A lo lejos podés ver como se va, por una puerta blanca, que lo lleva hacia donde tus recuerdos se hacen más lejanos. Y te culpabilizás de todo lo que pasó, creyendo que no puede ser más que por obra tuya. Sosteniendo que la casualidad no existe. Pero él mira hacia un costado, y revolviendo sus pasos te mira y se extraña. ¿No lo seguís? Te provoca moviendo sus labios, pero no te llama... Quiere que vayas, que desmuestres que estás hundida en él y que no podés salir... Pero vos sos fuerte, y te sostenés.. No te dejerás ir, no lo verás otra vez. Sosteniéndote fuerte e inalterada sobre sus llamaradas de aliento, lo esquivás y te ahogás en tu pasión de soltera. Tus lágrimas son charcos que provocan agujeros, pero no mostrás como se hunde tu alma por entremedio de sus abrazos. Ya no lo querés necesitar, ahora querés ser libre. Ya no querés que sea el fruto de tu existencia, el hilo del que dependés, la comida que saboreás. Querés que sea un extraño, o al menos un conocido más... Ya no hay especialidad en este cuento de fantasías, ya no hay sonrisas en nuestra comedia. Todo terminó. Desde tu risa, hasta tu pasión. Pero el te vuelve a mirar y tu alma se va con él. Tu cuerpo se vacía, y los ves a los dos como se van, sabés que ganó una vez más. Sabés que otra vez sos víctima de su pasión, de tu enamoramiento por la tristeza. Sabés que tu melancolía le alcanzó para sentirse más que vos. Te conoce, sabe hasta tu punto más secreto, y su mirada te cautiva, te vacía y te lleva...
Te lleva con él Ya no sos vos, una vez más:
°
sos él.
*
| |