Distraídamente, echaba ojo a Ôtani, que entrenaba. Las chicas que se arremolinaban en la entrada pegaban grititos cuando le veían algo más cerca, y gemían de emoción cuando entrenador le era brusco, y él se le enfrentaba sin rechistar.
Aquellas *miradas de adoración* la ponían de los nervios.
" ¡¡Parecen ovejas apelotonadas!! ¿Esque no tienen personalidad? ¡¡¿¿Cómo les puede gustar el retaco??!!" - miles de preguntas rondaban por su cabeza, y cada una era más absurda que la otra.
Pero lo cierto era que ella tambien miraba. De reojo. No entendía lo que aquello quería decir, pero no le daba importancia....
| |