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El tiempo és impreciso, confuso y, en ocasiones, demasiado largo; ¿ por qué cuesta tanto determinar su condición ?. Nadie coincide, todos tienen su propia opinón, aunque para mí, todo el tiempo fue una bendición.
Me presentaré, me llamo Meredith y tengo 84 años. He tenido una vida larga, plena y feliz. Para mí el tiempo fue una bendición. Tuve un marido maravilloso, que me amó hasta el justo instante antes de su muerte, y me dio dos hijos y una hija increibles. Siempre estuvo a mi lado, y nunca me sentí sola, ni abandonada. Todos me decían lo afortunada que era pero entonces Max, que así se llamaba mi marido, falleció; nadie podía entender por qué seguía pensando que el tiempo era una bendición. Sí, Max había muerto, pero me había dejado lo más importante de su vida a mi cargo, nuestros hijos; para educarlos y cuidarlos, debía ser fuerte y, la verdad, estaba agradecida de poder continuar junto a ellos. Aunque nadie pudiera entenderlo.
Por eso, siempre que mireis hacia atrás sin saber que responder, parad y mirad lo que os haya dado la vida en el tiempo que os ha sido concedido; así sabreis si vuestro tiempo ha sido una bendición o una tortura.
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