El
Antiguo Egipto
en la
Literatura de H.P. Lovecraft III
Jorge Roberto Ogdon
Ojo
de Horus
§
3. Gatos, gitanos y reyes arcaicos
Aunque muchas
veces se ha mencionado la aparición frecuente de la figura
del gato en los relatos de Lovecraft, (1) no creo
desatinado ofrecer algunos comentarios sobre el espíritu egipcio
que trasuntan en ellos esos peludos animalitos, tan caros a la literatura
fantástica y de horror en general.
Quiero referirme
en especial al cuento The Cats of Ulthar [1920], (2)
porque es en tan temprano producto de su obra en el que se manifiesta
abiertamente esta inspiración "faraónica".
El
gato es misterioso y le son familiares cuestiones
que
el hombre desconoce
Ya en el primer párrafo de ese relato, Lovecraft pone al gato
en relación directa con el antiguo Egipto:
El gato es misterioso y le son familiares
cuestiones que el hombre desconoce. Es el espíritu del antiguo
Egipto y objeto de las historias legendarias de las olvidadas ciudades
de Meroe y Ophir [sic].
Es pariente de los reyes de la selva y depositario de los arcanos
de la remota y espeluznante África. Es primo de la Esfinge
y recuerda lo que ella ha callado.
Como puede
verse a simple vista, el propio Lovecraft resalta que el felino "es
el espíritu del antiguo Egipto"; esto es, lo ve
como un símbolo sincretizador de todo lo que el país
de las pirámides ha transmitido a Occidente desde siempre:
es misterioso y conoce cuestiones que el hombre desconoce,
por ser depositario de los arcanos y primo de la Esfinge.
En una palabra, la imagen del gato es una síntesis de la gran
carga de esoterismo – en su sentido liso y llano – que conlleva
todo lo relativo a la civilización egipcia antigua.
Es
primo de la Esfinge y recuerda lo que ella
ha callado
Luego de introducirnos a la sádica pareja de ancianos asesinos
de gatos que viven la comarca de Ulthar, cuando todavía no
se había impuesto la prohibición de matarlos y los habitantes
se limitaban a llorar sin consuelo o a conformarse por la pérdida
de los mininos sacrificados, (3) el escritor nos
habla sobre el ingreso de "un grupo de excéntricos errabundos
procedentes del sur [de Ulthar]", que por su descripción
son fácil y rápidamente identificables como gitanos;
(4) a saber, "decían la suerte a cambio
de dinero en los mercados". Inmediatamente, Lovecraft señala
que "nadie supo de dónde venían estos vagabundos"
- al igual que ocurre con los gitanos - y agrega que "eran propensos
a orar raras oraciones y que en los lados de sus carromatos tenían
extrañas pinturas que figuraban un cuerpo humano con cabeza
de gato, de halcón, de león o de ternero".
tenían
extrañas pinturas que figuraban un cuerpo
humano
con cabeza de gato, de halcón..
Detengámonos
un momento en estos datos, y confirmaremos que el autor tenía
a los gitanos in mente, como una imagen superviviente de los antiguos
egipcios. De hecho, uno de los orígenes atribuidos vox
populi a los primeros es, precisamente, la tierra del Nilo: existe
entre los gitanos eslavos una antigua tradición que les hace
descendientes de la tropa del faraón, que consiguió
salvarse del desastre del Mar Rojo en el famoso episodio del Éxodo
bíblico. Notemos que la decoración de sus carruajes
está constituida por figuras de cuerpo humano y testa de
animal, tal como los egipcios representaban a muchas de sus deidades,
entre ellas, a todas las que menciona Lovecraft mismo, i.e.,
gato (o gata: la diosa Bastet), halcón (el dios Horus),
león (o leona: las diosas Sejmet y Tefnut, principalmente),
y ternero (o toro/vaca: el dios Apis, las diosas Isis, Hathor,
Nut, entre otras). Nuevamente encontramos aquí otro elemento
que relaciona a esa tribu de "excéntricos errabundos"
con el antiguo Egipto, y, en este caso en particular, con su ars
divinatoria: los cuatro animales citados son casi los mismos que
figuran en el Arcano XXI del Egyptian Tarot de Saint Germain,
(5) en donde se muestran una cabeza humana, otra
de gata/leona, una de buitre – en vez de la del halcón -, y
una de vaca de largos cuernos liriformes.
El Arcano XXI, La Corona de los Magos,
versión del Egyptian Tarot de Saint Germain
Esta última es de capital significación para nosotros:
la vaca así figurada en el Arcano no es sino la Gran Madre
Celestial, Isis-Hathor, que usualmente aparece como una mujer tocada
con una suerte de corona con dos cuernos, con un singular disco
en el medio, que es exactamente el distintivo del "líder
del grupo" de trashumantes que llega a Ulthar, y por eso es que
me limito a transcribir al propio Lovecraft para describir el tocado
de la diosa egipcia. Tarot y diosas madres bovinas y celestiales,
toda una simbología patente del antiguo Egipto en sus aspectos
más arcanos, cuyos secretos permanecen vivos en sus
peregrinos nómades, magistralmente velada por la mano del maestro
de Providence.
tenía
una suerte de corona con dos cuernos,
con un singular disco en el medio
El argumento
nos presenta, a continuación, al pequeño Menes,
nombre sobre el que he tenido ocasión de hablar superficialmente.
(6)
Me permito
una pequeña disgregación aquí, a fin de subrayar
la insistencia con que Lovecraft ha recurrido a datos acerca del fundador
de la Primera Dinastía faraónica: el nombre propio del
rey Hor-Nârmer, con quien se suele identificar a Menes entre
los historiadores, (7) está compuesto por
dos términos: nâr, "el (pez-)siluro",
y mr, "estar furioso", y se interpreta como "El
Siluro Furioso", aludiendo a su carácter de guerrero victorioso
y conquistador del Bajo Egipto o Delta del Nilo. (8)
Lo llamativo
es la imagen jeroglífica que representa la primera palabra,
nâr, la cual, me permito la opinión, es absolutamente
"lovecraftiana", como se ve en la figura adjunta: ese rostro
tentacular es una buena fuente de inspiración "cthulhudiana".
El
nombre propio de Hor-Nârmer, se escribe con el logograma
del pez-siluro, que tiene rostro "cthulhudiano"
Volviendo al relato, Menes es propietario de un "gatito negro"
que, por supuesto, desaparece una noche, supuestamente a manos de
los vejetes malditos. Enterado del odioso hábito criminal del
matrimonio, el niño:
Escuchando
todo eso, su llanto cesó para dar lugar a la meditación
y luego a una plegaria. Expandió sus brazos en dirección
al sol y oró en un idioma que los aldeanos no comprendieron,
ciertamente no se esforzaron mucho por entender, ya que su atención
estaba puesta en el cielo y en los extraños formatos que adoptaban
las nubes. Parecía muy raro, pero apenas el niño culminó
su oración en lo alto se formaron figuras sombrías de
unos seres estrafalarios, criaturas multiformes con una corona de
dos cuernos, con un disco en el medio. La Naturaleza abunda en este
tipo de quimeras, para quienes son demasiado imaginativos.
El acto de "expandir los brazos en dirección al sol"
es asimilable a la clásica actitud de adoración a los
dioses que se encuentran por centenares en representaciones de templos
y tumbas de Egipto. Es un gesto de salutación y adoración,
simultáneamente, e iba acompañado de rezos y letanías
de los más variados contenidos y formas, de acuerdo a la divinidad
así honrada y los requerimientos de su culto en particular.
Escena
de adoración del dios solar Jopri, Museo Arqueológico
de Florencia, inv. 2535, Reino Nuevo, Tebas Occidental
Los Himnos
al dios solar Ra en el Libro de los Muertos suelen acompañarse
de viñetas que ilustran al difunto en tal postura. (9)
Notemos que Lovecraft vuelve a destacar otra vez la asociación
"celestial" que tienen las espeluznantes figuras "multiformes",
"con una corona de dos cuernos, con un disco en el medio".
Si bien el disco que aparece entre los cuernos del tocado de la diosa
Isis-Hathor puede inducir a pensar en la Luna, debo advertir que su
color rojo permite asociarle al Sol, tal como lo corrobora la evidencia
disponible. (10)
En
este sentido, no es casual que las oraciones de Menes las eleve al
astro diurno, ya que en otro pasaje del texto, luego de que la tribu
del niño hubiera partido de Ulthar, todos los gatos del pueblo
se comportan de manera muy curiosa:
De todas maneras, nadie osó acusar
al deleznable matrimonio, ni siquiera cuando el hijo del posadero,
el pequeño Atal, aseguró haber visto a todos los gatos
en aquel patio siniestro [de
los ancianos] deslizándose lenta y ceremoniosamente, formando
un círculo doble alrededor de la casucha, como si llevaran
a cabo un rito desconocido.
Si tenemos
presente que los egipcios simbolizaban al sol como un círculo
con un punto en el centro (o, lo que es lo mismo, un doble
círculo), no podemos sino ver en este comportamiento exótico
de los gatos una manera por la cual Lovecraft intentó conectar
la plegaria de Menes con las acciones de los felinos, las cuales,
en última instancia, volverían realidad sus ruegos
al dios solar. Y creo que este es un tema muy importante respecto
de la "moraleja" que el escritor quiso transmitir, más
allá de su amor entrañable por los gatos, al momento
de escribir The Cats of Ulthar. No me cabe ninguna duda de
que Lovecraft conocía perfectamente el alto valor sagrado que
los egipcios adscribían a aquellos, en su carácter de
aspecto protector contra el Caos. En efecto, para los egiptólogos
es muy conocida la representación de un felino decapitando
a una serpiente junto a una persea, que es bastante común en
las ilustraciones del Libro de los Muertos del Reino Nuevo
(circa siglo XVI a.C.). Estas figuraciones muestran al dios
solar, principalmente fungiendo el papel de demiurgo o creador del
Universo, en el momento de decapitar a la sierpe Âpep (o Apophis
en griego), una representante de las fuerzas del Caos y el Desorden.
(11)
El
gato verdugo decapita a la serpiente del Caos,
Papiro
de Any, Museo Británico de Londres, inv. 10470,
Reino
Nuevo, Tebas Occidental
Es interesante
notar que, en las pinturas de las tumbas nobiliarias, el mismo motivo
fuera representado a través de la actividad depredadora del
felino en escenas de caza y pesca en las marismas del Delta del Nilo:
esa región, que permaneció inculta en amplias zonas
hasta bien entrada la historia egipcia, fue un símbolo del
"Mundo al revés", del "Universo en Caos",
y, por lo tanto, aquellas decoraciones mostraban, por vía simbólica,
el triunfo del cazador-pescador sobre las potencias incontroladas
del Mundo. (12) No pienso que la aparición
del gato cazador en estos contextos sea mera casualidad, sino, más
bien, un dato clave para interpretar el mensaje subyacente.
Detalle
de una escena de caza y pesca:
el
gato atrapando ánades, Tumba de Nebamón,
Reino
Nuevo, Tebas Occidental
Existen textos
rituales que confirman esta postura, y ya que el tema del gato verdugo
y el del gato depredador ha sido conocido desde hace bastante tiempo,
muy bien pudo Lovecraft inspirarse en estos motivos egipcios, para
ofrecernos un cuento bastante siniestro pero, al fin, esperanzador;
después de todo, los ancianos malditos – aquí personificaciones
del Caos, nótense las menciones a sus costumbres asquerosas
– tuvieron su merecido y los gatos maullaron felices: "Todos
volvieron voluminosos y relucientes, dando singulares ronroneos de
placer".
-
-
(2)
H.P.
Lovecraft, Dagón y otros cuentos (Buenos Aires:
Need Ediciones, 1998), pp. 7-15. Traducción de Mauro Cencini.
-
(3)
Me
pregunto aquí si Lovecraft no debió conocer el relato
de Heródoto de Halicarnaso acerca de las costumbres egipcias
sobre los gatos, y, especialmente, sus hábitos de luto
correspondientes; ver C. Schrader, Heródoto. Historia.
El antiguo Egipto. Traducción y Notas; col. Los Clásicos
de Grecia y Roma, vol. 41 (Buenos Aires-Madrid: Planeta-D`Agostini,
1996), pp. 98 y ss. (§ 65 y ss.).
-
(4)
Recordemos
que el término gitano deriva del inglés gipsy
< Egyptian, el cual, a su vez, engarza con la voz egipciano,
egipcíaco, i.e., el natural o nativo de Egipto, que
actualmente, en español, es un arcaísmo.
-
(5)
Saint
Germain, El Tarot egipcio (Buenos Aires: C.S. Ediciones,
1994), pp- 96-7.
-
(6)
Ver
esta misma nota, §§ 1 y 2.
-
(7)
La
identidad ha sido confirmada definitivamente por el hallazgo realizado
por el Dr. G. Dreyer en el cementerio arcaico de Abidos (llamado
Umm el-Gaab, "La madre de los cascajos"), de dos cilindro-sellos
que consignan la sucesión de monarcas de la Primera Dinastía,
en los que Hor-Nârmer encabeza la lista; cf. i.a., J. Cervelló
Autuori, Nârmer, Menes y los sellos de Abido, resumen
de "VIII Congreso Internacional de Egiptólogos. Participación
española" en Revista de Arqueología año
XXI, n° 231 (Madrid, s.f.: Ediciones Zugarto), pp. 58-9.
-
(8)
El
panorama del proceso de unificación del Alto y Bajo Egipto
y de las dos primeras dinastías es todavía muy complejo;
ver, en general, C. Aldred, Los egipcios˛ (Barcelona:
Ed. Aymá, 1979), pp. 68 y ss.; B.J. Kemp, El antiguo
Egipto. Anatomía de una civilización (Barcelona:
Ed. Crítica, 1992), pp. 43 y ss.; A. Pérez Largacha,
Egipto en la época de las pirámides (Madrid:
Alianza Ed., 1998), pp. 36 y ss.
-
(9)
P.ej.,
ver B. de Rachewiltz, El Libro de los Muertos de los antiguos
egipcios. Papiro de Turín (Buenos Aires: Ediciones
Destino, 1993), selección de láminas frente
a la p. 41.
-
(10)
Ver
mi nota "Studies in Ancient Egyptian Magical Thought, II.
The Eye of Re‘" en Discussions in Egyptology 2 (Oxford:
DE Publications, 1985), pp. 37 y ss.
-
(11)
Cf.
M. Oldfield Howey, El gato en la mitología, la religión
y la magia (Barcelona: Edicomunicación, 1991), pp.
31 y ss.
-
(12)
P.ej.,
hay textos pertenecientes a los ceremoniales de la Liturgia de
Ofrendas, que refieren a las "aves" que son decapitadas
y ofrendadas para garantizar la inoperancia de las fuerzas caóticas
y ominosas en contra del difunto.
Anticuario
H.P. Lovecraft
|