosticaran neurosis paranoide. Pese a que estuvo en tratamiento y se rehabilitó, su mujer y sus hijos lo abandonaron, lo cual lo volvió una persona huraña y solitaria. Desde entonces vivía en el mismo edificio de apartamentos de Evey.Añadir Anotación

De repente una voz sonó desde la segunda planta:

- ¡QUIERO QUE VENGAN MI ESPOSA Y MIS HIJOS O VOLARÉ POR LOS AIRES TODO ESTE PUTO EDIFICIO!

Evey se percató en ese momento de que ella había visto a los bomberos (que se estaban encargando de la columna de humo de uno de los incendios provocados por Tom en el edificio) pero no se había percatado de los policías, que ya se estaban preparando como para intentar entrar por la fuerza para acabar con la situación. Efectivamente así era, porque los bomberos fueron desalojados. Tom debió de verlo y actuó.Añadir Anotación

El edificio saltó en pedazos. Evey estaba a cien metros de distancia, pero aún así la onda expansiva la levantó en el aire y la lanzó violentamente al suelo. Cuando pudo levantarse miró hacia donde había estado su casa, pero no quedaba nada. Tom Sanders se había suicidado antes que dejarse atrapar, y por la violencia de la explosión todo hacía pensar que esa había sido su idea inicial, porque había esperado a que el gas estuviera bien esparcido por el edificio para entonces volarlo por los aires.Añadir Anotación

Aquello era horrible, demencial, ilógico, una pesadilla. De repente, en menos de un día se encontraba sin trabajo, sin dinero, sin casa, sin novio... sin nada. Todo lo que tenía era lo que llevaba puesto en ese momento. Evey pensó que la única solución sería ir a casa de sus padres. Pese a que su orgullo le había hecho negarse a ello una y otra vez (no por su madre, bendita mujer donde las hubiera, sino por el desgraciado de su padre) ahora mismo se encontraba sin nada. El problema es que sus padres vivían en Seaheaven, a 1000 kilómetros de distancia.Añadir Anotación

Decidió llamar a su madre para contarle lo que le había pasado, pero debido a la caída tras la explosión de su casa, se dio cuenta de que el móvil no le funcionaba, con lo cual tuvo que ir en busca de una cabina telefónica. Marcó el número y esperó respuesta:

- ¿Sí?

- Mamá, soy Evey.

- Cariño, cuanto tiempo. ¿Cómo estas?

- No tan bien como quisiera. –decidió no decirle de golpe toda su desgracia.- ¿Y tú?

- Tu padre y yo no estamos muy bien tampoco, ya que debido al carácter que tiene le han retirado la pensión, y ahora nos mantenemos sólo con la mía.

- ¿Y porqué se la han retirado?

- Como sabes la pensión la tenía de una fundación privada para la que estuvo trabajando, pero como tu padre siempre ha tenido un carácter tan irascible, no se le ocurrió otra cosa que ir allí para decir que no quería sus limosnas, y que renunciaba a ella.

Evey guardó silencio. En esa situación no podía ir a aprovecharse de su madre, ya que esta bastante tenía teniendo que mantener al imbecil de su padre. Sólo acertó a decir:

- Mamá, tendrías que dejar a papá porque al final acabará contigo, con tu salud, con tu paciencia y con tu vida.

- No te preocupes hija mía. En el fondo no es mal hombre.

- Adiós mamá, ya seguiremos hablando en otro momento. Y no te preocupes. En cuanto pueda te mandaré dinero para ayudarte a ti y a mi padre.

Colgó y empezó otra vez a llorar desconsoladamente. ¿Qué iba a hacer? Esperaba que su madre le echara una mano, pero como iba a atreverse a pedirle ayuda ahora, si apenas tenia para vivir ella. Salió de la cabina telefónica y empezó a andar sin rumbo fijo hasta que se dio cuenta de que se había encaminado a la zona más peligrosa de la ciudad. Y se dio cuenta cuando se le acercó un individuo con muy mal aspecto y le dijo:Añadir Anotación

- Oye, nena, preciosa, ¿quieres pasar un buen rato?

- ¿Qué?

- ¿Cuánto cobras? Estas muy buena y estoy muy cachondo.

- No soy una puta.

- 100 dólares por un servicio completo.

Evey miró con asco a aquel tipo, que pese a todo le estaba mostrando un billete de 100 que podría pasar a sus manos sólo con que ella se acostara con él. ¿Qué hacer? En otras circunstancias habría vomitado sólo con que la hubiera tocado, pero ahora no tenía nada, nada de nada. Si hacía de tripas corazón igual podía hacer un esfuerzo. Probablemente no tardaría mucho y esos 100 dólares le podían ir bien.Añadir Anotación

En ese momento apareció una figura enmascarada que tumbó de un solo golpe al tipo feo que estaba con Evey. Ella se asustó, y el enmascarado se abalanzó sobre ella. Pese a que de su garganta salió un grito, este quedó tapado cuando el enmascarado le puso sobre la cara un trapo con cloroformo que enseguida hizo que todo el mundo alrededor de Evey se volviera negro y que cayera desmayada en los brazos del enmascarado, quien la levantó y se la llevó a través de un oscuro callejón.Añadir Anotación

TO BE CONTINUED...Añadir Anotación


Oscar Ferrer by Dusk

dusk, 2 de Enero de 2006
visitantes
Relato anterior (DIAL V FOR VENDETTA, EL INICIO (capítulo 2 de 2))


Los mini relatos enviados por los ciudadanos dreamers son de "libre expresión", no expresan necesariamente las opiniones de Dreamers, y están sujetos a las mismas reglas que los mensajes en los foros, especificadas en "© Copyright, responsabilidades y condiciones de uso en Dreamers y el Universo Dreamers ®".
Si estás interesado en participar con tus artículos puedes hacerlo desde Ciudadanos Dreamers.
FaceBook Twitter Google Meneame Email


© Copyright DREAMERS NETWORKS SL. Responsabilidades y Condiciones de Uso en el Universo Dreamers ®